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Re Mayor No Es Azul: Erick Meyenberg y el arte de la sinestesia afectiva
¿Una palabra puede tener un sabor? ¿El morado puede ser la sensación de una gota sobre la piel? ¿El azul a qué suena? ¿A un Re Mayor?
Por Paula Hernández Gándara @
21 de enero, 2020
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Foto: Museo Amparo

María José Andrade Gabiño

@MajoAg23

¿Una palabra puede tener un sabor? ¿El morado puede ser la sensación de una gota sobre la piel? ¿El azul a qué suena? ¿A un Re Mayor? La percepción de una cosa por más de un sentido es un fenómeno neurológico llamado sinestesia.

La subjetividad de esta experiencia y su traducción en obras donde se apele a más de uno de los cinco sentido –particularmente al oído y la vista– son las líneas que Erick Meyenberg explora en su trabajo artístico, que desde el 18 de enero se encuentra expuesta en el Museo Amparo bajo el título de Re Mayor No Es Azul

Aquellos que tienen sinestesia no perciben de manera uniforme: lo que a uno le suena a un color, a otra personas le suena a otro. De ahí el nombre de la exposición: “Re Mayor No Es Azul”, una cita del neurólogo británico Oliver Sacks donde uno de sus pacientes con esta particularidad sensitiva responde a otro diciéndole que la nota Re Mayor no suena al color azul, sino al amarillo. Meyenberg recrea la sinestesia para aquellos que no tienen la suerte de tenerla, aunque claro, que desde su propia vivencia, lo que también habla de que, con sinestesia o no, toda percepción es subjetiva. 

En el vestíbulo del Museo Amparo se encuentra una de las obras que parecen implicar todos los intereses de Meyenberg: “Even When Fall Is Here” (Incluso si es otoño). Esta es una videoinstalación compuesta por seis pantallas, donde se ven distintas perspectivas de una sola experiencia: el artista en el jardín Haudenschild en San Diego, California. Lo proyectado está acompañado de una pieza musical en la que uno de los componentes es una voz difusa en inglés. 

Comisionado para crear una instalación en dicho jardín en 2018, Meyenberg convivió con el diseñador de paisaje y jardinero Chris Shea, que estaba enfermo de cáncer. El artista conoció los procesos de Shea para la construcción del jardín, tuvo acceso a sus bitácoras y estableció lazos afectivos con él. Al final, el artista tradujo toda esa experiencia en pinturas abstractas de rectángulos de colores –que no forman parte de la videoinstalación, pero se pueden observar en la Galería 1– tomados del registro botánico del jardín, que a la vez codificó en una partitura musical, que se escucha en la videoinstalación.

Así, “Even When Fall Is Here” es una pieza multimodal, una agrupación de formatos y de experiencias sensitivas y afectivas, que a la vez funciona como la última bitácora de Shea antes de morir. 

Para el espectador, incluso antes de saber todo esto, la experiencia justo parece algo sinestésico: entre sonidos melancólicos y una voz recitativa –perteneciente a Shea–, las pantallas parecen simular las diferentes perspectivas de un recorrido en el jardín, entre enfoques y desenfoques de flores, árboles y las manos del jardinero. Sin saber la historia, sabemos que así suena y se ve el jardín para Meyenberg. 

La manera de describir la obra de Meyenberg puede ser igual a la definición de la sinestesia: una trasposición de elementos de la experiencia. Sin embargo, no solo es de sentidos, sino imbricaciones (superposiciones), entre construcciones cromáticas y musicales, acompañadas de literatura; investigaciones científicas y sociales; de relaciones afectivas que establece con aquellos que representan lo que investiga; de formatos artísticos como el video, la fotografía, el performance, la música, la pintura, etc.

La afectividad política del sonido y la imagen

La multimodalidad y afectividad también es utilizada por Mayenberg de manera política, entendida como una manera de comprender y mostrar diferentes realidades. 

En la Galería 3 del Museo Amparo se encuentra: “Toda la noche oyeron pasar pájaros” –título extraído de las cartas de Cristóbal Colón donde narra la llegada de los españoles a América–.

También como videoinstalación, la obra se compone por dos canales de video acompañados de sonidos de aves y de canciones e improvisaciones de una banda musical de metales –trompetas, trombones, tubas, etc.– .

Siendo tal vez la parte más apabullante de la exposición, el video muestra un performance que Meyenberg realizó durante una residencia artística en Casa Wabi, Oaxaca. Allí se muestran diferentes habitantes de la zona en la laguna de Manialtepec (que ha sido depredada por la construcción de un hotel de lujo), tocando instrumentos de una banda tradicional fúnebre de la zona, en botes entre los manglares y a pie entre la vegetación. 

La música tradicionalmente tocada en velorios y los sonidos de improvisación, casi como lamentos, se intercalan con los sonidos de las aves, que cada vez tienen menos hábitat para sobrevivir. 

Parte del performance también consistió en la construcción de señuelos de madera pintada de tres colores –elegidos por los tonos del plumaje de las aves de la zona– que los mismos que tocaban los instrumentos ponían en diferentes partes de la vegetación hasta que alguno de los pájaros se posara en estas perchas de madera. Después de ello, los músicos caminaban por la laguna con los señuelos en mano, tratando de mantener a las aves posadas. Los señuelos también pueden observarse en la Galería 1, antepuestos en orden sobre la pared como una especie de obra pictórica.

De esta manera, el performance es una relectura de la afectividad de las procesiones fúnebres aplicada al medio ambiente y a los conflictos territoriales. Y la videoinstalación compone una especie de documental del duelo por la naturaleza destruida que se relaciona con la defensa de territorios en Oaxaca –que bien podría ser cualquier parte de México–, titulada con la frase de Colón para evidenciar el pensamiento colonial como el inicio de una relación explotadora con el medio y con ciertas poblaciones. 

Esta imbricación de la afectividad y lo político, el performance y la música, el video y sonido, también se encuentran en las videoinstalaciones: “The Wheel Bears No Resemblance To A Leg” (La rueda no se parece a una pierna) y “I Am The Future” (Soy el futuro). En ellas, compuestas también como una suerte de documentales de diversos performance, se desarrollan preguntas y comparaciones sobre las aspiraciones a la vida militar desde la juventud, y la función de las fuerzas armadas dentro de sistemas nacionales que no ofrecen otras alternativas frente a problemáticas sociales como la violencia y el desempleo. Meyenberg llevó a cabo los performance junto con una banda de guerra de un bachillerato privado en la Ciudad de México y una academia militarizada en Denver, Estados Unidos.

El valor del proceso artístico

El trabajo de Erick Meyenberg, en realidad, son narrativas afectivas que se trasposicionan en diferentes soportes sensitivos e ideológicos, presentados en formatos audiovisuales no convencionales que se complementan con obras pictóricas y gráficas. Una complejidad que lleva consigo un gran trabajo de investigación y proceso conceptual. 

No obstante, por su complejidad, corre el riesgo de que al ser presentado ante el espectador –que solo ve y escucha la videoinstalación final– este solo perciba la superficie de todo ese trabajo. Por ello, la Galería 1 del Museo Amparo contiene los diferentes pilares de las investigaciones del artista. 

Ahí se pueden ver los señuelos pintados utilizados para “Toda la noche oyeron pasar pájaros”; los mapas de los lugares donde se realizaron los performance de “I Am The Future” y su relación con las palabras y colores de banderines utilizados allí; las pinturas abstractas que formaron la partitura de “Even When Fall Is Here”, así como las placas donde el artista registró los colores del jardín a partir de las especies vegetales, etc.

La Galería 1 también contiene los procesos estéticos de los nombres de cada instalación y otros sobre obras más personales como “Mañana estaba aún muy lejos”: un registro autobiográfico de Meyenberg; y “Time”, de su colección “Constelación Rosa Luxemburgo”: que explica parte de sus procesos de traducción de un soporte visual a otro del mismo tipo o a uno sonoro;  así como otras evidencias investigativas que ha realizado el artista.  

La presentación de todos esos documentos, dibujos, pinturas, esquemas, mapas, objetos, aparte de servir a los espectadores para captar los muchos significados y sentidos contenidos en las obras, parece una especie de defensa de la labor de Meyenberg, y de todos los artistas. Son evidencias de que el hacer arte es una profesión que implica mucho más que lo que el espectador suele ver en un museo como resultado final. 

Foto: Museo Amparo

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La exposición Re Mayor No Es Azul de Erick Meyenberg estará en el Museo Amparo hasta el 18 de mayo de 2020. Compuesta por 12 proyectos realizados en más de 15 años de trabajo, fue curada por Gabriela Rangel. 

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Autor Lado B
Paula Hernández Gándara
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