Lado B
Salir de la pandemia como comunidad, ¿es posible? (Parte I)
Tras meses de cuarentena, ha surgido la duda sobre si cuando regresemos al espacio público podremos hacerlo en comunidad y no desde esta individualidad obligatoria
Por Samantha Paéz @samantras
21 de mayo, 2020
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Después de dos meses de cuarentena, donde cada quien desde sus casas y trincheras ha puesto a prueba su paciencia, solidaridad, disciplina y capacidad de supervivencia, me ha surgido la duda sobre si cuando regresemos al espacio público podremos hacerlo en comunidad y no desde esta individualidad obligatoria.

Cuando me pregunto esto, me lleno de angustia, porque pienso en todas esas notas sobre ataques al personal médico, la violencia de género o los mensajes discriminatorios que se reproducen contra las personas que se ven obligadas a salir o que por falta de información adecuada hacen cosas que les ponen en riesgo.

Desde luego sé que los medios de comunicación y periodistas abonamos a la angustia colectiva, pero también podemos aportar a salir de esta y otras pensando en comunidad, aunque el distanciamiento físico continúe por algún tiempo.

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Por ese motivo hablé con Karla Salazar Serna, doctora en Filosofía del Trabajo Social con Orientación en Políticas Comparadas de Bienestar Social, de la UNAM, y con Hazael Juárez Huetle, del área de Prevención Social de la Violencia, del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla.

Karla me comentó que una clave para trabajar desde el ámbito comunitario es no dejar de pensar en el otro como en uno mismo, porque la cuarentena y las medidas de distanciamiento físico sí han quebrantado el sentido comunitario.

Para evitar esto recomienda replantearnos la percepción de vulnerabilidad, es decir, si nuestra propia vulnerabilidad nos da miedo, esto no es malo porque puede hacer que se detonen acciones preventivas, pero no hay que caer en pánico porque eso nos puede inmovilizar.

Esto nos lleva a otro punto: la resiliencia, tanto personal como comunitaria. La resiliencia es definida como la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. El concepto viene de la física y hace referencia la flexibilidad y capacidad de la materia de regresar a su estado después de haber sido manipulada.

Karla Salazar explica que la resiliencia es un proceso costoso y, a veces, doloroso, que además implica una reflexión profunda y cambios de actitud.

—Nos va a costar (trabajo hacer) un cambio de vida, que pueda generar un cambio interior y verse reflejado al exterior.

Foto: Vladimir Zayas

Para la especialista en Políticas Comparadas de Bienestar Social la cepa del coronavirus nos hace replantearnos qué estamos dejando como humanidad, si permitiremos que el capitalismo e individualismo dañen nuestros lazos y nuestro planeta. O si, por el contrario, reflexionaremos de la ética de la vida y capacidad de reconocimiento y reconstrucción.

Algunas recomendaciones para desarrollar una resiliencia comunitaria son:

  •         Hacer un análisis contextual y del entorno con base en las fortalezas del grupo.
  •         Buscar la flexibilidad, tanto individual como grupal.
  •         Tener claridad en la información del entorno, pero también qué se quiere y qué se espera de manera individual y grupal.
  •         No guardar emociones, hacer proceso de catarsis, porque no saber manejar las emociones puede afectar al sistema inmunológico.

Respecto a los medios de comunicación, Karla dijo que sí hay un mensaje constante y violento sobre quiénes son más vulnerables -personas adultas mayores, personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas, entre otros grupos. En lugar de indicar qué medidas debería tomar una mujer sola con diabetes, hipertensión y en situación de pobreza, el mensaje es prácticamente que se rinda.

En la segunda parte de esta columna, hablaré a profundidad sobre cómo hacer periodismo de paz en estos momentos y retomaré algunas recomendaciones para informar a la población sin generar pánico.

Por su parte, Hazael Juárez dijo que a través del contacto -vía telefónica o digital-que ha seguido teniendo con representantes de colonias, se ha dado cuenta de que una de las principales preocupaciones y problemas es la economía, porque muchas personas han perdido sus trabajos o sus ingresos disminuyeron.

Parte del trabajo que ha hecho es informar de manera constante, a través de chats vecinales o de manera directa con quienes dirigen las mesas directivas, sobre los programas de instituciones gubernamentales o de la sociedad civil que les podrían ayudar. Por ejemplo, junto con la organización Vínculos y redes, así como la Secretaría de Gobernación estatal, emitieron una convocatoria de formación para el empleo enfocada a personas jóvenes.

Hazael coincide en que para salir adelante como comunidad es importante enfocarnos en acciones alternativas y en lo positivo de estar en confinamiento. Quizás pudimos hablar más con nuestras familias, aprender a cocinar o buscar nuevas formas de sustento.

También dijo que es un buen momento para pensar en proyectos nuevos y generar alianzas, sin dejar la parte humana. Un ejemplo son las familias de un mismo edificio o cuadra que se rotan las actividades de cuidados de niñas y niños, para que puedan salir a trabajar sin exponerles al contagio y extremando medidas para protegerse.

Otra cuestión que mencionó Hazael, maestrante en Derechos Humanos, es que cuando volvamos a la “normalidad”, no hay que hacerlo con voracidad e individualismo, sino que debemos tener en cuenta que nuestras acciones impactan en otras personas e, incluso, en otros seres vivos.

—Se pueden generar más problemas si no reflexionamos en ello, si salimos a querer ser competitivos y egoístas. Debemos replantearnos cómo estamos viviendo hasta ahora.

Me queda claro que trabajar en comunidad es difícil, pero no imposible. Me quedo con esa idea y creo que de manera personal, pero también colectiva, debemos ser resilientes, por eso les dejo aquí un artículo muy interesante sobre cómo lograrlo.

*Foto de portada: Dương Nhân | Pexels

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Autor Lado B
Samantha Paéz
Soy periodista y activista. Tengo especial interés en los temas de género y libertad de expresión. Dirigí por 3 años el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM). Formo parte de la Red Puebla de Periodistas. También escribo cuentos de ciencia ficción.
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