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Cárceles latinoamericanas, incubadoras para propagar el coronavirus
Gobiernos toman medidas frente al COVID-19 en las prisiones: algunos salvaguardan la salud de los privados de la libertad, otros pasan por encima de sus derechos fundamentales, y varios demuestran poco interés por ayudarlos
Por Lado B @ladobemx
24 de mayo, 2020
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Gerald Lucero|  CONNCECTAS

Al menos 47 muertos y 75 heridos. Según el Observatorio Venezolano de Prisiones, esa fue la cifra que resultó de un motín en la prisión de Guanare, en el centro de Venezuela, luego de que restringieran las visitas como medida de cordón sanitario para evitar la propagación del coronavirus. La aparición de la pandemia ha provocado protestas, fugas y motines en varias cárceles de América Latina, acciones que llevaron a algunos gobiernos a considerar la polémica idea de excarcelar a parte de la población carcelaria para mitigar el riesgo de contagio. “Acá estamos durmiendo uno encima del otro”, dijo un recluso de una cárcel colombiana.

La Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, aseguró que en “muchos países, los centros de detención están sobrepoblados, y en algunos casos, en peligro de estarlo, por lo que la distancia social y el aislamiento en estas condiciones son prácticamente imposibles”. Ante esta situación, hizo un llamado a los gobiernos de la región para tomar “acciones urgentes para proteger la salud de las personas detenidas”.

La precariedad de muchos centros penitenciarios a lo largo de la región ha sido el detonante; por ejemplo, en Sao Paulo la alimentación de los reclusos depende de lo que les lleven sus familiares. Debido a las cuarentenas que se han implementado en muchos países, algunas con más restricciones que otras, en varios casos han suspendido las visitas y esto se ha traducido en hambre en las cárceles.

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Medidas de algunos gobiernos de la región

Brasil ha sido uno de los países más afectados, y se perfila como el próximo centro de la pandemia, después de Estados Unidos. Jair Bolsonaro ha tomado varias decisiones al respecto. Por ejemplo prohibir la salida bajo permiso de 34.000 prisioneros que ya estaban teniendo beneficios de libertad condicional, quienes tras disfrutar de esa autorización, ahora deben regresar a las cárceles. La medida se justificó indicando que los detenidos “tendrían un alto potencial de traer y propagar el coronavirus en una población vulnerable”, señaló la Secretaría de Administración Penitenciaria en una declaración citada por Folha de Sao Paulo. Esto llevó a que más de 1.000 presos se fugaran de prisiones de Sao Paulo, y tan solo unos 700 de ellos fueron capturados.

Foto: @OsirisLunaMeza | Twitter

Reclusos brasileños incluso grabaron videos amenazando con asesinar a los guardias a menos que el Gobierno actúe rápidamente para mejorar sus condiciones de detención, incluso han llamado a unir fuerzas para “librar una guerra contra el Gobierno”. El Consejo Nacional de Justicia recomendó en un primer momento la liberación de los presos para reducir el riesgo de infección, pero la administración de Jair Bolsonaro prefirió la alternativa de instalar contenedores para alojar a los prisioneros con el virus.

A pesar de estos hechos, Bolsonaro ha sido uno de los líderes más escépticos ante las afectaciones generadas por la pandemia. Hace semanas generó polémica por calificarla de “gripecita”, y tras la preocupante escalada de muertes por covid-19 en el país, expresó: “¿Y qué? Lo lamento. ¿Qué quieren que haga? Soy Mesías, pero no hago milagros”; su negación ha llegado al punto de incluir a las peluquerías y gimnasios como “actividades esenciales” en el país.

“La solución del problema está en manos de los tribunales”, fue, por su parte, la respuesta del presidente de Argentina, Alberto Fernández. Se refería a la posibilidad de dar arresto domiciliario a los privados de libertad que tuvieran más de 65 años, mujeres embarazadas o quienes tuvieran enfermedades preexistentes, frente a la amenaza del coronavirus en las cárceles.

Adicional a esta propuesta, a finales de abril, un centenar de presos se subieron a los techos de la cárcel de Devoto, en Buenos Aires, a fin de reclamar por el hacinamiento que para entonces se vivía. Si bien el sistema ya cuenta con 119 plazas disponibles para el ingreso de otras personas, la situación en las cárceles argentinas no ha mejorado; todavía hay déficit de atención médica, de alimentación y de alojamiento, según los reclamos de los detenidos. A pesar de que 200 personas recibieran arresto domiciliario por ser grupos de riesgo ante el coronavirus, Fernández confirmó estar en contra de la facultad del indulto.

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*Foto de portada: @OsirisLunaMeza | Twitter

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