Lado B
#9M: Escuchemos esos silencios
Las siguientes líneas, a manera de crónica tuitera, es un recuento personal de lo vivido por Cuauhtémoc Cruz este lunes 9 de marzo
Por Cuauhtémoc Cruz @cuau_cruz
10 de marzo, 2020
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Foto: Axel Espinosa

Cuauhtémoc Cruz Isidoro

Para Mariana, Niz, Monny y Lau, por las lección que me dejaron

Para todas ellas que decidieron alzar la voz

Para todos ellas que decidieron ausentarse.

Las siguientes líneas, a manera de crónica tuitera, es un recuento personal de lo vivido este lunes 9 de marzo. Su propósito es visibilizar, a partir de lo que podría ser considerada una jornada cotidiana, la ausencia de las mujeres. Siempre había sido consciente de su presencia en mi vida diaria, pero el Paro #UnDíaSinNosotras lo ha replanteado desde otra perspectiva. Generalmente esa ausencia se presentaba como algo derivado de actividades propias de nuestras jornadas, pero algo me daba la seguridad de que estaban ahí, en algún lugar, presentes. La ausencia de este lunes ha sido marcada por el silencio, por la sensación de saber que no están, que desaparecieron, que por más que saliera a buscarlas, hoy no las encontraría. Su silencio, su ausencia han provocado un sismo en mi interior. Comparto que sentí miedo, sentí soledad, sentí angustia. Algo que en este país cientos de familias sienten día a día ante el clima de violencia que prevalece y particularmente en lo que respecta a la violencia contra las mujeres. Sirvan las siguientes líneas para invitar a la reflexión y a la acción.

Lunes 9 de marzo de 2020. 5:55 am. Activo la app para escuchar el noticiero de todos los días. Silencio. “Seguro es la conexión de internet”. Reinicio la app y más silencio. No, no es la red; es la ausencia de Gabriela Warkentin frente al micrófono. No hubo el tradicional grito “Son las seeiis de la mañana”. La rutina del baño y el desayuno no es la misma. Silencios continuos. 

7:15 am. Salgo rumbo a la universidad. Las calles están vacías. Pocos vehículos, pocos transeúntes. La mayoría hombres. Unas cuantas mujeres (que quizá no podían sumarse al Paro). La ausencia es notoria.

7:30 am. El trayecto que normalmente es de 25 a 30 minutos, esta mañana hay sido de 15 min. El estacionamiento está casi vacío. Más silencio. 

8:00-8:10 am. En la hora que comúnmente se escuchan en los pasillos los “buenos días”, hoy hay silencios. Pasa uno que otro compañero. La ausencia se va notando. En los primeros minutos de la jornada laboral, los pocos hombres que estamos nos encontramos en el pasillo, nos miramos, tratamos de darle palabras a lo que está pasando. Es un día sin ellas. Sabíamos que pasaría, quizá no lo habíamos dimensionado. Más silencio.

El pasillo donde está la oficina está conformado mayoritariamente por mujeres. Mujeres que hoy han decidido parar. No están Ro, Ix, Kari, Clau, Ana, Paz, Belén, Ere. Su ausencia es notoria. Ese silencio nos recuerda que no están, que algo está pasando, que debemos escucharlo.

10:50 am. Chris, un amigo que vive en la Ciudad de México, envía un mensaje al grupo de WhatsApp que tenemos para compartir cómo va en su oficina. Respondo unas cuantas palabras. Ni Mariana, ni Niza, ni Monny responden. Silencio. Las palomitas ni siquiera se ponen en azul. No están, han desaparecido. Pasan los minutos, más silencio. 

11:28 am. Los mensajes con Chris han pasado al chat individual. “¿Estás sintiendo lo mismo? ¿Estamos percibiendo su ausencia?”. La respuesta: Sí. Nos abrazamos digitalmente. ¿Qué se hace en estos casos? No hay respuesta. La lección más dura del día ha venido de nuestro círculo cercano. La mañana sigue transcurriendo entre silencios y ausencias. 

1:40 pm. Hora de la comida. Mariana y Niz no están. Hoy no hubo pláticas de fútbol, de encontrar conciertos a los cuales ir, de hablar del capítulo del podcast, de contarnos nuestro fin de semana. Sólo silencio.

Foto: Alfredo González

La comida ha transcurrido con compañeros de la oficina. Salimos ante la noticia de que la cafetería estaba a medio abrir. Las calles de la hora pico lucían vacías. El tráfico había desaparecido. Más ausencias.

3:00 pm. Hora de clase. Los pasillos vacíos. Ninguna alumna presente. La clase ha sido un taller colectivo sobre masculinidades. Nos encontramos unos por clase, otros por convicción. Dice uno de los alumnos: “si ellas no hubieran parado, quizá no estaríamos aquí”. Es cierto. Segunda lección: su ausencia nos ha llevado a encontrarnos, a confrontarnos, principalmente contra eso que llamamos “ser hombre”.

5:10 pm. El estacionamiento luce vacío. El lugar que generalmente ocupa el coche de Mariana permanece libre. Un coche a lo lejos. La ausencia es notoria. El silencio más. Inicia el trayecto de vuelta. Los 35/40 minutos usuales por el tráfico de esta hora, hoy han sido 18. Las calles lucen vacías.

Los mensajes con Chris han regresado. Intercambiamos impresiones, sentimientos. La sensación de soledad y también de tristeza nos invade. No están nuestras compañeras, nuestras amigas. El silencio se vuelve eterno.

Durante la tarde la casa se ha inundado de silencio. No hay ánimos para la música o ver una serie. El celular se mantiene en silencio. Casi a diario hay pláticas por WhatsApp con Lau. Hoy también ha estado en silencio esa conversación. Sé que si le escribo esta vez no habrá respuesta. El Paro llega hasta el espacio digital. En redes se nota la ausencia. Aranzazú no ha tuiteado nada, hoy no hay memes políticos. Silencio digital.

Foto: Axel

La noche llega entre pensamientos y reflexiones. El día ha sido largo. El silencio todavía más. Escribo estas líneas antes de dormir, sabiendo que mañana al despertar estarán de regreso, pero también sé que en este México esa ausencia un día puede ser una dura realidad. En el último año han desaparecido mil 277 mujeres, según datos oficiales. 15 mil 835 desde los años 60. A diario 10 mujeres son asesinadas en todo el país.

Hoy ha sido un “simulacro”, una “prueba” de lo que pasa a diario en nuestro país con el asesinato y la desaparición de las mujeres. Confieso que me asusta, que me da miedo, pero que también eso hace más pertinente la lucha y la exigencia de un mundo más justo y equitativo. Por la urgente pacificación del país.

Hoy ese silencio ha sido el resquebrajamiento de nuestra cotidianidad. Ayer tomaron las calles, gritaron y fue estruendoso. Hoy se ausentaron y su silencio fue aún más sísmico. Mañana debemos amanecer siendo distintos. Si seguimos igual, poco habremos escuchado a ese silencio.

Martes 10 de marzo. ¿Qué sigue? ¿Qué nos movió? ¿Podemos ser los mismos? ¿Debemos ser los mismos? #UnDíaSinNosotras debe ser un punto de quiebre. Canta Julieta Venegas “Las mujeres se están revelando, los hombres no saben qué hacer». Esta es una invitación, principalmente a los hombres, a que no seamos sordos a ese silencio.

*Foto de portada: Axel

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Autor Lado B
Cuauhtémoc Cruz
Cuauhtémoc Cruz Isidoro, comunicólogo por la IBERO Puebla y maestrante en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Actualmente es responsable de Comunicación del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría y es Secretario del Capítulo Puebla de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI Puebla). Se ha especializado en derecho a la información. Chiva y blaugrana de corazón.
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