Imagen tomada de YouTube

Axel Espinosa

Maraña, un cortometraje creado desde las aulas de la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales (ARPA) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), y dirigido por Brisa Pamela Sánchez –egresada de la misma–, nos relata la historia de Tochtli, un conejo tétrico con el pelaje enredado, bigotes arrugados y ojos completamente en blanco. Este se encuentra en la oscuridad de un inmenso bosque, donde es perseguido por una araña negra, representación de su más grande miedo. Así, este personaje tendrá que hacer frente a todos los obstáculos que se encuentre en su huida para poder alcanzar la luz; este es su más grande anhelo.

El cortometraje es una producción bajo la técnica stop motion, que consiste en tomar fotos a  cada mínima acción de los personajes y después unirlas para brindarles la ilusión de movimiento –24 fotos unidas conforman un segundo de película–. Se utilizaron marionetas y sets hechos a mano, por lo que, al ser un trabajo laborioso y complejo, su tiempo de realización fue de un año, aproximadamente.

Inicialmente, seis personas –todas estudiantes de ARPA BUAP–, trabajaron para crear Maraña, pero en el trayecto se fueron uniendo más personas: cineastas, artistas plásticos, animadores y músicos, cuenta Brisa Sánchez, directora del corto, en entrevista para LADO B. Así pues, fue con recursos económicos propios y realizando varias actividades (rifas y registrando el proyecto a Kickstarter, una plataforma de financiamiento para proyectos creativos), que sacaron a flote este proyecto. 

La idea original del film surgió a partir de los sueños más profundos de los realizadores –los personajes de sus pesadillas– y de la lectura de las cartas de tarot, inspiración de donde se creó el núcleo central de la historia. Tochtli, un conejo de aspecto humanoide y cabizbajo –expresado en su rostro y en su caminar–, representa a todas las personas que alguna vez en su vida se han sentido tristes, solas, derrotadas, inseguras, e incluso rotas. Maraña, entonces, pretende ser un estímulo para todas las personas que se han sentido así, emocionalmente, y demostrar que se puede salir adelante ante aspectos poco favorables. Pero también nos hace el llamado a enfrentar todos nuestros demonios internos y a vencerlos para seguir creciendo. La intención es que “salgamos de ese bosque oscuro y tratemos de alcanzar la iluminación”, precisó la directora del cortometraje.

El film, que ya ha sido proyectado en el Festival Internacional de Cine de Hidalgo, el Festival Internacional de Morelia, el Festival de Cine Oro Negro de Veracruz (donde ganaron el premio a Mejor Cortometraje de Animación) y el concurso Hazlo en Corto (ganadores en la categoría internacional), ha llevado a que cinéfilos y expertos en el tema volteen a ver, asimismo, el trabajo audiovisual que se realiza en Puebla. 

Gracias a esto, Brisa Sánchez ve un futuro prometedor para la escena local, ya que estas producciones nacientes son de buena calidad. Por ello, con estos trabajos, Puebla se abre camino hacia la industria audiovisual con gran rapidez, esto con la ayuda en la parte de difusion que brindan instituciones, plataformas y festivales de cine, mismos que han sido muy importantes para dar a conocer este tipo de proyectos, aunque la directora menciona que aun falta camino por recorrer en la industria audiovisual en el estado en  aspectos de experiencia y realización, Sin embargo, la creación de más cine con producciones de calidad, atraerá la atención de más miembros y por ende habrá más apoyo para los realizadores.

El cortometraje seguirá proyectándose en los principales festivales nacionales e incluso internacionales de cine, como el Festival Grito en Venezuela y a nivel estatal será proyectado en el Festival Internacional de Cine Silente, el 27 de noviembre, en la Cineteca Luis Buñuel a las siete de la tarde.

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