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Arqueología Volkswagen: el Proyecto Puebla-Tlaxcala
De Humboldt a Volkswagen, en Puebla las investigaciones científicas y naturales han sido estrategias de modernización, industrialización y explotación
Por Klastos @
15 de noviembre, 2019
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Fátima Frausto

Hoy es difícil creer que el conocimiento científico sea “desinteresado”. Se ha  utilizado cada vez con menos disimulo con fines políticos y, principalmente, económicos. De esa tónica son dos estudios realizados por científicos alemanes en lo que hoy conocemos como México. Me refiero a los viajes de exploración del celebrado naturalista Alejandro von Humboldt (1799-1804) y al Proyecto México (1964-1969), enfocado en la región Puebla-Tlaxcala, de la Fundación Alemana para la Investigación Científica (DFG, por sus siglas en alemán).

Humboldt emprendió su viaje con la autorización de la Corona Española para recorrer sus colonias americanas realizando una expedición diplomática centrada en producir conocimiento científico, lo que le permitió recabar datos sobre el clima, la fauna, flora, geografía, minería, así como de aspectos sociales y económicos de las sociedades de la América española. 

Los resultados de este viaje para el caso de México se plasmaron en El Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España (1811), donde es evidente que el interés de la Corona española en esta exploración era económico: conocer qué recursos estaban disponibles y en qué cantidad para continuar con su explotación. Sin embargo, una vez iniciadas las luchas por la independencia de las colonias españolas y consolidados los nuevos estados nacionales, la información recabada por Humboldt pudo haber favorecido los propósitos de la expansión económica a través de la recolonización indirecta de potencias extranjeras durante la etapa post-independentista.

Así como las investigaciones de Humboldt sirvieron para favorecer la expansión económica de las potencias europeas en territorio americano, la historia se repite en el siglo XX con el afán de favorecer la incursión de la economía extranjera en Puebla a través de la industria automotriz, con la construcción de una planta ensambladora de la empresa alemana Volkswagen en 1964. 

El denominado Proyecto México se centró en la región Puebla-Tlaxcala y fue desarrollado por la DFG en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Autónoma de México (UNAM). Se trató de una investigación interdisciplinaria enfocada en mapear las actividades, los recursos y sus conexiones: detectar la relación entre los grandes centros y su relación con la periferia, y vincular la región Puebla-Tlaxcala con el Altiplano mexicano, así como con el resto del país.

Números dedicados a los Mercados Semanales de Comunicaciones y a la Arqueología de Comunicaciones, del suplemento de difusión del Proyecto Puebla-Tlaxcala

Las premisas anteriores fueron analizadas desde el punto de vista histórico, tomando como base y punto de partida cuatro periodos históricos primordiales del país: la época de la conquista, las vísperas de la independencia, las vísperas de la revolución y la época actual (en ese momento la década de 1960). Todo lo que se concibiera estadísticamente debía ser representado de igual manera y todo lo que fuera abarcado geográficamente sería representado cartográficamente. 

La centralidad de las ciencias sociales y, en específico, la Historia en el Proyecto Puebla-Tlaxcala no tuvieron como finalidad la reconstrucción histórica de los sucesos ocurridos en los estados de Puebla y Tlaxcala, sino buscaron generar una línea que contribuyera a la investigación de algunos problemas históricos como la desigualdad social y la explotación de los recursos naturales. La integración de diversas disciplinas como: historia, historia del arte, arqueología, economía o geografía, entre otras, tuvo como finalidad realizar informes interdisciplinarios detallados sobre las dinámicas de la región, tanto del espacio rural como urbano. 

Esto fue generando un conocimiento integral y minucioso que permitió detectar los nichos económicos y, por tanto, explotarlos a través de la producción agrícola e industrial reflejada en la erosión de los suelos, la sobreexplotación de los recursos hídricos y la deforestación. Esto, resultado de los cambios en el reordenamiento de la ciudad y sus pueblos aledaños. Esta zonificación socio-económica de la región hizo posible una lectura de la estructura funcional de Puebla como metrópoli regional, así como de sus cambios.

En los estudios se refleja cómo la industrialización jugó un papel primordial en Puebla. En gran medida eso se debe a que la ciudad cuenta con factores geográficos favorables, uno de ellos es su ubicación entre el puerto de Veracruz y la capital del país, que se traduce en un fácil transporte de materias primas y productos; su cercanía con la Ciudad de México, el principal mercado de consumo nacional; sus recursos naturales, como el río Atoyac, que fue una fuente importante de energía hídrica para la industria textil; y su ubicación próxima a la sierra madre occidental, generadora de lluvias, que implicó que una vez realizada la primera red de electricidad nacional (1880-1890) la ciudad de Puebla fuera parte de ella. 

Festejo por la producción del auto Volkswagen Sedan número 1,000,000 https://blog.vw.com.mx/cultura/la-historia-de-vw-en-mexico/

Celebración de Volkswagen por el Jetta número 6 millones, Véase https://blog.vw.com.mx/cultura/jetta-6-millones-volkswagen/

Último vocho producido por la Volkswagen
https://www.dw.com/es/sali%C3%B3-de-una-f%C3%A1brica-vw-en-m%C3%A9xico-el-%C3%BAltimo-escarabajo/a-49543607

Sin embargo, los estudios del investigador Eisenblatterr Volker (Universidad de Mainz) sobre “La ciudad de Puebla y su desarrollo industrial de los Estados de Puebla y Tlaxcala” (1978) señalan que después de la inauguración de la planta automotriz, en 1964, tres municipios de la región aparecieron en el mapa industrial: Cuautlancingo y San Miguel Xoxtla con la producción de las empresas VW e Hylsa, y Xicohténcatl, enfocado en la poliestructura industrial. 

No obstante, a pesar de la transformación industrial que representó la empresa alemana en la región, otros factores salieron a la luz: la carencia de personal técnico calificado, la falta de mano de obra, la escasez de tecnología y la ausencia de capitales. Así pues, a pesar de las supuestas bondades de la región para el desarrollo industrial, como la condonación de impuestos, los rescates económicos por parte del gobierno estatal o la casi donación de terrenos, aún hoy en día sigue siendo difícil competir con el centralismo económico del país.

El proyecto Puebla-Tlaxcala dio centralidad a las ciencias históricas y permitió la exploración y el rescate de vestigios arqueológicos, registros etnográficos, investigaciones paleontológicas y estudios de suelo; conformando un proyecto de investigación sin precedentes que, hasta la fecha, sigue siendo un referente obligado en diversos estudios sobre la región, por ejemplo, en obras como la de Guillermo Bonfil, Cholula. La ciudad sagrada en la era industrial (1973).

Pero, más allá de las bondades que representó el proyecto, es necesario preguntarse cómo la actualización de las investigaciones en diferentes temas (historia, arqueología, paleontología, economía, ecología y geología) por parte de la Fundación Alemana funcionó como un registro de la situación y posibilidades de explotación económica del valle Puebla-Tlaxcala; y cómo, a  través del desarrollo de la industria automotriz, estas ciudades se  insertaron en un nuevo modelo de producción. Los más interesados en conocer esas dinámicas eran los empresarios alemanes. No olvidemos que con la apertura en Puebla de la planta automotriz de VW se abastecería la demanda del mercado norteamericano, generando centros de consumo y precarias periferias de producción.

Por sus investigaciones, Humboldt se ha posicionado como “el descubridor científico de América” y es hasta celebrado en México por ello, reflejando que la producción de conocimiento a través de la interdisciplinariedad genera nuevas perspectivas y revela intereses económicos, políticos y dinámicas globales que se traducen en nuevas estructuras regionales. 

Tal parece que la fórmula se repitió con el Proyecto México de la Región Puebla-Tlaxcala, que continúa siendo un referente en las investigaciones socioculturales de Puebla. A 50 años de su realización no existe una actualización en estos temas ni un enfoque distinto, lo que refleja el desinterés de las instituciones que, a través de las universidades y centros de investigación, se encuentran a años luz de una iniciativa interdisciplinaria en la que se analice la región desde un enfoque integral que abarque las necesidades reales de todos los sectores de la población, más allá del meramente económico. 

Por otra parte, quiere una pensar no es que no seamos capaces de generar investigaciones con incidencia en nuestra actualidad, más bien parece que seguimos presos de un colonialismo que históricamente ha insistido: el conocimiento debe provenir del extranjero y lo poco que podemos hacer es aportar nuestra materia prima.

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Fátima Frausto es historiadora y museóloga, exploradora de archivos, museos y bibliotecas, interesada en la relación-tensión entre comunidades y patrimonio cultural. Actualmente labora en el Archivo Histórico de la catedral de Puebla.

 

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