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En La Montaña de Guerrero, el reto es sobrevivir al coronavirus y al hambre
La principal preocupación de los pobladores de La Montaña de Guerrero no es el nuevo coronavirus que se expande por todo el planeta, sino la falta de alimento que lo acompañará y que amenaza seriamente la seguridad alimentaria de la región
Por Pie de Página @PdPagina
19 de mayo, 2020
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Irene Álvarez y Rodrigo Caballero  

Esta región indígena, una de las más pobres del país, lleva siete años de una emergencia a la otra: huracanes, inundaciones, la roya, la caída en el precio de la amapola y la escasez de fertilizante. El nuevo coronavirus podría ser la estocada final que arrase con la seguridad alimentaria que abruma a los pobladores.

En 2013, con la entrada simultánea de las tormentas Ingrid y Manuel a territorio mexicano una ola de destrucción afectó el estado y dejó a su paso 106 personas muertas y más de 10 mil viviendas, 540 escuelas y 35 unidades de salud destruidas.

Los fuertes vientos y lluvias destrozaron cultivos indispensables para La Montaña, como el maíz, arroz, frijol y la flor de amapola. Desde entonces la economía local empeora año con año y cada vez es más difícil sobrevivir, sobre todo en una región que no tiene grandes hectáreas planas para el cultivo de maíz y que todavía depende del sistema tradicional de milpa conocido como tlacolol (que consiste en sembrar en las laderas de los cerros siguiendo las curvas del terreno).

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Los desastres naturales seguidos de una serie de eventos desafortunados, que van desde la exportación masiva de fentanilo de China hasta la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, aumentaron la presión en la zona.

Ahora, sus pobladores ven casi impotentes como la pandemia del SARS-COV-2 se acerca cada vez más a sus puertas, en una zona que además de problemas de desnutrición endémicos cuenta con niveles elevados de hipertensión y diabetes mellitus.

La canasta ya no es básica

Foto: Lenin Mosso | Pie de Página

El acceso a una buena alimentación nunca ha sido una característica de esta región de  casi 7 mil kilómetros cuadrados; una de las ocho que conforman el estado de Guerrero y que limita al oeste con el estado de Oaxaca, al norte con Puebla y al oriente y sur con otros municipios guerrerenses.

Pero uno de los eventos más recientes que encareció los productos de la canasta básica en la zona fueron los huracanes Ingrid y Manuel; que entraron desde el Océano Pacífico y desde el Golfo de México la noche del 15 de septiembre de 2013, en plena celebración del Día de la Independencia.

Los pobladores de la zona no tienen que mencionar el evento completo y se refieren a él únicamente como “los huracanes”, basta mencionar dos palabras para que todos entiendan a qué se refieren y las afectaciones que trajeron.

“Las ayudas gubernamentales nunca llegaron y desde entonces la región no se recuperó, seguimos de alguna u otra manera viendo los estragos de los huracanes y eso es sólo una parte del problema de La Montaña”, cuenta el periodista guerrerense Lenin Mosso.

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El acceso a productos como maíz, frijol, trigo, jitomate, cebolla, carne, pollo y pescado no es imposible, pero con el tiempo se encareció y los precios altos que provocaron los huracanes nunca bajaron lo suficiente para que fueran accesibles a una población históricamente marginada.

Por si fuera poco, entre 2013 y 2016 una plaga conocida como la roya atacó los cafetales de los municipios de Iliatenco, Malinaltepec, Metlatonoc, Tlacoapa y Acatepec, afectando el principal producto que ofrecen estas localidades de la montaña.

De acuerdo con el Programa Regional de la Montaña (2016-2021), uno de los principales retos es garantizar la seguridad alimentaria en esta región que ha sido abandonada durante décadas.

En el documento se pide que los planes de desarrollo a nivel municipio, región, entidad y nacional se alineen para lograr la reducción de los indicadores de la pobreza extrema en La Montaña, una región que cuenta con municipios como Cochoapa el Grande, uno de los más pobres del país, con 87.7 por ciento de su población viviendo en pobreza extrema, de acuerdo con la Medición de la Pobreza Municipal 2015.

Pero la falta de una buena alimentación en una región que ha visto mermada su economía local, no sólo por huracanes y por plagas sino también por la intervención humana, pone en riesgo a sus pobladores ante la llegada del coronavirus.

La caída de la amapola

Foto: Lenin Mosso | Pie de Página

El fentanilo fue desarrollado como un antiinflamatorio para pacientes con cáncer por el doctor Paul Janssen en 1959, año en que fue patentado por su compañía Janssen Pharmaceutica.

A partir de entonces su desarrollo fue expandiéndose hasta convertirse en uno de los productos que afecta a los Estados Unidos en la llamada Crisis de los Opioides que provoca que cientos de miles de personas se conviertan en adictas año con año.

Esta droga es entre 80 y 100 veces más potente que la morfina y se ha constituido como uno de los sustitutos más fuertes de la heroína en las calles de los Estados Unidos debido a que su origen es sintético y no deriva de la flor de amapola.

Entre 2018 y 2019 un aumento de producción de fentanilo puso en vilo los sembradíos de amapola de la región de La Montaña de Guerrero, bajando el precio que tenía de 10 pesos hasta 2 pesos el gramo de goma de opio. La expansión de esta droga sintética colapsó otra de las fuentes económicas de la zona.

A finales de 2019, durante un recorrido por la región, el panorama de la siembra de amapola había cambiado, los terrenos que antes estaban plagados de flores ahora eran tierras inutilizadas o parcelas dedicadas al cultivo de maíz.

De todos los posibles campos de amapola sólo apareció uno con unas cuantas flores rojas y moradas que se escondían en una ladera a orillas del camino. Se trataba de un cultivo prácticamente abandonado con flores dispersas entre hierbas silvestres que habían crecido alrededor.

Los campesinos y habitantes de la zona entrevistados afirmaron que sus condiciones de vida habían empeorado recientemente. La crisis económica se describía entre los afectados como un proceso multifactorial que empeoraba poco a poco.

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*Foto de portada: Lenin Mosso | Pie de Página

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