En Nueva York hay cerca de 350 000 mexicanos principalmente en los barrios de Queens, el Bronx y Brooklyn. Este año es la primera vez que los residentes de Brooklyn, al sureste de la ciudad de Nueva York, pudieron festejar Día de Muertos en un espacio público, concretamente en un cementerio, como se hace en México.
El Green-wood Cementery abrió sus puertas para albergar “Día de los muertos celebración familiar”, el viernes 1 de noviembre de 3:30 pm hasta las 6 pm, donde se regalaron hojaldras y champurrado y hubo talleres para niñas y niños, y lectura en voz alta de un cuento bilingüe que explica la tradición del Día de Muertos.
Para las familias de la zona era la primera vez que la celebración mexicana pasaba de la intimidad de las casas a un espacio colectivo, e invitaba también a estadounidenses a participar para unir las dos culturas que conviven en el mismo espacio.
El Día de Muertos en New Haven, Connecticut, no fue sólo familiar sino político. El grupo “Unidad Latina en acción” organiza cada año un desfile el 2 de noviembre para conmemorar la fecha pero también para hacerse visibles y para combatir las políticas contra migrantes.
Este año una de las calaveras gigantes que bailaban en los hombros de los asistentes representaba a Samir Flores Soberanes, comunicador comunitario de Radio Comunitaria Amiltzinko, asesinado el 20 de febrero de 2019 en Amilcingo, Morelos.
El recorrido del desfile atraviesa algunos de los barrios más marginados de New Haven, la contrastante ciudad con una gran población latina, mayormente de tlaxcaltecas. Por un lado es la cuna de la prestigiosa universidad Yale, y por otra parte tiene vecindarios con altos niveles de pobreza, siendo una de las más contrastantes y desiguales de Estados Unidos.
Durante más de hora y media de caminata, además de llevar música y baile, se leyeron dos calaveras en español, dedicadas a temas de migración y con un mensaje contra la xenofobia y los discursos de odio. El festejo, en el que participan también familias enteras tanto de New Haven como de sus alrededores, terminó con un convivio y una fiesta en el centro cultural puertorriqueño “Bregamos”. La comida para los más de 300 asistentes fue donada y todo el trabajo para la organización se hizo con voluntarios, reforzando la idea de unión entre la comunidad migrante de hispanos.