Lado B
El futuro de la normalidad I: utopías sanitarias, distopías económicas
Después de la crisis ocasionada por la pandemia de COVID-19, la cotidianidad que alguna vez llegamos a conocer quizá nunca volverá a ser la misma
Por Lado B @ladobemx
12 de abril, 2020
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Gerardo Sifuentes M.

@sifuentes

“Cuando dicen: «cuando todo esto se acabe…» ¿A qué se refieren exactamente?”

@balmori

El pasado 8 de abril se levantó con numerosas restricciones la cuarentena en la ciudad de Wuhan, el epicentro de la pandemia ocasionada por el coronavirus Sars-coV2, que iniciara el pasado 23 de enero. 

El saldo oficial hasta el momento es de 50 mil infectados en aquella ciudad, con 2 mil 500 muertes, lo que constituye el 80% del total de fallecimientos en China; el conteo alrededor del mundo mientras se escribe esto es de 1.4 millones de infectados, con 82 mil fallecimientos y por supuesto millones de personas más encerradas en sus casas, en una suerte de claustro monacal que en ciertos casos se intenta sortear con las más diversas dinámicas de redes sociales. 

Pero la gran pregunta es: ¿cuándo volverá la normalidad? Aunque sabemos que el concepto de ‘normal’ es para fines prácticos una ambigüedad, se estima en términos generales que esto no ocurrirá pronto: la cotidianidad que alguna vez llegamos a conocer quizá nunca volverá a ser la misma.      

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Este 9/11 en cámara lenta abrió una ventana de incertidumbre que hace difícil realizar cualquier pronóstico. 

En términos sanitarios, Gideon Lichfield, del Tech Review, habla de la posibilidad de enfrentar un escenario en los países industrializados donde exista la “discriminación legal”, en la que se promulguen leyes que restringen el movimiento de personas consideradas portadoras del Sars-coV2. 

Foto: María Ruíz | Pie de Página

De hecho en Singapur ya se rastrea a las personas a través de sus teléfonos celulares para obligarlos a seguir el confinamiento, y en Israel empezarán a utilizar el mismo software que los servicios de inteligencia emplean para rastrear terroristas y seguirle la pista a sospechosos de ser focos de infección. Hay videos en los que se muestra a la policía española sometiendo a todos aquellos que salen a la calle sin motivo. Esta ‘dictadura sanitaria’ es un camino extraño e inquietante que podría tener auge. 

En esta línea de pensamiento, la consultora de negocios McKinsey tiene una visión similar para negocios. Sus recomendaciones para CEOs es adoptar estrategias de inteligencia y acción propias de la milicia, en vista que, en sus propias palabras, el ejército es una organización con experiencia para lidiar con crisis a gran escala. Y no le falta razón. 

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Claro que no es la primera vez que en el mundo de los negocios se han adoptado filosofías marciales para mejorar su desempeño (apuesto que todo ejecutivo de transnacional tiene El Arte de la Guerra de Sun Tzu en su librero, y quizá hasta lo haya leído), pero esta vez McKinsey es más detallado que una simple metáfora.

“Las organizaciones militares… a menudo establecen estructuras granulares responsables de tareas altamente específicas, como operaciones, comunicación y recolección de inteligencia. Sin embargo, todos utilizan equipos de planificación anticipada para que los tomadores de decisiones clave aprovechen cuando se enfrentan a conjuntos de problemas complejos y en alza…

«Adelantarse a la próxima etapa de la crisis del coronavirus». Hirt et al. Abril 2020. McKinsey.

El documento de McKinsey sugiere desarrollar escenarios estratégicos para tener “múltiples versiones del futuro” y tener previsto un plan de acción en cada caso. La prospectiva nunca tuvo una mejor oportunidad para demostrar sus capacidades.

En este sentido, el británico Simon Mair ha propuesto cuatro escenarios para un futuro a corto plazo: 

  • Capitalismo de estado
  • Barbarie
  • Socialismo de estado 
  • Y “ayuda mutua”. 

El primer caso, apunta Mair, es lo que actualmente viven los países industrializados; los gobiernos aplican estímulos para la recuperación del mercado, negocios y trabajadores afectados. 

Foto: Gustavo Fring | Pexels

Dado que la pandemia se encuentra relativamente lejos de solucionarse, esta opción no podrá sostenerse por mucho tiempo. 

De ser así, tras el colapso del mercado la barbarie tomaría su lugar en todos los niveles, y es quizá el más terrorífico de todos, cumpliéndose las distopías propuestas por películas como la consabida Contagio (Soderbergh, 2010) donde el caos es generalizado. 

Sin embargo, la adaptación y cambio cultural también pueden ser considerados como un escenario alternativo, en el que la vida humana, y no el mercado, sean quienes estén en el centro del rescate. 

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El nuevo socialismo de estado lo estamos viendo en acción en países como España, en donde se han nacionalizado los hospitales privados. Las cadenas de abastecimiento de alimento y productos básicos podrían ser los siguientes en seguir este camino, en caso de que la situación empeore. 

El cuarto escenario de Mair, la ayuda mutua o autogestión, en el que diversos grupos de la sociedad se organizan independientemente del gobierno, es -siempre ha sido- la alternativa utópica que tendría auge. Esta movilización espontánea de los individuos es descrita por Mair:

“La forma más ambiciosa de este futuro es la aparición de nuevas estructuras democráticas. Agrupaciones de comunidades que pueden movilizar recursos sustanciales con relativa rapidez. Las personas se unen para planificar respuestas regionales para detener la propagación de la enfermedad y (si tienen las habilidades) para tratar a los pacientes…”

«¿Cómo será el mundo después del coronavirus? Cuatro futuros posibles».

Simon Mair. The Conversation.

El futuro no existe, y quien diga que puede adivinarlo es un charlatán. Pero cualquiera que sea la ruta que tomará la pandemia y sus efectos en todos los niveles, habrá que recordar a Edward Cornish, quien dice que la meta del futuro no es predecirlo, sino mejorarlo. Conocer de antemano las oportunidades y los riesgos es una ventaja competitiva que nos ayudará a enfrentar la incertidumbre, y en última instancia asegurar la adaptación al primer capítulo de este nuevo mundo.

Acá la segunda parte del artículo: El futuro de la normalidad 2: pesadilla consensuada.

*Foto de portada: María Ruíz | Pie de Página

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