Lado B
Medios de comunicación, feminicidas
De acuerdo el OVIGEM de Puebla, un gran porcentaje de las notas que narran feminicidios faranduliza la violencia contra las mujeres
Por Samantha Paéz @samantras
28 de febrero, 2020
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Foto: Duilio Rodríguez | Pie de Página

Samantha Páez

 

Después del feminicidio de Ingrid Escamilla una idea se quedó en el imaginario colectivo: a las mujeres nos matan varias veces, primero el autor material e intelectual, después las autoridades y luego los medios de comunicación. Cada vez que apareció el cuerpo de Ingrid violentado, lacerado, en la página de algún medio, se le volvió a matar. Se mató su recuerdo y su dignidad.

Son muchos los casos como el de Ingrid, donde los cuerpos sin vida de las mujeres fueron difundidos una y otra vez. En el diagnóstico “Feminicidio en medios digitales”, que elaboramos en el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM) de Puebla durante 2019, damos cuenta que 16% de las imágenes de las notas reproducían violencia explícita, es decir, se mostraba el cuerpo violentado, la sangre, la descomposición.

Sabemos que la muestra tomada -notas sobre feminicidio del 1 de julio al 30 de septiembre de 2019- es solo un acercamiento. En el monitoreo diario observamos la crueldad con que somos asesinadas y mostradas: apenas con ropa, agonizando, reducidas a cenizas, abandonadas junto a los desechos.

Pero no son solo las imágenes, también es la manera en la que se narran los feminicidios. Los medios muchas veces evidencian detalles de nuestra ropa, actividades, lesiones, que lo único que buscan es generar morbo y no ayudar a comprender qué ocurrió. De acuerdo con el diagnóstico que mencioné arriba, 49% de la información analizada contiene detalles innecesarios y faranduliza la violencia contra las mujeres.

Aún con estos datos podría pensarse que es una exageración llamar a los medios de comunicación feminicidas, pero no lo pienso así. En una entrevista para lmneuquen, la antropóloga feminista Rita Segato pone las cosas claras: “cuando se informa, se informa para atraer espectadores y por lo tanto se produce un espectáculo del crimen, y ahí ese crimen se va a promover”.

Hace un comparativo de cómo en Argentina los medios de comunicación dejaron de informar acerca de los suicidios, porque se dieron cuenta de que difundirlos hacía que se cometieran más. Sin embargo, no observaron que con la violencia de género ocurre lo mismo. Por ello invitó a no dejar de publicar notas al respecto, pero sí a generar un debate sobre cómo hacerlo sin que sea un espectáculo, sin que se invite a la audiencia al morbo y sin que muestre al agresor como el protagonista.

Foto: Ámbar Barrera

Pensando en las alternativas que tenemos medios y periodistas al momento de abordar el feminicidio, retomo algunos apuntes del taller “Geografías de la violencia”, realizado en marzo de 2019, con la periodista Lydiette Carrión.

  1. Narrar el feminicidio para que quien lee o ve nuestro trabajo quiera conocer a la víctima.
  2. Dejar de reproducir la idea de que el feminicidio ocurre porque se “perdió el control”, “fue un arranque de ira” o “ya no soportaba” a la víctima.
  3. Tener en cuenta el contexto del lugar donde ocurrieron los hechos, la situación política y social.
  4. No quedarnos con una sola versión de los hechos, menos si es la versión de él o de su defensa.
  5. Cuestionar la información que llega de manera extraoficial, pensar de dónde proviene la información y qué intención tiene.
  6. Hacer un mapa de actores y de riesgos para comprender mejor el caso, analizar cuál es el interés de cada parte y cada una de las versiones.
  7. Poner los claroscuros de la víctima, sus habilidades y defectos, porque en las historias complejas no hay buenas víctimas.
  8. No narrar escenas de violencia física o sexual en los primeros párrafos, ya que será difícil después de eso que la audiencia deje de lado el morbo y entienda cuestiones más complejas.
  9. Consultar con las personas involucradas en el texto para que haya consenso y no se les ponga en riesgo.
  10. Reconocer las víctimas no tienen por qué responder todas nuestras preguntas o rendir cuentas, con ellas hay que tener flexibilidad y empatía.
  11. La Fiscalía tiene todos los reflectores, hay que dar luz a otras versiones.

Quisiera terminar retomando a Rita Segato, si los medios de comunicación enseñamos a la audiencia a “rapiñar” y “despojar” los cuerpos de las mujeres, a perder la empatía por las víctimas, también podemos enseñarles la sensibilidad.

*Foto de portada: Marlene Martínez

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Autor Lado B
Samantha Paéz
Soy periodista y activista. Tengo especial interés en los temas de género y libertad de expresión. Dirigí por 3 años el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM). Formo parte de la Red Puebla de Periodistas. También escribo cuentos de ciencia ficción.
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