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México: comunidades forestales empiezan a sentir los efectos de la pandemia de COVID-19
Las comunidades que realizan manejo forestal, y que tienen instalaciones para ecoturismo, ya enfrentan el impacto económico causado por el coronavirus
Por Lado B @ladobemx
21 de abril, 2020
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Por la emergencia sanitaria, comunidades como Capulálpam de Méndez, en Oaxaca, tuvieron que suspender las actividades de su empresa comunitaria de ecoturismo. / Foto: Facebook de Turismo ecológico comunitario Capulálpam mágico

Emiliano Rodríguez Mega | Mongabay Latam

Este año la Semana Santa no trajo turistas al parque ecoturístico Presa del Llano, en el Estado de México. No se escuchó el chapoteo de los remos de kayak. Ni los gritos de visitantes que se deslizan en tirolesa desde los 60 metros de altura. Tampoco el siseo de la carne en los asadores. El parque solo ha recibido la visita constante de un hombre.

“Tengo que venir diario”, dice Felipe Martínez, administrador de Presa del Llano, que pertenece al ejido forestal de San Jerónimo Zacapexco. “Yo también dependo de toda la comunidad. Y si ven que flaqueo van a decir: ‘Bueno, entonces no tienes interés’. Van a meter a otra persona en mi lugar”.

A principios de marzo, el comisariado comunal dio la orden a Martínez y su equipo de 35 personas que debían cerrar el parque como medida de prevención ante la propagación en el país del virus SARS-CoV-2, el cual causa COVID-19.

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Desde entonces, solo dos personas se rotan por semana para visitar y cuidar del parque Presa del Llano. El resto de los trabajadores no permanentes, decenas de ellos, se han quedado sin acceso. Y, por lo tanto, sin ingreso.

“Fue un golpe muy fuerte,” confiesa Martínez. “Si esto hubiera pasado en otras fechas que no fueran Semana Santa, créeme que no lo hubiéramos resentido tanto. Esta es una fecha que esperábamos y ansiábamos todos”. La pérdida de ecoturismo, añade, no solo afecta a quienes trabajan en el parque. También aqueja a la comunidad entera de San Jerónimo Zacapexco, que recibe parte de las ganancias cada fin de año.

En los últimos días, Martínez ha recibido llamadas de sus compañeros rogándole por trabajo. “Dame chamba [trabajo]”, le dicen. Muchas veces es difícil saber qué contestar. “¿De dónde, si no hay ninguna entrada?”, responde. “Está muerto aquí”.

Los primeros impactos del coronavirus

El 30 de marzo, en vista del aumento en el número de casos confirmados de COVID-19, el gobierno mexicano declaró una emergencia sanitaria a nivel nacional y la suspensión de las actividades consideradas por la Secretaría de Salud como no esenciales.

La propagación del nuevo coronavirus también tomó por sorpresa a otras poblaciones que realizan manejo forestal comunitario. Una a una, han tenido que aislarse. La medida se ha tomado para proteger a sus habitantes, que suelen viven aportados de las  zonas urbanas y de la atención médica.

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Las consecuencias económicas de la emergencia sanitaria han sido casi inmediatas. Sobre todo para los poblados que realizan manejo forestal comunitario y que, además, desarrollan proyectos ecoturísticos como parte de su fuente de ingresos. Estas comunidades y ejidos enfrentan el desplome del mercado de la madera, así como la ausencia de turistas.

México es pionero del manejo forestal comunitario, un modelo en el que los ejidos o comunidades que son dueñas de bosques aprovechan en forma sustentable recursos como la madera y, al mismo tiempo, protegen este ecosistema.

Bajo este esquema, muchas comunidades se han convertido en la línea de defensa más importante de los bosques, sobre todo para prevenir plagas, tala clandestina o incendios.

A la vez, las empresas forestales comunitarias, creadas para vender la madera, han permitido a varias comunidades expandir sus actividades a otros proyectos, como el ecoturismo.

En México, alrededor de 1392 ejidos y comunidades tienen una empresa forestal comunitaria; 350 de ellas cuentan con infraestructura para ecoturismo, pero solo el 50 % desarrollaba esta actividad antes de la emergencia sanitaria, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

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*Foto de portada: Facebook de Turismo ecológico comunitario Capulálpam mágico

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