Les voy a explicar. Los medios de comunicación somos -la mayoría- señores con gustos caros, por eso tenemos autos de lujo, vamos a restaurantes caros y vivimos en fraccionamientos con puertas de hierro y vigilantes en la entrada, somos amigos de los diputados, algunos hasta diputados somos, y nacimos con habilidad para el bisne.

Y como tener un medio es un buen bisne, pues ahí estamos. No invertimos en profesionalizar al personal porque no es una prioridad en nuestro FODA, pero siempre acudimos a los llamados del señor gobernador cuando nos han dado pláticas sobre violencia de género: ahí nos encontramos directores, algunos jefes de información y hasta locutores famosos, son charlas ligeras de un par de horas, aunque la verdad vamos para no despreciar al gobernador porque en realidad no nos hace falta: nosotros no somos machistas porque tenemos hijas. 

Por supuesto que sí lamentamos cuando ocurre un feminicidio porque son crímenes despreciables, pero la sociedad tiene derecho a saber hasta el más mínimo detalle del crimen y de la muchacha, por ejemplo, si andaba fuera de casa, ¿por qué? Para prevenir. Por eso nuestras hijas nunca salen solas. Sus choferes las llevan y las traen. Y no andan de novias con cualquiera, porque también ha habido casos de muchachas que desaparecen y más bien se van con el novio. Eso dicen la Fiscalía y el gobernador, y nosotros, los señores de los medios no podemos no creerle a las autoridades. ¿Por qué? Porque son las autoridades. 

Y nosotros, los señores empresarios de los medios, entendemos a las mamás de las muchachas asesinadas, están enojadas y marchan, pero también creemos que nada se gana con violencia, ¿por qué incendiar una patrulla si se compró con el dinero de todos, de nuestros impuestos? Eso no es justo, no está bien, para eso hay instancias, sí hay que exigir justicia, pero hay modos.

Porque como señores de los medios nos preocupa la sociedad y las deformaciones sociales que vemos, como el lenguaje, por ejemplo. La gente no entiende que hay una Real Academia de la Lengua y se tiene que respetar, además así ha sido siempre y así ha funcionado bien, ¿por qué arreglar algo que no está descompuesto? 

Como cuando nos critican por publicar tal o cual foto, sobre todo las feministas o las famosas oenegés, y nos tildan de rapiñeros, es que no entienden que así ha sido siempre el periodismo, atento a la demanda, y si eso es lo que las personas quieren ver, pues eso les damos, porque nosotros servimos a la sociedad. Además, un día nos critican y al otro ya están compartiendo nuestras notas en su face, sin rencores. 

Y eso, además, no está peleado con llevar una buena relación con el gobernador o los diputados. Los convenios que hacemos nada tienen que ver con los feminicidios, ni la violencia contra las mujeres, es, lo digo con honestidad, lo que menos tiene que ver. Son temas de los que nunca hablamos con nadie del gobierno, para que quede claro. Eso no está en la agenda nuestra, ni en la de ellos.

Si acaso, si acaso, lo llegamos a hablar para hacer aclaraciones, porque sí, cualquiera comete errores, y eso se entiende. Pero hasta ahora solo una vez esos asuntos han sido incómodos, y fue cuando la presidenta municipal dijo que no habría convenios con medios machistas, y aunque nosotros no somos machistas porque -repito- tenemos hijas, hermanas, ¡madre!, ya estábamos listos para quejarnos por violar nuestra libertad de expresión, pero por fortuna el tema se diluyó rápido, porque las oenegés ni dijeron nada y la sociedad menos. Aunque eso, lo digo con mi experiencia como empresario de la comunicación: no es novedad, o sea, no es noticia de ocho columnas. 

Y sí, ya lo reconocía al principio, puede que seamos irresponsables, pero no violamos la Ley, a nosotros ninguna autoridad nos ha dicho nada. Se los juro.

Porque si de verdad estamos violando la ley que alguien nos avise y ahora mismo cambiamos las políticas internas, no sería difícil: en nuestras empresas no se mueve una pluma, ni se teclea una palabra sin nuestra autorización. Todo, todo lo que pasa en nuestros medios depende de nosotros, y nosotros dependemos -en buena medida- de los convenios con el gobierno del estado, ¡por supuesto que no queremos violar la Ley! Faltaba más.