Lado B
Luisa Almaguer, la mujer trans mexicana que intuye su vejez en el desierto
En 2018 Luisa Almaguer creó La Hora Trans, el primer podcast latinoamericano que cuenta historias de personas trans por personas trans
Por Lado B @ladobemx
07 de enero, 2020
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Ilustración: Alma Ríos

Georgina González | Distintas Latitudes

A Luisa Almaguer (Ciudad de México, 1991) le arropan muchas cosas, una de ellas es La Hora Trans, otras son la música, el cine, sus amigas trans, la comida sin sufrimiento animal y sus perros.

Luisa vive en Azcapotzalco, un barrio y alcaldía al norte de la Ciudad de México, junto a su hermano Rocko, su mamá, sus dos perros, su roomie Farid, el gato de Rocko, el perro de su mamá y el perro de Farid. “Somos ocho viviendo en una casa, ese es el desmadrito de mi familia”.

Luisa es una de las voces trans más potentes de los últimos años en México. Ahí a donde va asume su privilegio de ser una mujer trans de clase media y usa su voz para hablar de lo que le cruza, pero también de las desigualdades y la violencia que históricamente se ha ejercido contra la mayoría de las personas trans.

El 6 de septiembre de 2018 la voz de Luisa Almaguer se escuchó por primera vez en Radio Nopal, una radio comunitaria. Ese día fue la primera transmisión en vivo de La Hora Trans, el único podcast latinoamericano hecho por una mujer trans donde personas trans cuentan sus historias.

La primera temporada de La Hora Trans es un repositorio de 10 episodios, 10 registros de la historia oral de personas trans contemporáneas de México. Para celebrar el fin de temporada en agosto de 2019 se llevó a cabo un encuentro con las diez personas que formaron parte de esa apuesta. A la distancia Luisa sostiene que ese “fue uno de los momentos más bellos de ese año”.

Conversando con Luisa noté que algo en su voz es particular y es que cuando habla su ritmo oscila entre lo pausado y lo desenfadado. En ese vaivén me habló sobre su podcast, la vejez, comida vegana y mucho más.

¿Cómo defines La Hora Trans? ¿Cuándo nace y cuál fue la motivación de su existencia?

La Hora Trans lo defino como un espacio separatista para personas trans y sus historias. Es muy simple y explica muy bien lo que hacemos. Yo tenía una necesidad —a parte de cantar y de lo que hago—, de hacer y hablar de otros temas y de entrevistar personas. En ese momento no existía ninguna referencia o un programa solo de personas trans. Me pareció entonces que fue una buena idea, que no había ese espacio y que había que hacerlo.

Desde tu perspectiva, ¿quiénes tienen derecho a contar historias de las identidades trans?

Las personas trans nomás. Porque ya es suficiente. No nos han dejado contar nuestras propias historias, nuestras historias han estado contadas a través de otras miradas, de otras experiencias que no son la trans y eso pasa por un filtro cis y hetero [cisgénero y heterosexual] que en realidad no te asegura que lo que te están contando es real o tiene cierta empatía o sensibilidad con las personas que lo viven.

Ya es momento que empecemos a escribir nuestras propias historias, a tener nuestros podcast, a hacer nuestros discos, a hacer nuestras propias narrativas. Entonces por eso es importante que lo hagamos nosotres, quién mejor. Además, lo hacemos muy bien.

¿A qué persona trans de América Latina te gustaría tener en La Hora Trans?

A mucha gente. Sería un lujo tener a Linn da Quebrada, esta brasileña increíble, aunque yo no hablo portugués ni ella español pero me encantaría, ¡sería cabrón, imagínate! También a Daniela Vega, sería padrísimo. Si en México todavía hay mucha gente que le estoy siguiendo la pista y que estoy detrás de elles, en América Latina también hay bastante bandita [gente] con la que me gustaría contactar, pero bueno, ojalá un día se arme [se concrete].

¿Cómo llegó a ti la palabra trans? ¿Qué sentiste y qué significa hoy para ti?

Recuerdo la primera vez que la gugleé tendría como 20 años y ya tenía esta inquietud, intuición. Pero cuando se desdobló el internet fue increíble. Fue como ver un espectro de posibilidades que yo no me había imaginado.

Lo trans en mi vida estaba representado como la trans de estética, de barrio porque mi tía tenía una estética y la chica que le ayudaba era una mujer trans, entonces ese fue mi primer acercamiento desde niña, de verla en algunas comidas. Y ese era mi único referente, el de ser una persona marginada, molestada, que sí te aceptamos pero no del todo.

Lo trans es mi vida. Yo creo que no hay día que pase donde no diga la palabra trans. Pero está bien y cada que lo digo, es hermoso, güey. Me encantan las personas trans, amo lo trans, obviamente sin dejar de ser crítica u observadora de muchas cosas. Pero en general la palabra significa mi vida, mi nacimiento y mi muerte supongo que también lo será.

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*Ilustración de portada: Alma Ríos

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