Lado B
Redanzar el mundo
Con motivo del próxima día del maestro, Martín López Calva hace extensivo un mensaje de felicitación para toda la comunidad educativa
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
12 de mayo, 2020
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“…todo educador es un artista, una de las tareas del educador es rehacer esto: el educador rehace el mundo, él redibuja el mundo, repinta el mundo, recanta el mundo, redanza el mundo” 

Paulo Freire.

El viernes de esta semana que corre se celebra en México el día del maestro. Por mi formación y especialidad y por el cargo que ocupo en la UPAEP, fui invitado a grabar un mensaje de felicitación para los profesores y profesoras de nuestra comunidad en su día. Hago extensivo aquí ese mensaje con algunas adiciones y modificaciones.

En las últimas décadas la educación en el mundo ha sufrido cambios estructurales profundos que han modificado, no necesariamente para bien, el trabajo de los profesores y la organización de las instituciones dedicadas a la formación de los niños, adolescentes y jóvenes.

Por una parte, el proceso de profundización del sistema económico global centrado en la competitividad, la eficiencia ciega, el consumismo y la obsolescencia planificada de los productos ha derivado en lo que José Joaquín Bruner llama “mercadización de la educación y Martha Nussbaum denomina “educación para la renta.

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Los sistemas educativos en gran medida se han enfocado hacia la capacitación de profesionistas o técnicos eficientes, obedientes y funcionales a este horizonte economicista para incrementar el PIB y el crecimiento económico, por lo que se olvidan o minimizan las artes y las humanidades que como dice Nussbaum, “no sirven para nada” en esa perspectiva utilitarista, solamente sirven “para construir un mundo en el que valga la pena vivir”.

La hiper-especialización que se deriva de ese enfoque hacia el mercado, ha afectado también el papel del docente como intelectual y formador para convertirlo muchas veces en un simple operador de planes de estudio diseñados por expertos desde un escritorio muy lejano a la realidad del aula y en un administrador del proceso que tiene que dedicar la mayor parte de su tiempo y esfuerzo a llenar complicados formatos de planeación y seguimiento de los cursos y múltiples reportes de desempeño y resultados observables y medibles de su trabajo en el aula. Como dice Hargreaves, la demanda creciente de trabajo burocrático de los docentes está reduciendo dramáticamente el espacio pedagógico.

A lo anterior debe añadirse en el contexto nacional, que tenemos un sistema educativo con enormes rezagos acumulados en términos de calidad y equidad. Las evaluaciones nacionales e internacionales y la simple observación dejan claro que nuestras escuelas tienen múltiples deficiencias en cuanto al desarrollo de aprendizaje sólido y significativo en Matemáticas, Lenguaje, Ciencias naturales, Ciencias sociales, Arte y hasta Educación física.

Pero esta deficiencia de calidad no es homogénea sino que responde a un patrón de desigualdad que caracteriza a nuestra sociedad mexicana. El sistema educativo, según muestran las investigaciones, no está contribuyendo a la movilidad social y a la disminución de las desigualdades económicas, sociales y culturales sino que es un factor más que contribuye a reproducir y aún agrandar estas brechas. La educación no está siendo parte de la solución sino parte del problema de nuestra sociedad injusta, desigual, violenta y excluyente.

A las consideraciones anteriores se suma el desafío que implica la sociedad de la información y el despliegue de las tecnologías de información y comunicación en todas las actividades humanas, que trae consigo nuevos desafíos y hace más visibles y más grandes las desigualdades y las carencias en cuanto a calidad formativa.

Ante este contexto de transformaciones aceleradas y profundas, propias del cambio de época que estamos viviendo, los profesores tienen que adaptarse y seguir desarrollando su labor formativa tratando de hacer su mejor esfuerzo y de obtener los resultados más adecuados para responder a los retos de nuestros tiempos.

Como ya hemos planteado en esta Educación personalizante, el investigador estadounidense Andy Hargreaves plantea que hay tres formas de adaptarse a la globalización y la sociedad de la información por parte de los profesores.

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Foto: freepik

En primer lugar está la actitud de catalizadores del sistema. Muchos profesores se adaptan acríticamente a las demandas o bien están convencidos de que el modelo de ser humano y de sociedad que sustenta la globalización de mercado es el correcto. Entonces se adaptan a los cambios capacitándose para cumplir de manera eficiente con las demandas de formación de la educación para la renta: capacitar a los futuros empleados de manera que posean altas competencias técnicas y una actitud totalmente dispuesta para contribuir al engranaje del sistema económico con su fuerza laboral y sin cuestionamientos.

Una segunda forma de adaptarse a los cambios es la de los profesores que se asumen como víctimas del sistema. Existen muchos profesores que en su mente y corazón tienen convicciones de formación humana y social de los estudiantes que van en contra de lo que plantea el mundo actual pero que se sienten agobiados e impotentes ante la fuerza del sistema mundo que se impone y entonces viven su docencia con una especie de frustración o amargura pensando que ellos quisieran otra cosa pero que las condiciones no les permiten formar integralmente a sus estudiantes y cumplir con lo que ellos consideran que es su vocación.

Finalmente está la actitud deseable, la de los profesores que Hargreaves llama contrapunto, los educadores que educan a sus estudiantes en las competencias y saberes que exige el sistema para poder encontrar espacios en la sociedad que les toca vivir pero que educan en un pensamiento crítico y en una deliberación ética que los capacitan para ir más allá del sistema y para comprometerse con transformarlo.

Las dos primeras son formas que yo llamaría responsivas de adaptación a los cambios, formas en las que el docente tiene que cargar con la realidad que le toca vivir y sobrellevar las circunstancias.

La tercera es una forma responsable de asumir los cambios desde un compromiso con encargarse de esta nueva realidad, hacerse cargo de ella y poder enfrentar creativa y proactivamente los desafíos que plantea el entorno nacional y mundial de nuestros tiempos.

Los docentes contrapunto son los que no solamente se adaptan a la realidad que vivimos sino que además hacen un trabajo eficiente para ir adaptando esa realidad, para cambiarla y volverla una realidad más ajustada a lo que el ser humano de este cambio de época requiere.

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Los tiempos de contingencia y crisis que estamos viviendo a partir de la pandemia de COVID-19 que esta asolando al mundo, plantean desafíos ecológicos, antropológicos, epistemológicos, éticos y sociales que los docentes tenemos que enfrentar.

Mi mensaje en este día del maestro es que ante tiempos inéditos tenemos que dar respuestas inéditas y que los profesores, como decía Heidegger, debemos estar a la vanguardia de los retos que plantean los tiempos que nos toca vivir.

Adaptémonos de manera responsable y creativa a estos tiempos difíciles e inciertos, eduquemos para poder vivir en la incertidumbre trascendiendo la visión tradicionalista de la educación como transmisión de certezas. Eduquemos para la comprensión de la nueva realidad que nos toca vivir en el mundo y para el compromiso eficiente con su transformación para construir un mundo en el que valga la pena vivir.

Formemos a los ciudadanos de Puebla, de México y del mundo con una visión de profesores contrapunto, dándoles las herramientas necesarias para adaptarse a este mundo complejo y difícil pero formando sus saberes humanos profundos –intelectuales, afectivos, estéticos, éticos, sociales, espirituales- que les permitan ir más allá del sistema vigente y de la cultura del descarte que lo caracteriza para buscar una vida con sentido y contribuir a un mundo mejor.

Estoy cada vez más convencido de que ser profesor es ser un profesional de la esperanza. A los educadores nos toca animar y organizar la esperanza de la sociedad mediante la formación de los futuros ciudadanos y profesionistas con la clara convicción de que como afirma Morin, si bien es imposible construir el mejor de los mundos, es plenamente posible construir un mundo mejor. Para eso educamos. A eso estamos llamados.

Hoy más que nunca, la realidad está solicitando profesionales de la esperanza que se conciban como artistas y se den a la tarea de rehacer el mundo, de redibujar el mundo, de repintar el mundo, de recantar el mundo, de redanzar el mundo.

Muy feliz día del maestro y la maestra. 

*Foto de portada: Pixabay

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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