Que durante 10 años un vato lucre impunemente con los cuerpos de mujeres a través de las redes sociales es un bofetadón de realidad: ¿así o más normalizada la trata digital?
Porque claro, no es la primera vez que hablamos de violencia digital, recordemos por ejemplo el caso de Johnny Escutia que acosaba e instigaba a acosar y agredir a varias raperas y también lo hizo por años, además públicamente.
Pero ahora hablamos de un tipo que desde los 18 años, es decir, saliendo de la prepa comenzó a acosar y engañar a quién sabe cuántas mujeres para robarles su identidad, u obtener sus fotos íntimas
A veces, cuando escuchamos hablar de estos delitos quizás pensamos en casas sospechosas, cuartos oscuros y una red articulada de fulanos, y no en un joven “normal” que desde sus dispositivos electrónicos, mucho ingenio y poca vergüenza comete un delito en la comodidad de su hogar.
Esta es la historia de Erick W., y cuando su novia se enteró no lo podía creer, porque con ella nunca había sido violento, ni sospechoso.
Por eso queridas, cuando se resistan a creer que aquel joven atleta tan bien portado, estudiante de excelencia, salvador de abuelitas, rescatador de gatitos y con voz angelical acosó, golpeó o cometió un feminicidio, recuerden que caras vemos, machines delincuentes no sabemos.
Muy a propósito de la normalización de la violencia, y la cosificación de nuestros cuerpos escribe Samantha Páez, quien traza la línea que une la violencia sexual con la publicidad sexista y nos recuerda que esta última “constituye la forma más extrema y a la vez más sutil de dominación, por cuanto se ejerce sin necesidad de coerción física abierta”.
“Las mujeres -dice Sam- no somos objetos sexuales, no existimos para satisfacer los deseos de otras personas. Si los anuncios que nos rodean, cuando caminamos, cuando miramos televisión, escuchamos la radio o navegamos en internet, siguen reforzando esta idea, será muy difícil que pueda erradicarse la violencia sexual en cualquier espacio”.
Incluidos los espacios digitales, agrego yo.
En Puerto Vallarta encontraron a un funcionario municipal con una niña de 10 años desnuda. Fue detenido en flagrancia por policías municipales y vinculado a proceso por el delito de abuso sexual infantil el pasado 3 de agosto.
Sin embargo, durante la audiencia del viernes 14 de agosto, el Juez de Control y Oralidad del Centro de Justicia para las Mujeres decidió no vincular al imputado por el delito de corrupción de menores, al manifestar que no podía acreditarse, puesto que, la niña de 10 años “no había sentido placer”.
Desde 2014, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito considera a Puerto Vallarta un destino turístico atractivo por la trata de personas, la explotación sexual de menores y la pornografía. El ingrediente perfecto para esta mezcla es la impunidad.
Las dejo con dos recomendaciones: síganle la pista a Kaja Negra, que trae un montón de actividades súper buenas y a Perifónicas, un podcast hecho por mujeres periodistas.
Finalmente, chequen el trabajo Robin Eisenberg, una ilustradora y música estadounidense que reside en Los Ángeles. Una chulada.
Las abrazo bien juerte, mi cora anda tristón porque pues la vida.
Besos
M.
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