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Explotación, falta de profesionalización y alto número de elementos asesinados enfrenta la policía en Puebla
El gobierno del estado promete más policías y mejor equipados, que no garantiza más seguridad per sé, y trabajaran en un contexto laboral precario
Por Lado B @ladobemx
30 de agosto, 2019
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Dafne Betsabé García Mendoza
@DafneBetsabe2

Foto: Es Imagen

Con el inicio del gobierno de Miguel Barbosa empezó también la difusión en espectaculares sobre un “incremento inmediato de policías estatal y municipal” y “1000 patrullas de inmediato”, y si bien aumentar los elementos policiacos responde a una demanda social, no es un factor determinante ni una estrategia en sí para disminuir el delito, mucho menos si sus condiciones laborales actuales no se modifican. 

En Puebla hay un promedio de 0.8 policías por cada mil habitantes, aunque el estándar (establecido en el Diagnóstico Nacional sobre las Policías Preventivas de las Entidades Federativas) es de mínimo 1.8 policías, pero además esos policías enfrentan explotación, falta de profesionalización y ocupan los primeros lugares a nivel nacional en número de elementos asesinados de acuerdo con un monitoreo sobre la situación policial del país de la organización Causa Común. 

Alejandro Espriú, director del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado de Puebla (CCSJ), dijo en entrevista para LADO B que un enfoque de Seguridad Pública con énfasis solamente en el incremento de policías, equipo y fuerza reactiva no es una buena estrategia para atacar el complejo problema de la inseguridad, pues la reacción policiaca contiene, más no necesariamente disminuye los delitos. 

“Los especialistas, los estudios y la evidencia demuestran que una policía fuerte y capaz es un requisito necesario, indispensable, pero no suficiente para alcanzar un estado de seguridad, paz y convivencia democrática”, explicó.

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La policía poblana, según dicho estudio, sólo cumplió con 1 de los 5 ejes evaluados por el Índice de Desarrollo Policiaco 2018 (Indepol), que son: Carrera policial, profesionalización, régimen disciplinario, seguridad social y certificación de confianza, con el objetivo de verificar las condiciones de los policías estatales y federales en función de lo que marca la ley.

En el estado de Puebla el único eje en el que se cumplieron todos los indicadores fue en el de carrera policial, lo que significa que, por ejemplo, tienen un catálogo de perfiles para todos los puestos, sistema de promociones, régimen de estímulos, sistema de retiro, entre otros. En contraste, en el eje de profesionalización se encontró que sólo el 68% de los mandos cuenta con al menos bachillerato. 

La profesionalización policiaca, dice Espriú, es uno de los temas que se tienen que considerar como parte de “una fórmula mucho más compleja”, porque si sólo “equiparamos seguridad con policías, estamos dejando de observar otro tipo de elementos como prevención, como el tema de impunidad, como la relación entre el aparato de justicia y el aparato de seguridad, como el tema penitenciario”.

Por ello, Alejandro Espriú propone modificar “la metodología a partir de la cual se enseña al policía a ser policía, todavía seguimos en una lógica que coloca al policía como objeto receptor de información, no como un sujeto que vive la experiencia y que es capaz de tomar decisiones”, entonces no hay una generación de herramientas y competencias que permita tener policías capaces.

Jornadas extenuantes y sin seguro de riesgo de trabajo

Otro dato que arrojó el monitoreo es que las jornadas laborales de los policías estatales son de las más largas del país con un promedio de 6.6 horas adicionales a su horario normal; lo que significa que el nivel de incumplimiento de su hora de salida fue de 94.4 por ciento.

Con un esquema laboral de 24×24, el 38 por ciento de los policías encuestados dijo que no salen a la hora que les corresponde y la mayoría (54%) considera que la labor policial afecta su salud, ocasionándoles estrés (63%), cansancio(55%), dolores físicos(48%) y gastritis (50%). 

Respecto a ese resultado, las jornadas laborales muy extensas pueden propiciar el síndrome de burnout, que se manifiesta a nivel personal como ansiedad, sentimientos de impotencia, irritabilidad, actitud negativa y conducta agresiva. Por otra parte, en cuanto a nivel de organización hay una afectación en la calidad del trabajo, ausentismo laboral, así como aumento de conflictos interpersonales ya sea entre trabajadores o entre la organización y los trabajadores   

En el régimen disciplinario es usual que se apliquen medidas cautelares, es decir que, por ejemplo, si un policía está bajo investigación, una de las medidas cautelares que le pueden aplicar es la suspensión de su trabajo por varios días o semanas sin goce de sueldo. 

En ese contexto -falta de profesionalización, jornada extenuantes- destaca que durante 2018 y hasta julio de 2019, Puebla ha estado entre las 10 entidades con más policías asesinados. A ello se suma que los elementos no cuentan con seguro de riesgo de trabajo, servicios funerarios ni con un régimen complementario de seguridad social.

Como se observa en la tabla a continuación, Puebla ocupó el puesto número seis con 28 asesinatos de policías en 2018 y de enero a julio de este año ocupa el mismo sitio con 16 asesinatos. 

Estado Número de policías asesinados en 2018
Guanajuato 64
Guerrero 43
Estado de México 41
Veracruz 34
Chihuahua 28
Puebla 28
Jalisco 24
CDMX 19
Michoacán 16
Tamaulipas 13

 

Estado Número de policías asesinados entre enero y julio de 2019
Guanajuato 24
Michoacán 22
Chihuahua 21
Guerrero 20
Jalisco 18
Puebla 16
Sonora 16
Estado de México 16
Veracruz 10
Oaxaca 8

 

En cuanto al tema de control de confianza, a pesar de que 88 elementos no aprobaron en 2016, sólo 6 se dieron de baja durante 2017. 

A finales de 2017 había elementos y mandos operativos con certificado de control de confianza pendiente de renovación. El control de confianza incluye: valoración psicológica, examen toxicológico, la prueba del polígrafo y un examen médico.

El énfasis debería estar en la prevención del delito

Foto: Marlene Martínez

Aunado a estas condiciones deficientes en materia laboral para los equipos policiacos que tendrían que atenderse, el aumento de elementos a la policía o más patrullas, ponen el énfasis en la estrategia equivocada. 

Para Espriú, el enfoque correcto sería la prevención del delito:

“es quizá lo más importante en una fórmula de estrategia de políticas públicas para lograr la seguridad en cualquier localidad y sin embargo se le ha marginalizado, no se entiende realmente cual es la importancia de la prevención, lo que implica en términos incluso de capacidades y de esfuerzos de la propia autoridad, es mucho más barato en términos financieros pero también de energía y de esfuerzos para la autoridad invertir en prevención que invertir en reacción que invertir en policía, la prevención además ataca diferentes causas raíz a partir de las cuales se originan las distintas problemáticas”.

*Foto de portada: Marlene Martínez

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