La semana pasada se cumplió el primer año de gobierno de Luis Miguel Barbosa y nos pusimos a revisar lo que ha pasado en materia de comunicación social del mandatario emergido de las filas de Morena (es un decir, pues en realidad Barbosa pasó muchos años en el PRD y saltó de ahí cuando la ola del lopezobradorismo ya apuntaba a ser la ola de alternancia política que resultó).
La próxima semana les cuento lo que encontramos –aunque desde el lunes lo podrán leer en LADO B–, pero les adelanto (¡¡spoiler alert!!) que la opacidad reina en Puebla y tiene su trono en los gastos de comunicación social (sí, ya sé que no les sorprende, que eso ya lo habían leído por acá).
“En dos minutos llenan un bidón. La manguera es de dos pulgadas y la presión la detecta tras cinco minutos. Después, cierran la válvula y esperan indicación desde Pemex para volver a abrir. Sacan entre cinco y seis tortons, cada uno con capacidad de seis mil litros. Treinta y cinco mil litros, y si cada uno lo ponen en diez pesos, son 350 mil una noche cada tres días”.
El párrafo anterior es de la crónica de Axel Chávez “Hidalgo con hache de huachicol”, y habla de la industria del robo de combustible en su estado. Axel se centra en el círculo criminal más bajo, el huachicoleo a pie del tubo, ese que deja una estela roja tras de sí que lo hace tan visible.
El otro huachicoleo, el que casi no se ve porque se desarrolla en las altas esferas políticas no pica los tubos, ni usa camiones tortons, pero desangra mucho más a la empresa productiva del estado.
En ese terreno se mueve Renán Ariel Herrera Valls, un empresario gasolinero al que le han sido decomisados buques enteros cargados de huachicol, no son litros, hablamos de toneladas de combustible robado.
Una investigación en curso de la Unidad de Inteligencia Financiera que encabeza Santiago Nieto revela que Herrera Valls estuvo involucrada en la triangulación de dinero con la empresa Etileno XXI, empresa subsidiarias de Odebrecht en México durante el periodo en el que Emilio Lozoya era director de Pemex.
Para abonar, hace unos días se dio a conocer que el poder legislativo brasileño realizó en 2019 una auditoría de fondos públicos de aquel país utilizados para construir la planta Etileno XXI, ubicada en la zona de Coatzacoalcos, y encontró que el entonces coordinador internacional de la campaña de Peña Nieto recibió dinero de Odebrecht vía la petroquímica Braskem.
Braskem, era, en el entramado de empresas de Odebrecht, propietaria de Etileno XXI.
La investigación dice la nota de Animal Político “podría confirmar que la petrolera nacional habría sido saqueada por partida doble: no sólo de sus arcas financieras, sino también de sus materias primas esenciales”.
Conforme avanza el proyecto del Tren Maya, uno de los proyectos insignia de la 4T, también avanzan las irregularidades.
El lunes pasado, Pie de Página revelóque la empresa Servicios Ecológicos y Científicos S.A. de C.V. ganó un contrato de 9.8 millones de pesos para realizar un estudio que diseñe los pasos de fauna necesarios para un tramo del Tren Maya.
El problema es que la licitación que se lanzó compitió sólo contra asociaciones civiles relacionadas al dueño de esta empresa. Es decir, hubo una simulación de competencia.
En la convocatoria se estableció que sería una licitación con invitación restringida, por lo que Fonatur decidió convidar a una empresa y cuatro asociaciones civiles: Servicios Ecológicos y Científicos –la beneficiada–, Reserva Ecológica del Edén, Biocenosis, Onca Maya y Naturalia, todas ellas relacionadas entre sí.
Además algunos de los directores de estas organizaciones se reunieron sistemáticamente y en privado con Fonatur, desde enero de 2019 y hasta la víspera de la puja, según reconoció Gerardo Ceballos González, quien, al tiempo en que preside un de las asociaciones civil, se desempeña como socio de la empresa ganadora del contrato.
Nos leemos el próximo miércoles.
No se pierdan cada jueves el boletín de género y feminismos que cura y redacta nuestra coordinadora Mely Arellano.
