Ahora que estamos juntas…

¿Les ha pasado que van a su revisión ginecológica anual y el médico o la médica en cuestión asume que son mamás, quieren ser mamás y/o son heterosexuales, y por lo tanto se lanza con observaciones del tipo: “es importante que comiences a tomar ácido fólico incluso años antes de embarazarte, eh”?

Bueno, si les ha pasado algo así, ¿saben qué eso? Es falta de perspectiva de género. Porque no se trata solo de pensar en las mujeres, sino de tener en cuenta que las mujeres tenemos necesidades y enfrentamos situaciones distintas no solo a las de los hombres, sino a las de las demás mujeres.

¿Qué debemos ver y abordar con perspectiva de género? Todo.

Durante el webinar de la semana pasada, Giulia Marchese nos explicaba, por ejemplo, que la geografía feminista (y por lo tanto con perspectiva de género) considera que las mujeres y los hombres usamos distintas rutas para trasladarnos y estas diferencias están determinadas por el género.

Como mujeres, hay calles por donde sabemos que no es seguro pasar -y el riesgo siempre se enfoca en el cuerpo, que te toquen o peor, que te violen- o lugares a donde sabemos que es mejor llegar en auto, mientras que los hombres no reparan tanto en ello.

Seguro que ya lo han hablado con sus amigas alguna vez: esta cuestión de pensar qué ponerte dependiendo a dónde vas a ir y cómo vas a llegar ahí, si en transporte público, si en bici, si en taxi, etc.

Estas diferencias de género deberían obligarnos como sociedad a nunca perder de vista la perspectiva, porque si lo piensan a detalle, todo, todo, T O D O es diferente para mujeres y hombres, e incluso no todo es igual para todas las mujeres.

De modo que la geografía feminista estudia la pertinencia de hacer mapas con esa perspectiva, por ejemplo: cómo hacer un mapa de feminicidios si de trata de un delito que nunca es igual, aunque siempre son por la misma razón. Para mapear un feminicidio, decía Giulia, no sólo hay que ubicar dónde encontraron el cuerpo, sino dónde ocurrió el crimen, porque eso también revela cosas, perspectivas que deben considerarse para conocer, informarse y comprender el delito.

Si quieren saber más sobre geografía feminista sigan la pista a Giulia Marchese y a las GeoBrujas (que por cierto del 11 de julio al 1 de agosto tienen Jornadas Geobrujeriles).

Hablando de perspectiva, ¿qué les dice saber que el gobierno federal decidió retirarle el presupuesto a siete estados, entre ellos Puebla, para la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres? 

Digo, tampoco es que la AVGM haya servido para la gran cosa en el estado hasta ahora, como lo documentamos hace poco, pero ya echemos las esperanzas por la borda, muchachas (si es que alguien la depositó en las autoridades), porque si así no paraban la violencia contra las mujeres y los feminicidios, pues ahora menos. 

Por cierto, el Congreso hizo modificaciones a la Ley de Acceso para las mujeres a una vida libre de violencia, que incluye, entre otras cosas, reeducación para agresores con el fin de transformar sus conductas violentas. Suena muy bien, el asunto es que para que funcione se necesita presupuesto, estrategia de implementación y seguimiento.

¿Y saben cuál es el problema? Que además de lo anterior lo que se necesita es voluntad política para aplicar la Ley: perspectiva. Y hasta ahora ningún gobierno la ha tenido.

No olviden, sin embargo, que nos tenemos las unas a las otras; que la tira no me cuida, me cuidan mi amigas; que ante la violencia machista, la autodefensa feminista; que si tocan a una, respondemos todas, y que viva entre nosotras la ternura radical (como dice la ingobernable Itzel).

Antes de irme les quiero recomendar a la muñeca recortable de la Sierra Norte, diseñada por Mary Lechuga. ¡Imprímanla!

La próxima semana tomaremos un descanso en Lado B, así que nos leemos el jueves 23 de julio. 

Abrazos a la distancia.

M.