Una vuelta más a la semana es también una vuelta más al oscuro mundo de la corrupción y la opacidad gubernamental.
La transparencia como política de gobierno suena muy bien cuando desde la oposición política se cuestiona a quien está en el poder y no cumple esa política. Y sabe muy mal para quien gobierna, pues permite a la ciudadanía mirar el trabajo y valorarlo no desde los dichos sino desde los hechos.
Reconocida en el año 2000 como un derecho en ejercicio, el acceso a la información de la ciudadanía pesa a quién gobierna, no importa el color partidista o la posición en el espectro político-ideológico en donde milite.
En los últimos 15 años en Puebla hemos tenidos gobiernos priístas, panistas y morenistas y en los tres la transparencia como política pública ha sido pura simulación.
El ejemplo más reciente lo acaba de ofrecer el gobernador emanado de las fila de Morena, Miguel Barbosa Huerta, al presentar su página de transparencia COVID.
Subir a una página de la información de acciones y gasto para atender la pandemia provocada por el coronavirus SARS CoV2 no fue una concesión de gobierno, sino una exigencia de la sociedad civil.
Pero lo que ofreció fue pura simulación. Una página sí con montos gastados y productos comprados, pero sin mayor detalle y, remarco, sin contratos o facturas. ¿A quién le compró? Quién sabe ¿Cuánto pagó? Quién sabe. Un espacio así para ofrecer información a detalle sólo simula transparencia pues no sirve para la rendición de cuentas ante la sociedad que gobierna.
Que el gobierno que encabezó Enrique Peña Nieto confirmó la idea de la corrupción endogámica del PRI es casi lugar común.
Y las pruebas documentadas por la prensa sobran, van 3 perlas:
La Casa Blanca que le construyó a la pareja presidencial el constructor favorito de Peña desde su paso por el gobierno del Estado de México.
La Estafa Maestra con la que usaron a universidades e instituciones educativas para triangular y desviar recursos que tendrían que haberse usado para atender la pobreza.
Hace unos días el periodista Ignacio Rodríguez Reyna nos ofreció otra historia de corrupción del gobierno del priísta, la operación Hermes.
Rodríguez Reyna documentó y comprobó que en 2018, menos de un mes antes de que la catástrofe electoral sacara nuevamente al PRI del poder, al menos 722 cuentas bancarias fueron descongeladas por instrucciones del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP.
Con esa acción se desbloquearon casi mil 100 millones de pesos y 18 millones de dólares de cuentas ligadas al Cártel de Sinaloa, al CJNG y a otros grupos del narco. Cuentas de personas y empresas sobre las que existía la presunción de lavado de dinero.
Las dudas sobre las cifras de decesos por COVID en la Ciudad de México no paran.
Hace unas semanas fue el New York Times, después hubo un trabajo de Mexicanos Contra la Corrupción, ahora el Quinto Elemento Lab le entra al tema al documentar que el servicio de emergencias 911 registró 1,179 reportes de fallecimientos por posible Covid-19 en los primeros dos meses de la epidemia, una cifra mucho más grande que el conteo oficial de la Secretaría de Salud.
Y ya que hablamos de COVID no se pierdan la historia que nos cuenta Miguel Crespo sobre una colonia de Ciudad Neza en donde entre 2018 y 2019 se invirtieron 24 millones de pesos en obras hidráulicas y hasta la fecha los vecino de la Juárez Pantitlán no tienen agua corriente en sus casas y así tuvieron que enfrentar la pandemia.
