Lado B
Colombia necesita "contención definitiva" de hipopótamos de Escobar
Los investigadores le insisten al gobierno para que actúe y detenga la expansión de una especie invasora que está acabando con ecosistemas y fauna nativa
Por Mongabay Latam @
09 de julio, 2020
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Antonio José Paz Cardona

Desde hace varios años Germán Jiménez se ha dedicado al estudio de las invasiones biológicas en Colombia. Ese interés poco a poco lo fue llevando a investigar más sobre una de las especies exóticas más “populares” y polémicas que tiene el país: los hipopótamos que el fallecido capo de la mafia, Pablo Escobar, trajo a su finca Nápoles hace más de 30 años, en la vereda Doradal del municipio de Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia.

Cada cierto tiempo, el tema atrae la atención de cientos de curiosos, fascinados por una historia que reúne fauna silvestre salvaje, drogas, delitos y cientos de mitos alrededor de Escobar. Sin embargo, investigadores como Jiménez, PhD en Biología y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana, insisten en que más allá de lo llamativo que resulta que uno de los hombres más buscados del mundo haya creado su propio zoológico en el país, la reproducción de los hipopótamos pone en peligro a los ecosistemas y fauna nativa de la cuenca media del río Magdalena, el más importante del país. Y esto ocurre frente a “la indolencia del gobierno nacional a lo largo de décadas”, dice Jiménez.

Su interés por los “hipopótamos de Escobar” —como son conocidos estos grandes animales en Colombia— siguió aumentando cuando, en 2016, empezó a trabajar con investigadoras de la Universidad Internacional de Florida que estudian poblaciones de hipopótamos en África y que lo buscaron para conocer cómo viven estos animales en el país.

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A finales del 2019 participó en la publicación de un artículo científico que analiza los efectos ecológicos y socioeconómicos de la introducción de los hipopótamos en Colombia. También ha trabajado con investigadores del Instituto Humboldt, la Universidad de Antioquia y la Corporación Autónoma Regional Cornare —autoridad ambiental en la zona donde se han reproducido estos gigantescos herbívoros—.

¿Por qué los hipopótamos han tenido tanto éxito en establecerse y reproducirse en la cuenca media del río Magdalena?

Germán Jiménez (G.J.): Los ecosistemas donde se ubican son muy parecidos a los ecosistemas africanos pero tienen unas diferencias que los favorecen. Una de las más grandes es que los ríos africanos donde ellos habitan funcionan por pulsos, es decir, tienen períodos de sequía muy prolongados que afectan a todos los cuerpos de agua cercanos y esto los obliga a moverse. Aquí no. Nuestros ríos no tienen esos periodos de sequía tan largos, así que los hipopótamos tienen a sus anchas muchos más recursos. Biológicamente sabemos que esa abundancia de recursos facilita su tendencia a reproducirse: eso es lo que han hecho.

Tampoco tienen competidores naturales, el único competidor potencial es el humano. Adicionalmente, en Doradal y sus alrededores toda la gente los quiere; no solo se han establecido relaciones de cariño sino también económicas. Toda esta zona depende de una economía de turismo y parte de esa economía está basada en la curiosidad que tienen los visitantes por ver a estos animales enmarcados en una serie de leyendas relacionadas, entre otras cosas, con el narcotráfico. El hipopótamo en Colombia se ha convertido en objeto de admiración. Cuando uno llega a Doradal, todo el pueblo gira alrededor de los hipopótamos y Pablo Escobar.

hipopótamos de escobar

En Doradal, Antioquia, los hipopótamos se han convertido en uno de los mayores atractivos turísticos. / Foto: Juan F. Reatiga

¿Cuándo y cómo se salió de control la situación?

G.J.: La situación se salió de control desde el momento en que estos animales llegaron a Colombia. Una de las premisas más importantes de la conservación de la biodiversidad es que no debemos traer especies invasoras. Cuando lo hacemos, generamos intervenciones importantes en los sistemas biológicos que pueden ser peligrosas y empiezan a competir fuertemente con nuestras especies nativas.

En los ochenta se trajeron tres hembras y un macho a la hacienda Nápoles, que luego se convirtió en un parque temático. No se tomó la decisión de donar los animales a zoológicos o, incluso, pensar en la eutanasia si la situación era muy difícil. Los hipopótamos quedaron abandonados y el problema fue creciendo. Cerca de Doradal los quieren mucho, pero en nuestras investigaciones, conforme nos fuimos moviendo hacia el municipio de Puerto Berrío, constatamos cómo los pescadores viven aterrorizados porque estos animales son tremendamente territoriales, pueden atacarlos, tumbar sus botes y corren un peligro gigante en sus jornadas de pesca en ríos y caños.

¿Qué ha hecho el gobierno para atender este problema?

G.J.: El primer obstáculo es que los niveles nacionales no hacen nada. El Ministerio de Ambiente, en ninguna de sus administraciones, se ha ocupado de esto como un problema. Le trasladan toda la responsabilidad a la Corporación Autónoma Regional (Cornare) y son ellos los que tienen que ver cómo hacerle frente a la situación pero, llega un punto en que ellos no tienen la capacidad para darle solución definitiva. Hay una total indolencia por parte de nuestros gobiernos, le dan la espalda al tema. Nuestro interés es visibilizar lo que sucede a nivel nacional para que el Ministerio de Ambiente y el gobierno tomen cartas en este asunto. Lo que ocurre con estos animales puede poner en riesgo a la gente a medida que el animal se va multiplicando y trae impactos ecológicos a nuestras especies y ecosistemas nativos.

La gente de la zona nos ha reportado que los hipopótamos no solo habitan en caños sino que ya entraron al río Magdalena. Si miramos el mapa de Colombia, de sur a norte, los hipopótamos siempre han estado en la margen occidental del Magdalena, si ellos son capaces de moverse en el río y hay un período de sequía donde se forman islotes, podrían pasar a la margen oriental. La invasión de esta especie se puede complejizar muchísimo más si dejamos que sigan deambulando por ahí.

En un estudio en el que usted participó se prevé que los hipopótamos se expandan hacia el norte del país, ¿porque el riesgo está en la región Caribe y no hacia el sur?

G.J.: Si miras la conformación geográfica de la cuenca del río Magdalena, cuando avanzas hacia el sur las montañas se cierran más, se encañonan. Los hipopótamos necesitan áreas abiertas y esas están hacia el norte de Colombia. También son zonas más cenagosas y ese sería el ambiente súper ideal para los hipopótamos. En la medida que estos mamíferos van desgastando recursos —porque son unas máquinas de comer increíbles— van moviéndose.

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*Foto de portada: Los hipopótamos pasan la mayor parte del tiempo en el agua y pueden sumergirse hasta cinco minutos sin necesidad de respirar. / Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.

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