Lado B
Sin ellas nada se mueve
Una reflexión colectiva del equipo masculino de este portal  sobre las ausencias y sobre la masculinidad patriarcal que nos rodea
Por Ernesto Aroche Aguilar @earoche
10 de marzo, 2020
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Una reflexión colectiva del equipo masculino de este portal sobre las ausencias y sobre la masculinidad patriarcal que nos rodea

Foto: Alfredo González

LADO B

@ladobemx

Parece domingo, pero es lunes. Es 9 de marzo y en la ciudad de Puebla las mujeres pararon, no todas, claro, no el millón 148 mil mujeres que la ENOE reconoce como fuerza laboral del estado, pero las suficientes para hacer visible que faltan, que sin ellas poco se mueve.

Las calles no tienen el ajetreo normal, los paraderos tampoco. Hay negocios cerrados en el centro de la ciudad y oficinas públicas municipales que hoy no ofrecen servicios.

Hay universidades como la Iberoamericana que tiene las aulas y los pasillos llenos de ausencias, y un gimnasio en donde se discute sobre la masculinidad hegemónica, esa tóxica porque se basa en la fuerza y el sometimiento, esa que vuelve a lo femenino un insulto. Esa que tanto daño hace a hombres y mujeres.

Hoy nos sobra la sensación de vacío, a pesar de que no todas las mujeres pararon, esa ausencia programada y voluntaria fue un privilegio que no alcanza para todas, la frágil economía no lo permite o la estructura patriarcal que por más que truena y se fisura sigue intacta.

El portal Manatí compartió un video del profesor de la Udlap Abraham Siloé en donde se observa un simbólico pase de lista: al nombrar a las estudiantes ausentes la respuesta de sus compañeros era: desaparecida… muerta…

Porque el paro fue también un recordatorio de que en este país cada día desaparecen 10 mujeres, de que en este estado se han cometido al menos 460 feminicidios en los últimos siete años. Más de 1 a la semana en promedio entre 2013 y 2019.

Por ello el equipo masculino de LADO B, que a excepción de quien esto escribe son jóvenes veinteañeros, hicimos un ejercicio de reflexión sobre el 9M, sobre las ausencias y sobre la masculinidad patriarcal que nos rodea.

Foto: Alfredo González

Dice Cuauhtémoc Cruz, columnista de esta casa editorial y académico de la Ibero, en un tuit publicado en su cuenta: “Hoy ese silencio ha sido el resquebrajamiento de nuestra cotidianidad. Ayer tomaron las calles, gritaron y fue estruendoso. Hoy se ausentaron y su silencio fue aún más sísmico. Mañana debemos amanecer siendo distintos. Si seguimos igual, poco habremos escuchado a ese silencio”. (Ernesto Aroche)

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Calles que apenas un día antes habían poblado de morado hoy amanecieron sin ellas. Ante la sordera de nuestra hombría histórica y culturalmente machista, ellas gritaron con su silencio porque ya no había más que hablar.

Foto: Alfredo González

Nuestro machismo cultural e histórico arraigado en nuestro concepto de hombría que fomenta la violencia hacia la mujer ahora exacerbado gracias a un sistema económico que cosifica a las personas haciendo de ellas un «recurso humano», reemplazable.

Nuestra indiferencia y complicidad masculina ha creado para ellas una atmósfera violenta en un grado alarmante. La violencia hacia ellas se ha normalizado en los últimos años tanto que hoy nos parece casi normal que una mujer desaparezca. No es una, son todas.  (Leonel Albañil Rojas)

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Un día después de la épica movilización de mujeres en la marcha del 8 de marzo, la ciudad de Puebla se vio distinta. Pero no por el hecho de que las mujeres se hayan invisibilizado del espacio público -que era ese al final el propósito del paro-, sino porque se extrañaba su furia.

Como parte de mi trabajo estuve en las charlas y talleres que ofreció la Ibero para visibilizar y trabajar sus masculinidades y es claro que aún no hemos entendido nada, o muy poco.

Al salir de varias de las charlas, lo que me encontré eran alumnos despotricando en contra de las actividades, hablando despectivamente de las marchas del día pasado y, hasta llegué a escuchar los detalles de cómo un profesor acosaba a algunas alumnas y, pese a todo, lo respaldan por ser “buen pedo”. No hemos aprendido nada como hombres, y lo que es peor, no queremos hacerlo.

Se me vino a la mente una reflexión del filósofo esloveno Slavoj Zizek, acerca de la ecología, en la que refiere una paradoja de negación: Todos sabemos el peligro en el que nos encontramos a causa del calentamiento global y la posibilidad de que grandes catástrofes ambientales vengan pronto, pero no hacemos nada.

Foto: Alfredo González

Pero, sugiere Zizek, ¿por qué no hacemos nada sobre eso? Él lo llama, en términos de psicoanálisis “disavoiwal” (renegación): “La lógica es “Yo sé muy bien, pero actúo como si no supiera”.

Sé bien que el problema del machismo tiene que ver con valores sociales muy fuertemente arraigados en las sociedades, y me pareció decepcionante que después de asistir a múltiples charlas en contra del machismo y la reflexión acerca de las masculinidades, y más aún, después de la marcha del día anterior y todos los hechos violentos contra la mujer vividos recientemente en el país, la comunidad estudiantil siguiera repitiendo, de manera tan inmediata, los mismos roles opresores como si nada.

De cualquier forma, me quedo con la imagen de ver alumnos reuniéndose para formar grupos de hombres “deconstruyéndose”. (Cristian Escobar)

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El día es más silencioso, en las calles faltan mujeres, faltan sus voces. Nos sobra la sensación de vacío. Los camiones pasan a medias, con menos gente de lo normal.

Desde hace unas semanas se anunció que hoy habría #UnDíaSinMujeres, que hoy “desaparecerían” para visibilizar con su ausencia su importante labor en la sociedad y para protestar contra la violencia de género.

Foto: Alfredo González

¿Qué se sentirá estar un día sin ellas?, pensé desde que escuché sobre el paro. Y no, no fue un día normal. Se apagaron los chats personales y de trabajo, se apagaron sus voces y sólo quedó el vacío. (Julio Sandoval)

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Para una persona cuya vida se ha rodeado tanto de mujeres, este día, el 9 de marzo, ha sido un día en soledad. La mayoría de las amigas está en este ejercicio, por lo que no están en redes sociales, ni en ninguna forma visible, y los sentimientos son nostálgicos, de preocupación, de ansiedad, puesto que no ha habido actividad por parte de alguna de ellas.

Se siente un día como cualquier otro, sólo que, para muchos, nos faltan muchas. Dicho ejercicio (el paro) también ayuda a crear una empatía más genuina para con las víctimas y sus familias, al no saber dónde estarán, si estarán a salvo o no, si volverán o quizás no.

Foto: Alfredo González

Se sabe que la violencia afecta a todos, sin embargo, las mujeres tienen menos posibilidades de sobrevivir a dicha violencia, y es una realidad que no muchos ven, por ello espero que este ejercicio y la marcha del domingo sean el primer gran paso para una gran revolución feminista que cubra todo el país, incluso todo el continente, integre a más personas y la sociedad en general vaya tomando acciones concretas para mejorar la situación de las mujeres. (Zab García Rojas)

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Más allá de percibir la ausencia del género femenino, debemos de reflexionar sobre las actitudes que ejercemos hacia las mujeres al violentarlas, discriminarlas, acosarlas y menospreciarlas, son esas acciones violentas que ellas enfrentan día a día fuera y dentro de los hogares.

Foto: Alfredo González

La violencia está ahí, nuestra violencia está ahí, detrás de la puerta, y las cifras rojas del feminicidio en el estado y el país nos lo recuerdan. Este día sin ellas tal vez pudimos ver de frente a su próximo agresor . (Axel Alberto Espinosa)

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Hoy fue un día extraño, las calles se sentían solitarias, no había tanto ruido y era muy poca la gente que se veía en la calle.

Pienso que esta forma de protesta por parte de las mujeres es un punto de quiebre que puede quedar marcado en la historia reciente de este país.

Foto: Alfredo González

Salir a las calles y retratar esa ausencia de las mujeres fue difícil porque es una cuestión de sentido, de presenciar “eso” que hoy se pudo notar con claridad.

Y aunque algunos hombres hacían comentarios ya sea por chiste o de mal gusto, se notaba como también resentían los efectos de esta protesta.

Un hombre entrados en sus 45 años estaba inconforme en la manera de protestar del movimiento feminista, por esta parte de vandalizar las calles. Decía que buscaran otras formas, y pues hoy tuvo que hacer sus labores en la calle solo. La ausencia fue más fuerte, más grande, que una marca pintada en las calles.

Foto: Axel Espinosa

Creo que fuimos testigos de un suceso que fortalece mi postura ante la igualdad de género, pues todos buscamos ese bien común. (Alfredo González)

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Autor Lado B
Ernesto Aroche Aguilar
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