Lado B
8 años de lucha para visibilizar la bisexualidad en Puebla
Les activistas locales Alba Méndez, Karen Morales y Jonás Aspeitia, cuentan los retos de la comunidad bisexual para visibilizarse y generar espacios seguros.
Por Dafne García @DafneBetsabe2
29 de septiembre, 2020
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Jonás Aspeitia estaba en la plancha del zócalo sosteniendo un cartel que decía: “23 de septiembre, Día por la visibilidad bisexual”, ante la mirada curiosa de los transeuntes. Era 2012 y él era el único ahí, por primera vez en Puebla, en una acción para visibilizar esta orientación sexual. 

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Si bien el movimiento LGBTTTI en Puebla lleva más de 30 años de historia, y la primera marcha del colectivo se realizó en marzo del 2002, fue hasta 2012 que se empezó a hablar de bisexualidad en el estado. En aquel año, Jonás Aspeitia cuestionó la falta de visibilidad de la bisexualidad: “Lo que planteaba era que no había representatividad, ni siquiera en las marchas” menciona el activista.

Estas primeras experiencias detonaron, en años posteriores, el surgimiento de colectivas e incluso un primer intento para hacer una agenda política con necesidades especificas de la comunidad bisexual. Y aunque la agenda aún no está del todo aterrizada, estos esfuerzos han contribuido a generar redes de apoyo, visibilizar esta orientación sexual y combatir los mitos a su alrededor.

El camino para incidir en la sociedad, e incluso en el mismo colectivo LGBTTTI, no ha sido fácil. De acuerdo con las y los activistas, entre los principales obstáculos para el movimiento están la persistencia de prejuicios y discriminación hacia las personas bisexuales, así como la imposibilidad de dar continuidad a las colectivas y espacios que van surgiendo.

El trabajo de les activistas los primeros años

Tras reflexionar acerca de la necesidad de hablar de la bisexualidad en Puebla, Jonás Aspeitia cuenta que una sus primeras acciones fue formar el grupo de Facebook “Chavos y chavas bisexuales en Puebla”, en el marco de la visibilidad de las bisexualidades en 2012.

“La idea era invitar a personas que se reconocieran bisexuales, estuve preguntándole a amistades [si tenían compañeres bi]. Y así se volvió como una labor de hormiga, de ‘pregúntale a tu amigo, a tu ex, a tu amiga’; surgieron ahí como unos 20 [integrantes]”, menciona Aspeitia.

En ese primer momento se generaron algunas reuniones que incluían dinámicas de integración y se hablaba sobre bisexualidad en general, y aunque al grupo sí llegaron personas que se asumían como bisexuales, curiosamente la mayoría de quienes acudían eran hombres homosexuales o mujeres lesbianas. 

“Ante la necesidad de un espacio en [donde] muchos [de los] jóvenes [que acudían] no tenían la certeza de si podían o no ser bisexuales, dije: bueno, vamos a trabajar aquí, desde visibilizar el respeto hacia las personas que son bisexuales”, explica Jonás.

Entonces, el nombre del grupo cambió a Chavos y chavas en la diversidad y para 2013 ya había más personas dentro y hacían reuniones mensuales.

Más adelante, algo similar ocurrió con otros grupos que no estaban conformados exclusivamente por personas bisexuales, pero sí tenían una necesidad de colectividad. En otras ocasiones, el obstáculo fue que, a pesar de querer generar diálogos sobre la bisexualidad como orientación sexual, no necesariamente existía la intención de politizar su discurso o sus acciones. 

Visibilidad, el mayor obstáculo para la politización

Colectivo Chavos en la diversidad / Foto: Chavos en la Diversidad | Facebook

Un primer intento de realizar una agenda política de la comunidad bisexual se dio hace dos años, en 2018, cuando el Comité Orgullo Puebla convocó a una reunión para que cada grupo de la diversidad sexual propusiera una agenda política para trabajarla. 

En ese entonces no había ningún colectivo bisexual activo, por lo que algunas de las mujeres bisexuales que asistieron comenzaron a reunirse para crear la agenda. 

“Cuando convocamos a una reunión de Bisexualas llegaron morras que no necesariamente estaban en el camino de politizar su identidad, entonces proponer una agenda política con estas chicas no se logró”, explica Karen Morales cofundadora de la Colectiva Bisexualas, en entrevista para LADO B.

Morales contó que aunque la agenda no se presentó, fue clara la necesidad de que existieran grupos de acompañamiento, de diálogo, de contención incluso, y que, a la larga, podrían convertirse en procesos para politizar la bisexualidad como identidad. 

En ese sentido, y a raíz de estas reuniones, nació lo que poco después sería la Colectiva Bisexualas.

Morales considera que uno de los obstáculos más grandes para politizar la bisexualidad es, por ejemplo, el estar constantemente defendiendo la existencia de su orientación sexual, incluso en grupos de diversidad sexual donde se hacen comentarios bifóbicos y discriminatorios.

En este sentido, Alba Méndez, también activista bisexual, coincide con Morales respecto a la necesidad de que se reconozca la identidad bisexual: “para mí, una de las cosas que repercute en estas violencias especificas a personas bisexuales, es que se nos niega la identidad.

Cabe destacar que, mientras Mujeres Lesbiviendo (colectiva de mujeres lesbianas y bisexuales que nació en 2014 y de la cual Méndez formaba parte) estuvo activa, se realizó un diagnóstico comunitario participativo entre mujeres lesbianas y bisexuales. Entre otras cosas, este estudio reveló que había mucha bifobia por parte de mujeres lesbianas a mujeres bisexuales. 

“Había una dificultad grande para que las mujeres bisexuales asumieran su bisexualidad, en una onda que no fuera privada”. Pues a pesar de aceptar su sexualidad, la mayoría de las veces optaban por decir que eran lesbianas, o no decían nada, para no ser discriminadas, agrega Méndez.

La agenda bisexual

Para Karen Morales, si se quiere hablar de una agenda política de la bisexualidad (en este caso de mujeres bisexuales), entre las primeras necesidades estaría la salud sexual. 

“El asunto de relacionarse con ambos sexos [implica] doble desinformación, porque sabemos que de pronto la información existe para la población heterosexual, pero es muy mala” dice Morales, y agrega que, por otra parte, el tema de la salud sexual en relaciones sexuales entre mujeres también tiene carencias importantes desde la perspectiva de las instituciones del estado. 

Asimismo, considera que esta agenda tendría que incluir la erradicación de la idea binaria de las orientaciones sexuales, es decir, de pensar que sólo se puede ser heterosexual u homosexual o lesbiana y lo que lo refuerza, como la discriminación e invalidación por parte del mismo colectivo LGBTTTI. 

“Algo muy común entre las historias de las bisexualas es que el auto descubrimiento de la identidad es todavía más largo por [la dificultad de] entender que no necesariamente tienes que elegir de un lado, entonces también [se propone] sensibilizar a la población LGBTTTI sobre que [la bisexualidad] es una identidad válida”.

En esa misma línea, Alba Méndez considera que otro tema importante a considerar dentro de una agenda política es la prevención de la violencia de pareja. “Porque hay estadísticas mundiales que indican que, particularmente, las mujeres bisexuales vivimos mucha más violencia, sin importar el género de la pareja con la que nos relacionemos”.

Por ejemplo, de acuerdo con un estudio realizado por el departamento de salud de Estados Unidos en 2015, se encontró que el 61 por ciento de las mujeres bisexuales habían sido víctimas de violencia de pareja, en contraste, este porcentaje disminuye a 44 por ciento cuando se trata de mujeres lesbianas, y a 31 por ciento si son heterosexuales.

Una de las explicaciones de por qué sucede esto, es la existencia de factores de riesgo específicos en las mujeres bisexuales que las hacen vulnerables. En un estudio realizado en 2017, por investigadoras de Lehigh University, en Estados Unidos, se identifica que uno de esos factores es el estereotipo hipersexualizado de que las mujeres bisexuales buscan sexo, o son promiscuas, lo que las hace el blanco de agresiones y acoso. 

Por otro lado, Karen señala que, si bien no hay una agenda política sobre la que se trabaje activamente, y tampoco hay tantos colectivos comparado con la cantidad de otras diversidades sexuales, la creación de páginas y grupos de Facebook son muy importantes.

“Está chido saber que existe esa identidad que tú tienes, que no estás loca o que no tienes que ocultarlo dentro de los espacios que ya tendrían que ser seguros; es algo que ha sido bien necesario”.

Además, gracias a esas redes de apoyo que se van formando, cuando alguien en un grupo está sufriendo discriminación, las demás chicas la apoyan. Estas iniciativas, pues, fortalecen las acciones individuales y entre los grupos que van naciendo, señala la activista.

Alba Méndez, por su parte, también ha encontrado redes y formas de articular activismo fuera del estado, ya que actualmente colabora en el proyecto Bi triada, con Ru Romero de la colectiva Bivencia Bisexuala y Abril Violeta de Bifanzine Colectivo, quienes trabajan temas de bisexualidad en el norte del país. 

Bi triada busca ser un videoblog en donde se hable de temas de bisexualas y feminismos, en un formato amigable. Su objetivo es politizar y dar difusión a información respecto a la bisexualidad.

Un breve recorrido por la historia de la organización de los grupos bi en Puebla

Colectivo Vida Plena / Foto: Vida Plena Puebla | Facebook

Alba Méndez recuerda que, en 2014, era difícil conocer a más personas que se identificaran como bisexuales –ella misma no lo hacía aún–, hasta que coincidió en una capacitación organizada por AVE de México con otras tres activistas de Puebla; una de ellas, bisexual.

La capacitación, que consistió en trabajar sobre la salud sexual de mujeres lesbianas y bisexuales, inspiró a las chicas a replicar algunos de los talleres en pro de la salud sexual de las mujeres en Puebla. Así surgió la idea de armar un grupo y seguir con esta actividad y otras más.

El grupo se llamó Mujeres Lesbiviendo y estuvo activo un par de años, hasta que las rupturas entre sus integrantes derivó en que también el grupo se disolviera. Actualmente, su página de Facebook aún funciona como medio para dar información sobre temas en torno a la bisexualidad. 

En 2015, nació el colectivo Bisibles, conformada por Alba Méndez, Jonás Aspeitia, Beto Ballesvid y Abril Romero. 

“Entonces empezamos a politizarnos un poquito más. Como ya era un grupo exclusivo para trabajar temas de bisexualidades empezamos a leer, a formarnos”, menciona Méndez. 

Para este colectivo era importante nombrar la bisexualidad y poner el tema sobre la mesa,  lo cual fue complicado porque todavía no había mucha apertura para hacerlo. 

Bisibles dejó de funcionar como colectivo después de un par de años, cuando cada integrante se dedicó a sus proyectos personales, dejando, de nuevo, sólo la página de Facebook, que recientemente Méndez ha buscado reactivar con la colaboración de otros grupos de mujeres bisexuales. 

Uno de los espacios que ha dado apertura a hablar de bisexualidad de manera específica es la asociación civil Vida Plena, que a partir de 2016 adaptó un par de sesiones sobre bisexualidad para su Escuela de derechos humanos y diversidad sexual.

*Foto de portada: Colectivo Bisexualas | Facebook 

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Autor Lado B
Dafne García
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