Por qué las mujeres seguimos sintiendo la obligación o necesidad de demostrar que somos buenas en lo que hacemos y, sobre todo, que somos mejores o que podemos hacerlo tan bien como nuestros pares varones. ¿Qué es esto, 1980?
Y no me refiero al esfuerzo natural que hace cualquier persona por llevar a cabo su trabajo de manera eficiente e impecable, me refiero a ese esfuerzo extra que además se suma a cuidar un montón de detalles para no mandar las señales equivocadas, que no crean que somos histéricas o mandonas, que no nos vean como una amenaza, que no parezca que estamos coqueteando.
Joder, qué desgaste. Y pasa en todos los ámbitos, por qué no. Y le pasa en pleno 2020 a mujeres saxofonistas porque se atrevieron a elegir un instrumento “muy grande”, y además a tener una vida, a ser madres, a ser talentosas. No, ¡pues qué descaro! -.-
Lo cierto es que solo en el 30% de la industria de la música hay mujeres involucradas, de acuerdo con un reporte de la ONU de 2019. “Como en otros instrumentos la mujer siempre está en un segundo plano; es evidente que una mujer tiene que demostrar que sabe más que un hombre”, dice Sofía Zumbado Castro, maestra en Saxofón clásico, quien está acostumbrada a recibir halagos del tipo: “tú tocas como un hombre”.
La historia completa de discriminación, invisibilización, acoso y resiliencia de mujeres saxofonistas la cuenta Sam Nolascoaquí.
Y claro, como las mujeres no sabemos lo que queremos, siempre se duda de todas nuestras decisiones, incluyendo nuestra orientación sexual. “Sí estoy muy harta de que se me diga que soy una lesbiana o una heterosexual confundida, que es una fase, o que si tengo una relación heterosexual nunca he sido bisexual”, dice la socióloga bisexual Iliana de Jesús.
Si ya de por sí las mujeres son invisibles dentro del colectivo de la diversidad sexual, identificarse como mujer bisexual aumenta esta invisibiliad, prueba de ello es que durante el Mes del Orgullo, los eventos generalmente se dirigen a hombres homosexuales, dejando de lado a las mujeres lesbianas, personas bisexuales, trans e intersexuales.
Con ella y otras mujeres bisexuales habló Dafne García, a propósito del mes de la visibilidad bisexual, aquí pueden leer su nota.
Camila Fernanda, de 16 años, no sabía por qué la rechazaban sus compañeras y compañeros en la escuela, hasta que su prima le contó que circulaba una foto de ella desnuda, que supuestamente le había enviado a un ex novio, pero Camila no tenía ningún ex novio, ni celular.
Cuando presentó la queja a la directora, esta no le creyó, pero con el apoyo de su papá y su mamá logró que sus palabras tuvieran el valor suficiente en una sociedad machista.
Y aunque a Camila le da miedo salir a la calle porque teme no regresar, reconoce que las mujeres “ya no somos víctimas del opresor, se acabaron esos días, me da mucho gusto ver a las mujeres marchando, las mujeres que tomaron la CNDH de la Ciudad de México, y puedo decir que ellas sí me representan”.
La historia de cómo Camila enfrentó la situación y las conclusiones que saca de todo aquello las cuenta Perimetral.
Por desgracia el miedo de Camila es un miedo real, como dan cuenta las cifras de homicidios de mujeres en México durante 2019, publicadas por Animal Político.
Se trata de más 4 mil casos, que convierten al 2019 en el año con más asesinatos de mujeres en México desde que se tiene registro, según las estadísticas preliminares de los homicidios a nivel nacional del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Y no perdamos de vista que en lo que va del 2020 las cifras de violencia contra las mujeres han aumentado, en buena parte como consecuencia de la pandemia; habrá que esperar como termina este año de por sí fatal.
Antes de irme, les recuerdo que el lunes 28 de septiembre la Campaña por el Aborto Legal en Puebla está convocando a un Perreo Abortista, afuera del Congreso estatal.
