Lado B
Ayudar a que amanezca: el paro y la formación ciudadana
En el contexto de violencia actual "es urgente la formación ciudadana, la educación para vivir en la ciudad y sentirse ciudadano", dice Martín López Calva
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
25 de febrero, 2020
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Foto: Marlene Martínez

Martín López Calva

Para Tania, Ingrid y todas las víctimas de feminicidio.

“La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen…(1)

Vivimos en un país en el que la oscuridad –física, emocional, social, cultural- engendra la violencia y la reproduce, la regenera, la refina en sus formas y en su crueldad cada día, cada semana, cada año desde hace ya muchas décadas.

Vivimos en un país en el que la violencia pide oscuridad y regenera la oscuridad –física, emocional, social, cultural- que nos envuelve profundizando la desmoralización social, la falta de deseos de vivir humanamente, la lucha diaria por sobrevivir como única manera de existir en esta tierra.

¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?

…¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie….(1)

 

Nos toca vivir hoy en un país en el que no se sabe ya quién es el que mata y por ello se inventan excusas, fantasmas sistémicos, mafias poderosas y conspiraciones intangibles para justificar la inoculación del mal hasta los huesos de todas las instituciones y dimensiones de nuestra vida, la instalación de una cultura de la muerte que hace cada vez más real la profecía de José Alfredo Jiménez de que “la vida no vale nada” porque el ser humano ha dejado de tener valor y hoy solo tiene precio.

La historia nos ha colocado en una situación en la que tampoco se sabe ya quiénes son los que mueren, porque las muertes –y las muertas por feminicidio- se acumulan a un ritmo de tres por día, porque el número de feminicidios en nuestro México creció 111% en los últimos cuatro años

Estamos en un país en el que no se sabe quiénes matan, quiénes mueren ni quiénes se quedan mudos para siempre de espanto por el horror de perder a una hija, a una hermana, a una amiga en un episodio de violencia absurda, irracional, cada vez más cruel y despiadada.

Vivimos en el territorio de la impunidad total, en el lugar en el que con suerte uno o dos de cada cien feminicidios serán resueltos por las autoridades que deberían impartir justicia pero que miran para otro lado a menos que se genere un escándalo mediático como en los casos recientes de Ingrid Escamilla y de Fátima, la niña de solo siete años sustraída de la escuela y brutalmente violada, torturada y asesinada en los últimos días. ¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.

“…Para Camps, vivir en la ciudad, sentirse ciudadano, implica reconocer y practicar los valores de la civilidad y contribuir a establecer un interés común más allá de los intereses particulares. De ahí que el compromiso con la convivencia, el respeto mutuo, la solidaridad activa con los menos favorecidos, no se hará realidad si los ciudadanos no contribuyen a ello…”

Ma. Candelaria Ochoa Ávalos. La ciudadanía a debate.

Foto: Marlene Martínez

En este escenario se hace cada vez más urgente la formación ciudadana, la educación para vivir en la ciudad y sentirse ciudadano, que implica el reconocimiento y la vivencia de ciertos valores relacionados con la civilidad y un compromiso con el bien común más allá de los intereses particulares o de grupo o partido.

La formación ciudadana que significa un compromiso con la convivencia y el respeto mutuo pero sobre todo, en situaciones críticas como las actuales, la solidaridad activa con quienes sufren, en el caso de la violencia y específicamente de los feminicidios, con las víctimas y sus familias. Una formación ciudadana que además de la escuela requiere del ejemplo de los ciudadanos en el espacio público.

El caso de Fátima y los otros casos recientes han despertado esta solidaridad y a partir de una iniciativa del grupo Brujas del mar, un colectivo feminista de Veracruz, se ha ido generalizando la convocatoria a un paro nacional de mujeres este día 9 de marzo, con el hashtag #undiasinnosotras y el lema: “el nueve ninguna se mueve”.

“…la realidad política, según Camps, debería ser un estímulo para la construcción de la ciudadanía, pero más bien actúa contra ella, porque la política se ha alejado de los ciudadanos y ha degenerado en mero partidismo…” 

Ma. Candelaria Ochoa Ávalos. La ciudadanía a debate.

Sin embargo, vivimos en un país en el que mientras las ciudadanas y ciudadanos se suman de buena fe y deseando visibilizar el hartazgo y la exigencias de justicia frente a esta realidad de violencia creciente contra las mujeres, el presidente de la república no muestra la mínima empatía y solidaridad con las víctimas y atribuye la convocatoria a “la derecha” y a los “conservadores” que buscan golpear a su gobierno y al mismo tiempo, los partidos de oposición dan muestras de buscar capitalizar el movimiento para obtener beneficios y ganar simpatías para sus muy endebles organizaciones.

Como afirma Victoria Camps según la reseña que cito hoy, la realidad política no es un estímulo sino un obstáculo para la construcción de ciudadanía y los políticos de nuestro país se alejan cada día más del sentir de los ciudadanos por seguir encerrados en sus intereses particulares.

En este escenario poco alentador resulta un signo de esperanza que muchas instituciones de educación superior se estén sumando a apoyar la convocatoria para este paro nacional de mujeres y que un gran número de organizaciones ciudadanas muestren también simpatía con esta causa justa y muy necesaria ante la emergencia nacional que hoy se vive.

Más allá de las diferencias ideológicas en temas concretos, resulta alentador que se esté generando unidad para expresar un “Ya basta” a la violencia contra las mujeres que se manifiesta en su grado más terrible en la imparable ola de feminicidios que tuvo recientemente en los casos de Ingrid y Fátima, dos ejemplos brutales.

Una buena estrategia de formación ciudadana sería fortalecer esta unidad en contra de la violencia de género y a favor de la justicia, desincentivando el llamado de “los puros”, que pretenden atribuirse el derecho de decidir qué personas o grupos están moralmente autorizados para unirse a esta causa y promoverla.

De la misma forma que la pureza es un enemigo de la formación ética, como afirmé en esta Educación personalizante hace un par de semanas, es también un enemigo de la formación ciudadana al impedir la solidaridad y la “unión de la unión y  la desunión” que según Morin es el sustento de toda democracia.

Porque recordar, evidenciar, gritar la rabia y la frustración de todas y todos ante esta gravísima situación que hoy padecemos todos es, como dice el poema de Rosario Castellanos, nuestra manera de ayudar a que amanezca y esto manda un mensaje para las futuras generaciones en términos de formación ciudadana.

Siguiendo el llamado del poema, recordemos y enseñemos a recordar “hasta que la justicia se siente entre nosotros”.

*Foto de portada: Lizbeth Hernández 

(1) Fragmentos del Poema: Memorial de Tlatelolco de Rosario Castellanos. 

 

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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