Lado B
Recomendaciones para hablar del VIH en medios de comunicación
Por Lado B @ladobemx
06 de septiembre, 2020
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Tonalli Pérez | @OVIGEM

Como saben, una de las tareas del Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM) es ofrecer herramientas para que las coberturas periodísticas incorporen la perspectiva de género y de derechos humanos y, evitar así el uso de expresiones discriminatorias o la reproducción estereotipos o prejuicios. En esta ocasión, les compartimos unas recomendaciones muy puntuales para hablar sobre el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Hace un par de días nos compartieron la nota de un medio local referente a datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de VIH, resaltando el uso incorrecto de algunos términos, por ejemplo, utilizar como sinónimos VIH y sida, considerar la seropositividad como una enfermedad y, también el uso de expresiones estigmatizantes como enfermos de sida.

De acuerdo con información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el estigma del VIH se refiere a actitudes y creencias negativas sobre las personas que viven con este virus, ya que se les identifica como parte de un grupo considerado socialmente inaceptable. Este estigma tiene su raíz en el miedo a adquirir el VIH. Justamente, una forma de contribuir a erradicar este estigma es corregir la forma en la que se habla del VIH y de las personas que viven con este virus.

Los propios CDC elaboraron una Guía de lenguaje antiestigma. De manera muy práctica, se sugiere el uso de términos y palabras que promueven la información correcta acerca del VIH y que evitan la estigmatización, explicándonos, además, por qué es importante modificar nuestro lenguaje. Por ejemplo, utilizar palabras como víctimas, sufrientes, contaminados o enfermos, puede dar a entender que las personas con VIH no tienen poder o control sobre sus vidas y las definen de forma negativa por su condición; es preferible referirnos a ellas como: personas viviendo con VIH o personas que viven con VIH.

La guía también nos explica por qué no utilizar la palabra sida (Sida o SIDA) para referirse al virus: el sida (o sea, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es un conjunto de condiciones que ocurre cuando el sistema inmune de una persona se ha debilitado por la infección del VIH.

En este punto, cabe hacer mención que algunas guías para periodistas y otros profesionistas de la comunicación, recomiendan el uso de minúsculas para escribir las siglas del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. De hecho, la Real Academia Española admitió en 1992 el uso de las siglas SIDA como sustantivo común y, por lo tanto, su escritura con minúsculas.

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Aunque, es común encontrar todavía el uso de mayúsculas para referirse a este síndrome, como en las Recomendaciones de la UNESCO sobre la terminología y la redacción del material relativo al VIH y al SIDA, un documento que nos recuerda la importancia de utilizar un lenguaje desprovisto de prejuicios por razones de sexo, no discriminatorio, adaptado a cada cultura y que fomente los derechos humanos. (Nota: al leer, pongan atención al orden de las páginas en la parte inferior).

Una de las observaciones que se hacen es el uso extendido y aceptado de la expresión VIH/SIDA, en este sentido, se recomienda utilizar uno u otro término, pero no ambos, ya que son cosas distintas, y también nos explica por qué: “El SIDA es un conjunto de síntomas (un síndrome) que sobreviene cuando la infección por el VIH ha minado gravemente el sistema inmunitario de una persona. Alguien infectado por el VIH tendrá anticuerpos contra el virus, pero quizá no presente ninguna de las enfermedades que constituyen el SIDA.”

Otra observación importante que se hace en el documento es que “todas las personas que viven con el SIDA viven también con el VIH, pero no todas las personas que viven con VIH viven con el SIDA”, por lo que se recomienda utilizar expresiones como: personas que viven con el VIH o personas con VIH.

Por su parte, la Red de Comunicadores para el abordaje del VIH elaboró la Guía para el abordaje del VIH en los medios de comunicación, de donde retomamos el uso problemático del término seropositivo: “es una palabra compuesta y epidemiológica, ya que ‘sero’ proviene del latín ‘serum’ que significa ‘suero’, o sea la parte que se extrae de la sangre para la realización de análisis de anticuerpos; y ‘positivo’, término que hace referencia al resultado de la prueba.”

Es decir, seropositivo se refiere al resultado de la prueba, no a la persona. El término recomendado para referirse a las personas que han obtenido un resultado positivo a la presencia de anticuerpos contra el VIH es -también-: persona con VIH. Por lo tanto, en este mismo punto, recomendamos no referirse a la seropositividad como una enfermedad.

En esta guía también se hace énfasis en el uso recomendado sólo del término VIH -en lugar de VIH/SIDA o SIDA-, como una forma de contribuir a enfocarse en la prevención y el diagnóstico temprano: “El VIH es lo que provoca la infección y se puede vivir muchos años con la infección. El sida es una palabra indecisa, su definición varía de un país a otro y ha cambiado muchas veces desde el inicio de la epidemia.”

Finalmente, hacemos referencia al documento Cómo comunicar sobre VIH y sida. Guía de recomendaciones y fuentes de consulta, del Ministerio de Salud de Argentina que, además, tiene recomendaciones específicas para redes sociales y medios audiovisuales. Una de sus recomendaciones para la cobertura es utilizar el término transmisión en lugar de contagio, ya que el VIH requiere un medio o vía específica para pasar de una persona a otra y pierde rápidamente la capacidad de replicarse fuera del cuerpo humano, es decir, no se contagia, se transmite.

En este aspecto, es importante informar acerca de los modos o vías de transmisión del VIH, ya que no sólo persisten algunos mitos (como la transmisión por picaduras de insectos, compartir alimentos, bebidas o el inodoro, a través de la saliva, el sudor o las lágrimas, entre otros) sino que suele estigmatizarse a las personas al utilizar términos como grupos de riesgo, en lugar de referirse a las prácticas de riesgo.

Un ejemplo que menciona esta guía es que, al referirse como víctimas inocentes a las personas que adquirieron el VIH en situaciones ligadas a las prácticas médicas, se implica que las personas infectadas por otras vías, especialmente la sexual, son culpables de esa situación.

Para evitar estigmatizar a las personas con VIH al utilizar expresiones como: “personas que adquirieron esta enfermedad de transmisión sexual”, e informar correctamente sobre las vías de transmisión del VIH y los factores de riesgo, pueden consultarse diversas fuentes como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, los CDC y el Censida, entre otras. 

Es muy importante entrevistar a integrantes de grupos, colectivos y organizaciones de la sociedad civil, además de ser una fuente confiable de información, contribuye a abordar el tema desde una perspectiva de derechos humanos y no sólo desde la perspectiva médica o epidemiológica.

 

*Foto de portada: @UNAIDS | Twitter

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