El papel de los infectados con síntomas leves en el desarrollo de la pandemia de COVID-19 ha preocupado a los investigadores desde el principio. Sin embargo, existen pocos datos sobre este tipo de pacientes.
Un estudio publicado esta semana en la revista Nature revela nueva información acerca de cómo actúa el coronavirus SARS-CoV-2 cuando no se instala en los pulmones, como en los casos más graves, sino en el tracto respiratorio superior, incluidas la nariz y la garganta.
El estudio detectó el SARS-CoV-2 en muestras de la nasofaringe, garganta y esputos de nueve pacientes con síntomas leves. Y lo hizo en concentraciones “extremadamente altas”, en palabras del médico del hospital Schwabing de Múnich (Alemania) y coautor del estudio, Clemens Wendtner. Por el contrario, no lo encontró en aislados de heces, orina y sangre.
Las concentraciones pico del coronavirus se alcanzaron antes del día cinco y, además, se aislaron virus vivos. En comparación, los niveles en pacientes de SARS son más de 1.000 veces inferiores y tardan hasta 10 días en llegar a su máximo.
Todo esto prueba, según los autores, que existe una multiplicación activa en el tracto respiratorio superior de estos pacientes leves de COVID-19. También alimenta la teoría de que los infectados con síntomas leves desempeñaron un papel fundamental en la propagación de la pandemia.
Esta alta carga viral en el tracto respiratorio superior, “de hasta 109 por mililitro”, explica “parcialmente”, según declara a SINC Wendtner, por qué algunos pacientes sufren pérdida de olfato (hiposmia) y de sentido del gusto (hipogeusia).
Es una conclusión que comparten investigadores que no han participado en el estudio como Rosalind Smyth, de la University College de Londres (Reino Unido). “La alta replicación [del coronavirus] en el tracto respiratorio superior también puede explicar la pérdida de gusto y olfato” en algunas personas, “incluso en aquellos con pocos síntomas”.
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*Foto de portada: Marlene Martínez