La Organización Mundial de la Salud ha categorizado la enfermedad del coronavirus (COVID-19) como una pandemia, a la luz de su propagación en todo el mundo. Desde que surgieron los primeros casos en la ciudad china de Wuhan, en diciembre pasado, ha habido mucha especulación — y desinformación— sobre los orígenes del virus. Y si bien los científicos sospechan que puede haber venido de un mercado en Wuhan cuando un animal fue consumido o descuartizado, extendiéndose a la población humana desde allí, el problema está lejos de resolverse.
Para comprender mejor el origen del coronavirus y lo que se puede hacer para detener la futura propagación de enfermedades de animales a humanos, la Wildlife Conservation Society (WCS) y Global Wildlife Conservation se han asociado para producir una serie de nuevas infografías.
WCS también proporciona actualizaciones periódicas sobre problemas relacionados a la vida silvestre que rodean al COVID-19, y ha recurrido a Twitter para aclarar algunos de los rumores más comunes sobre la enfermedad. Estos van desde lo demostrablemente falso que el virus fue fabricado en un laboratorio, hasta lo infundado (por ejemplo, que sabemos con toda certeza qué animal huésped transmitió la enfermedad a los humanos).
«Lo más probable es que el huésped evolutivo o ancestral fuera un murciélago», dijo Chris Walzer, director ejecutivo de salud de WCS, a Mongabay. «Lo que no sabemos es cómo el virus llegó a los humanos y [a través de] qué posible huésped intermediario pasó».
Los coronavirus son un grupo de virus con tasas de mutación excepcionalmente altas que se sabe que existen en murciélagos, roedores, camellos y gatos, por lo que son ideales para saltar de huéspedes animales a humanos. Los virus que causaron los brotes del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS) en 2012 y el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) de 2002-2004 se clasifican como coronavirus.
Los virus mutan naturalmente y pueden recombinarse, compartiendo diferentes componentes para crear nuevos virus. Por lo tanto, el comercio de vida silvestre y los mercados de carne, donde varias especies vivas se mantienen juntas y se sacrifican en las mismas superficies, demuestran ser un caldo de cultivo perfecto para nuevos patógenos.
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*Foto de portada: Rhett A. Butler