Lado B
7 ventanas para mirar a otros mundos
Con una identidad gráfica entrañable y absolutamente icónica, cada obra de Hayao Miyazaki nos lleva a un mundo familiar pero completamente diferente
Por Aldo Plouganou @
26 de marzo, 2020
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Aldo Plouganou

@AldoPlouganou

Bezaca la sin medro de revuelta, –perdón–, síndrome de la cabeza revuelta; nadie te advierte, nadie te lo toma en serio tampoco; así le digo a esa gripa cerebral con cuerpo cortado que le agarra a las ideas, a la mente, cuando nuestra vida se sale de sincronía. No sólo por un tema de la rutina –que ayuda, que balancea, que romperla con estrategia impulsa– más bien sincronía de la relación entre lo que el corazón, el espíritu, nuestros sueños y nuestro entorno transitan.

Hace más de una semana que reboto entre temas, ideas y cosas que contarles en esta columna. Indefinido en el vaivén de no querer sumarle tiempo aire a lo que ya se charla en cada rincón de nuestra cotidianidad cibernética y la posibilidad de la columna de aportar algo para mejorar la experiencia. Al final decidí mejor hacerle caso a la gente más sabia e inteligente… –Cuando tengo una idea o un pensamiento, usualmente lo mejor que puedo hacer es ir exactamente en la dirección contraria a ese primer impulso… –dijo Kubrick a Jeremy Bernstein en una entrevista grabada entre el ’65 y el ’66 para The New Yorker. Así que ni una, ni otra, las dos.

Les voy a contar un relato fílmico que ante todo está pensado para ser una lista de películas más o menos al alcance de la mano en la red, para tirarse de cabeza en el medio del encierro y hacerlo ante todo un momento más llevadero.

Todo esto empieza por el principio, unos pocos momentos después de darnos cuenta –como especie– de que estábamos bastante copados con el ejercicio ese de hacer arte –construir belleza y significado utilizando habilidosa e imaginativamente un oficio–, empezamos a preguntarnos ¿qué debía hacer el arte?, las opciones eran: ayudarnos a escapar de la realidad o por otra parte más bien señalarla, exponerla, retratarla fielmente.

Y así tomando un café frente al celu o a la compu las dos suenan bien, el tema es que si lo pensamos detenidamente las dos tienen formas re viciadas de existir. Por ejemplo la primera suena bien porque a veces nos pasan cosas (!) y queremos distraernos de eso, pero a veces escapar es lo único que terminamos haciendo –Como los últimos 25 millones de películas de Marvel del ultimo año–. Y sí hablar de lo que somos y cómo somos está bueno, pero a veces nuestros vicios como especie pueden ser demasiado, la verdad son pocos los que aguantan ver por segunda vez “Irreversible”, “El diablo entre las piernas” o “Anticristo”.

En términos más psicológicos y antropológicos la respuesta es simple: ambas. Los estudiosos del tema han encontrado que para los seres humanos es extremadamente difícil procesar lo que vive, nuestro cerebro lo guarda y lo acumula pero en general le cuesta mucho trabajo procesar todo eso acumulado. La forma más eficaz es extraer la información, depositarla en un avatar y una vez en frente de nosotros, re significarla antes de re incorporarla. Por ejemplo, encontrarnos con un personaje que viva lo mismo o algo parecido que lo que hemos enfrentado y que haga algo con esa experiencia: crecer, mejorar, aprender de la situación; hará que sea más sencillo para nosotros lograr generar ese crecimiento o aprendizaje con nuestra propia experiencia. Cuando el arte nos distrae y nos habla de lo que somos al mismo tiempo, nos ayuda a procesar la vida. 

Miya-san

Y para procesar la vida nadie en la historia del cine como Hayao Miyazaki, el más claro ejemplo está en la premisa con la que ha construido su carrera, en el documental “El reino de los sueños y la locura” de Mami Sunada, la directora le pregunta para qué hace cine y –parafraseo–, el contesta que él cree que su responsabilidad es darle a los adultos del futuro una forma de encontrar las herramientas para un mundo mejor, a través de los chicos de hoy. Miya-san como le dicen todos en el estudio, labura cada día en esas películas con una dedicación obsesiva para construir un mundo que ni siquiera aspira a disfrutar.

Y si bien su misión es con los chicos en lo absoluto es un cine excluyente para adultos, les decía que su cine es la combinación perfecta de las dos escuelas ontológicas del arte. Mientras cualquiera podemos distraernos con lo fantástico, cada aspecto de esos universos que construye son un mecanismo narrativo para señalar y analizar nuestros vicios como especie.

Con una identidad gráfica –especial mención a la paleta cromática– entrañable y absolutamente icónica, cada obra de Miya-San nos lleva a un mundo familiar pero completamente diferente, siempre construido al rededor de lo que los teóricos gringos llaman –character driven–, es decir, contar la historia con un personaje profundo, complejo como motor principal. Un detalle lindo y según el director inconsciente es que casi todos esos personajes son personajes femeninos, fuertes, únicos, reales.

Recientemente entró al monopolio de la “N” roja –si quieren ser nombrados, ya saben en diciembre es la cena de recaudación de fondos de LADO B– casi toda la filmografía de Miyazaki. Así que voy a aprovechar este momento para darles un par de motivos o pretextos para ver cada una de esas películas. Y arranco desde aquí, en cada una de estas historias, les protagonistes enfrentan situaciones que como mínimo se parecen mucho a lo que estamos enfrentando en este momento, y les prometo que no habrá una forma más contenida, hermosa e inolvidable de crecer con todo esto que de la mano de Miya-San. 

1.- Nausicaa del valle del viento.

Lo primero es la música, no hay chance de encontrar un score más épico para enfrentar la soledad, abstinencia y distancia que el aislamiento implica. Nausicaa vive en un mundo hermoso e increíble hecho pelota por todas las conductas indiscriminadas de los humanos, ¿re de quién sabe donde habrá salido no? Lo más entrañable e increíble de esta película es la fuerza con la que alcanza a transmitirnos la belleza delicada y soledad que hay en los pedazos de mundo que se han quedado fuera del alcance cotidiano de los humanos. ¡Y por último el planeador de Nausicaa es lo más!

2.-El castillo en el cielo.

En primer lugar tiene uno de los mejores diseños de robots del mundo –y digo “uno de los” por moderarme porque re contra cabría decir el mejor– después la aventura es en términos de trama una especie de película de aventuras en constante persecución y como toda película de aventuras hay un tesoro oculto ¿En dónde?, en un castillo, en una isla que vuela ¿Sería genial tener una de esas para hacer el aislamiento a gusto y poder estirar las patas a gusto no? 

3.-Porco Rosso.

Lo familiar sería que está ambientada en una Italia venida a menos por las adversidades de la guerra, se centra en el espíritu de lucha de su gente para remontar esas situaciones y en los héroes inesperados que estos contextos suelen provocar. Quizá lo más lindo es la forma amigablemente machista que emplea para deconstruir la mirada misógina noventera de que había cosas para las que las mujeres no eran buenas. Porco víctima de una maldición que lo convirtió en un chancho humanoide, está atravesado toda la película de una soledad existencial que francamente un poco todos sentimos estos días. Fuerza, nobleza y conciencia cívica son algunas de las ideas que trata de construir mientras nos entretiene con varias peleas de avionetas de principios de siglo XX. 

4.-La princesa Mononoke.

Harto de los humanos, la flora y fauna de un bosque declara la guerra al pueblo minero que lo destruye. Más auto referencial que eso, complejo… Más en un plan de lazo prohibido que otra cosa nuestro protagonista se enamora perdidamente de la princesa, una chica salvaje que defiende y lucha por el bosque. Otra con un score monumental para darnos valor y con unos personajes protagónicos inspiradores para encarar toda esta realidad. Además hay mucho bichito inventado que siempre es un valor extra para el ojo cinéfilo.

5.-El viaje de Chihiro.

El gran éxito, la famosa, pero con todo en su lugar para merecerlo. Chihiro sin quererlo en el medio de una mudanza queda atrapada con sus padres en un  mundo mágico paralelo al nuestro, no sólo la soledad que debe enfrentar, la sensación de pertenecer a otro mundo son cosas que nuestra heroína nos inspirará a transitar con mucha más valentía e ingenio. Chihiro debe salvarse a ella y a sus padres antes de que su permanencia en ese mundo sea definitiva, pero para hacerlo deberá lidiar con los caprichos y voluntades de la bruja que gobierna el lugar. Visualmente su nombre no sólo hace justicia, quizá hasta se quede corto, el universo fantástico que construye es realmente una locura fenomenal. 

6.-Mi vecino Totoro.

No le voy a dar vueltas, la principal razón para ver esta es por las ganas que en el fondo tenemos todos de abrazar a un bichi gigante peludo y suave. Esta es una de las más intimas, con momentos visuales de locura hermosa, pero que sobre todo se concentra en ser introspectiva, contemplativa y dolorosa. –Tremendo novelazo –decían mis viejos para referirse a estos dramas que emocionan y no se pueden dejar de ver. Por último la relación de esta familia que se apoyan los unos en los otros para hacer tolerable la adversidad emocional que enfrentan es probablemente una de las cuestiones emocionales que más empatía nos generará en estos días.

7.-El delivery de Kiki.

Kiki es una brujita que como dicta la tradición debe salir de su casa a los 13 para convertirse en una bruja hecha y derecha, más allá de que la lucha de esta chica que de la nada debe enfrentarse a un mundo sola. Además del diseño de interiores, lo más hermoso de esta película es su arco dramático; la forma en que con sutileza Kiki va perdiendo su fortaleza y el camino de auto percepción que debe recorrer para recuperarla es terriblemente entrañable. Toda esta travesía interna pasa en el medio de una ciudad ficticia hermosa junto  al mar que para escapar por un par de horas del living y la casa es un planazo.  Esta de una forma particular también es profundamente intima e introspectiva además de aventurera de una forma tierna.

Bonus Track: Vean “El mundo secreto de Arriety” que no es de Hayao pero es de su estudio y también está genial para esta coyuntura –hay una polémica con el director y Ghilbi, pero esa se las cuento en otro relato–. La peli tiene todo lo bueno de la escuela Miyazaki. Ahora, si alguno no tiene cuenta en el monopolio de la N roja, ni algún amigo que de una mano compartiendo su cuenta, todo esto se encuentran fácil preguntando por ahí en cualquier Guillermo del Torrent amigo.
Espero que estas ventanas hagan que sus días sean siete veces más sencillos, que sus hermosos colores inunden un poco sus días. Les mando cada pedazo de fuerza que necesiten para quedarse en casa y seguir remando esta juntos; como las heroínas de Miyazaki.

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Aldo Plouganou
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