Nadie puede presumir de ser experto en terror contemporáneo si primero no ha pasado por los endemoniados filtros del infame pero encantador Rob Zombie.
Luego de alcanzar el éxito dentro la música heavy metal con su emblemática banda White Zombie -cuyo nombre es una referencia a la mítica película homónima de Víctor Halpering- y de saltar a la fama como solista junto a su esposa Sheri Moon Zombie, el músico y cantante decidió inmiscuirse dentro del mundo del séptimo arte debido al gran aprecio que siempre le tuvo al género del gore y la serie B.
Lo que nadie esperaría, por supuesto, es que se terminara convirtiendo en uno de los principales cineastas del género en nuestro siglo con joyas tan emblemáticas, que ahora son referentes inmediatos para aquellos que amamos el encantador arte de lo extremo y lo netamente visceral.
Porque una cosa es sumergirse en la violencia del Nuevo extremismo francés con la que incursionó Alexandre Aja a través de High Tension (2005) o perderse en el despiporre de gore y vísceras que presentó Eli Roth junto a Quentin Tarantino por medio de la enfermiza Hostal (2005). Pero otra, muy diferente, es meterse con una película de tan fina categoría como lo es y siempre será House of 1000 Corpses (2004) … ¡porque hay niveles!
Y aunque es cierto que al principio hubo quien la encontraba repetitiva y hasta cansina, como “una copia barata de esto y aquello”, aclaremos que también es de esas películas que demuestran que lo importante, de hecho, no es lo que cuentas sino cómo lo cuentas.
Su ópera prima, nacida como una suerte de engendro entre la violenta The Texas Chainsaw Massacre (1974) de Tobe Hooper y la grotesca Freaks (1932) de Tod Browning, es una muestra perfecta de por qué Zombie se volvió un referente dentro del mundo del horror en prácticamente todos los sentidos.
El estilo, la fórmula y la maestría de sus películas, nacida aquí a través de un estrambótico viaje de violencia y monstruos que algunos han descrito como “uno de sus videoclips musicales, solo que lisérgicamente más alargado”.
De pronto, la típica historia de un grupo de adolescentes atrapados por una sádica familia de psicópatas alcanzó un nivel de genialidad tan grande al presentarnos antagonistas tan bien construidos y tan bien manejados, que simplemente enamoraron al público conocedor.
Con la llegada de The Devil’s Rejects (2005) como una secuela directa de House of 1000 Corpses (2004), Zombie cambió el estilo de la primera entrega más enfocado al slasher ochentero, por una road movie policial con ciertos tintes thrillerezcos en donde la pandilla de diabólicos asesinos, tras ser descubiertos, ahora serían cazados uno a uno por toda la policía local.
No obstante, esta secuela sería más como un punto de culminación ya que el cineasta pretendía hacer otras películas -como el remake de Halloween (2007) o la animada The Haunted World of el Superbeasto (2009)- y dejar de lado sus primeros proyectos. Por lo que no reparó en acabar con todos sus personajes a través un épico desenlace al puro estilo de Bonnie y Clyde.
Lo que nadie esperaría es que sus últimas cintas fueran tan malas -como la irregular The Lords of Salem (2013) enfocada al mito de la brujería o a la nada creativa 31 (2016) como una suerte de The Purge (2013) en noche de halloween- que terminaría regresando al mismo sitio donde inició toda su carrera: en una nueva secuela de nada menos que sus primeras películas.
El problema, como dije anteriormente, es que ya no había personajes vivos como para poder continuarla. Y tras años de espera, con rumores de una posible película que explicara los orígenes de la familia Firefley, el cineasta supo ingeniárselas bastante bien para volver a revivir a nuestros asesinos favoritos, pero no a través de una precuela sino de una épica tercera parte.
Damas y caballeros, la reciente 3 From Hell hace honor a su nombre y vuelve a traernos a los rechazados del diablo directo de lo más profundo del infierno para regalarnos una mítica y grotesca aventura más.
¿Y saben una cosa? Ha sido tremendamente espectacular. ¡Un soplo de aire fresco! Luego de esas bazofias que nos hicieron perderle la fe a Rob Zombie, por fin nos trae una película que está al nivel de su maldito legado. Pequeña, sencilla y casi independiente, pero a nivel, que es lo más importante.
Después de los acontecimientos que vimos tras The Devil’s Rejects (2005), en una suerte de intento por darle lógica a esta alocada historia, nuestros estrambóticos protagonistas, como era de esperarse, no-están-muertos. Algo, al parecer, no los deja ni los quiere en el mismísimo infierno, por lo que pasarán una condena encerrados, luego de recuperarse de semejante castigo.
Y si eres de los que ha seguido la continuidad de esta franquicia sabrás de antemano que gran parte de la familia Firefly fue exterminada sin piedad en la película anterior y que solo le sobreviven tres que se han vuelto los íconos indiscutibles de la saga: el mítico Capitán Sapulding -Sid Haig- el tan temido Otis -Bill Moseley- y la bellísima, pero mortal Baby -Sheri Moon Zombie-.
No obstante, en 3 From Hell hacen un cambio significativo y sustituyen al personaje del Capitán Spaulding por el de Winslow Foxworth “Foxy” -una suerte de medio hermano perdido de Otis- interpretado por Richard Brake -El Rey de la Noche en la cuarta y quinta temporada de Game of Thrones– debido a que Sid Haig se encontraba de muy mala salud durante el rodaje de la película.
De hecho, no hace mucho recibimos la trágica noticia de que el actor de clásicos como Galaxy of terror (1981) había fallecido por motivos no esclarecidos, pero tras verlo interpretar a Spaulding en esta nueva película, con dos o tres líneas a lo mucho, uno entiende por fin el terrible deterioro de salud por el que estaba pasando. En esta cinta, simplemente se hallaba irreconocible.
Esto llevó a Rob Zombie a ir improvisando sobre la marcha y sacar al personaje desde el comienzo ya que el actor no podía seguirles el paso. Y aunque la noticia fue un golpe duro para todos sus seguidores -en los cuales me incluyo, por supuesto- también es cierto que 3 From Hell ha quedado consagrada ya como una obra irrepetible. Como un regalo que se vuelve muchísimo más especial por contener la última aparición del mítico Sid Haig.
Así que no os entristezcáis queridos padawans, porque Richard Brake no nos ha entregado un personaje más de relleno. Con ese carisma y ese talento, se ha convertido en un digno representante listo a completar esta maldita trinidad diabólica; ese “tercero venido del infierno” que, aunque no reemplaza, le rinde tributo. ¡Bienvenido a la familia Firefly y larga vida a Sid Haig!
Respecto a calidad y montaje siempre ha sido un deleite apreciar lo que nos ha ofrecido Rob Zombie desde tiempos remotos. Si bien no todas sus películas son buenas a un nivel argumentativo, cada una es pieza indiscutible de sello y estilo que lo han vuelto ya un cineasta reconocible a kilómetros.
Tanto genialidades como House of 1000 Corpses (2004) hasta porquerías como The Lord of Salem (2013) han adoptado la esencia característica del grindhouse de películas exploitation como Dawn of the Dead (1978) o Cannibal Holocaust (1979). Y 3 From Hell no es la excepción. Desde los colores, hasta la fotografía; desde los escenarios, hasta el montaje… es casi una película traída de aquella época dorada en donde la violencia era la regla.
De hecho, préstenle atención a cómo manufactura la huida y al estrambótico asalto home invasion a la casa del sheriff. Toda esa escena define su estilo, con base a suspenso malsano y un retorcido humor negro. Creatividad pura a la que sólo hizo falta reacomodar las escenas con mordaz edición.
Pero si hay una forma perfecta para describir este épico cierre de trilogía, solo existe una y nada más: Robert fucking Rodríguez. La nueva película de Rob Zombie parece estar más inspirada en el disparatado cine western de este fetichista de la cultura mexicana que a una simple cinta gore de los años 70.
Por un momento, la desenfrenada huida que emprenden nuestros sádicos protagonistas recuerda mucho a la de los hermanos Gecko en From Dusk Till Down (1996), pero alcanzando, después de algunos giros de tuerca, el nivel de un western ambientado en México como El Mariachi (1993) o Desperado (1995). Solo que más sádico e incontrolable.
Recordemos que este cineasta también es un fanático declarado de nuestro país. Mientras The Haunted of World el Superbeasto (2009) era un homenaje directo al cine protagonizado por El Enmascarado de Plata, su espectacular 3 From Hell es la carta de amor más sincera que alguien le haya podido dedicar a nuestro querido cine de luchadores.
¿Qué ironía no les parece? Mientras los de allá afuera le rinden tributo a este importante legado, los de aquí adentro se quejan solamente porque “se le ven los alambritos”. Con ustedes no gana uno pa’ puras vergüenzas la verdad.
Sea como sea, 3 From Hell es una maravilla que estoy seguro no va a defraudar a ningún fanático. El trío de asesinos está más que excelente, las masacres son de pura categoría y el ritmo crece y crece. Tenemos una breve pero significativa aparición de Danny Trejo; el último adiós de Sid Haig; ¡y maldita sea!, Sheri Moon Zombie sigue estando igual de hermosa como en House of 1000 Corpses (2004). ¡Yo sí que amo a esta rubia!
¿Quieren un consejo de cinemaniaco a cinemaniaco? Olvídanse de The Lord of Salem (2013) y de 31 (2016). Nuestro querido Rob Zombie ha vuelto a ser el mismo de siempre: una épica avalancha de crimen, violencia y crueldad desmedida. Vayan a verla cuanto antes… ¡porque los rechazados vuelven!
https://www.youtube.com/watch?v=ejJ7uOAaczE
Sinopsis:
“Otis, Baby y Spaulding han logrado sobrevivir de alguna manera a una tormenta de balas. Su recuperación «satánica» les lleva directamente a prisión, de donde escapan sin demasiados problemas. Una vez fuera conocerán a un cuarto miembro, Foxy, que comparte sus peculiares virtudes, y con el cual volverán a desatar el caos allá por donde pasan. Secuela de Los rechazados del diablo”