Lado B
Cuba y la ubicuidad simbólica de Netflix
Netflix presume ser una empresa global, sin embargo, esta ubicuidad declarada empieza a encontrar sus límites cuando se enfrenta a la realidad de cada país.
Por Alonso Pérez Fragua @fraguando
18 de agosto, 2019
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#Binario #Netflix

Imagen de Falkenpost en Pixabay

Alonso Pérez Fragua

@fraguando

Netflix presume ser una empresa global, con presencia en todos los continentes, lo cual es cierto. Sin embargo, esta ubicuidad declarada empieza a encontrar sus límites cuando la empresa de Los Gatos, California, se enfrenta a la realidad de cada país. Como había escrito en la entrega pasada, y como la propia compañía acepta, los territorios aún por conquistar son Crimea, Corea del Norte, Siria y, sobre todo, China. Entonces, en cualquier otro sitio podremos  ver Netflix and chill, ¿no? Eh…, no es tan sencillo.

Ya sea porque la velocidad del internet es insuficiente en algunas regiones o porque los paquetes de datos son muy costosos para los clientes potenciales, el resultado es el mismo: la compañía efectivamente ofrece el servicio, pero no existen las condiciones para su uso y/o para que hayan nuevos inscritos.

Para Ramon Lobato, por ejemplo, la cosa es muy clara: en la medida en que la “clase media global” tenga más y mejor conectividad, Netflix podrá seguir aumentando su clientela. En otras palabras, si bien hay diferencias a considerar de uno a otro mercado, como el precio de suscripción, el servicio de streaming no busca a las clases populares.

En algunos países, incluso, la condición económica del público potencial no está determinada tanto por el costo del servicio sino por cuestiones culturales, como en el caso de India, donde el cliente de Netflix es aquel que busca productos extranjeros por encima de los nacionales, mientras que en otras regiones un catálogo de producciones originales locales serán más interesantes para el público potencial. Sin embargo, en general, los problemas de conexión y de bajos salarios son una realidad a considerar, como sucede en varios países de África.

El caso más emblemático a este respecto es quizá el de Cuba. Netflix anunció su desembarco en la isla en febrero de 2015, siendo una de las primeras empresas de EUA en aprovechar los cambios que Obama impulsó en las relaciones entre ambos países. En el papel, los cubanos podían inscribirse a Netflix pero:

* El salario promedio mensual era en ese año de alrededor de 17 dólares, mientras que la mensualidad de Netflix se elevaba a 7.99 dólares.

* Al principio, la única forma de pago aceptada por Netflix era a través de tarjeta bancaria, pero la población cubana no tenía acceso a ellas.

* Solo 5% de la población tiene acceso a internet, el cual, además, es de baja velocidad, lo que no permite una “experiencia estable” de Netflix. Mientras el servicio de streaming sugiere una velocidad de descarga mínima de 0.5 Mbps para la opción de calidad estándar, las pocas conexiones domésticas que existen en la isla tienen un promedio de 56Kbps.[1]

* Para llegar a la velocidad descarga máxima de 1Mbps, ofrecida por ECTESA, es necesario conectarse en sitios públicos de pago donde 90 minutos para descargar un episodio de 50 minutos costarán 3CUC, sabiendo que el salario promedio oscila los 20-25 CUC mensuales.

Entonces, ¿por qué Netflix decidió entrar a Cuba o a otros países en situación similar? Para poder afirmar que tienen presencia global. En el caso cubano, la estrategia de mercadotecnia es aún más simbólica: presentarse cómo un actor estadounidense en un territorio por mucho tiempo prohibido.

Pero bueno, a todo esto, ¿cómo viven los cubanos esta situación?, ¿acaso se lamentan por no poder ver Netflix u otro tipo de contenidos disponibles en línea? Pareciera que no, todo ello gracias a El Paquete.

El Paquete o El Paquete Semanal es una serie de contenidos digitales que van desde programas de televisión y películas hasta juegos de video, antivirus, programas y actualizaciones informáticas, que se venden ilegalmente en Cuba y que pueden alcanzar hasta 1 Terabyte de tamaño. Ya sea a través de memorias USB o el dispositivo elegido por el usuario, o a través de descarga gratuita usando la red cableada –también ilegal- conocida como Street net o snet, el precio varía de acuerdo a la cantidad de información o al día de la semana en que se adquiera, siendo el domingo, día de lanzamiento, cuando alcanza su precio máximo.

Sobre El Paquete se especula mucho: sobre quién está detrás de él en verdad, sobre cuánto dinero mueve, sobre cuál será su futuro una vez que el internet mejore en la isla, sobre si es mejor que La Mochila, el equivalente lanzado por el gobierno. Lo que me queda claro es que los cubanos siempre encuentran la forma de darle la vuelta a las cosas, como lo demuestra también el tristemente célebre periodo especial en la década de 1990. También estoy convencido de que, si bien es cierto que en algunos países, redes sociales o círculos hablamos mucho de Netflix y de su contenido, ya sea de forma positiva o negativa, esto no es sinónimo de un dominio mundial.

Como el mismo Lobato indica, aunado a las condiciones socioeconómicas y prácticas culturales generales que existen en cada país o región, el usar o no Netflix depende de actitudes de y condiciones específicas a cada persona o núcleo familiar: ¿acostumbramos divertirnos dentro de casa o somos más bien del tipo que busca actividades recreativas en el exterior?, ¿contamos con los dispositivos para ver y escuchar nuestras series o películas con la calidad que nos gusta y, de no ser así, nos conformamos con una experiencia más mediocre?, ¿tenemos el tiempo para invertir en una serie o película o más bien preferimos usarlo para convivir con familia y amigos haciendo otras cosas…?

Lo dicho, falta mucho para que Netflix domine el mundo. Mientras tanto, a cada quien su streaming.

 

[1] Para la opción de visualización con calidad HD, Netflix requiere 3.0 Mbps y 5.0 para Super HD. Podría pensarse entonces que las “malas experiencias” con Netflix se restringen a países como Cuba o naciones africanas, pero no es el caso. Se trata de una problemática común fuera de los grandes centros urbanos de naciones desarrolladas o situaciones generalizadas en países del llamado “primer mundo” como Australia, donde el promedio llega apenas a los 3Mbps. A este respecto, y siguiendo en la línea de estrategias de mercadotecnia / relaciones públicas, Netflix publica un reporte mensual de las velocidades promedio de diversas compañías por país, los cuales están disponibles en el sitio ISP Speeding Index.

Algunas fuentes consultadas:

* Regina Coyula, “Del casete a El Paquete o cómo se hace streaming sin internet en Cuba”, Digital Rights Latin America & The Caribbean, 19 de diciembre de 2016.
* Adam Epstein, “Why Netflix is entering Cuba even though the internet barely works there”, Quartz, 9 de febrero de 2015.
* Jessica Glenza, “Netflix launches $7.99 service for Cuba despite average wage of $17 a month”, The Guardian, 9 de febrero de 2015.
* Ramon Lobato, Netflix Nations. The Geography of Digital Distribution, NYU Press, 2019.
* E. Torres, ciudadana mexico-estadounidense que residió en Cuba, conversación personal.

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Autor Lado B
Alonso Pérez Fragua
Alonso Pérez Fragua es periodista, gestor cultural y eterno aprendiz de las cosas del arte y del mundo. Actualmente realiza estudios de maestría en Estudios Culturales por la Universidad Paul Valéry, de Montpellier; su tesis tiene a Netflix y a las tecnologías digitales como objetos de estudio. En México cursó una maestría en Comunicación y Medios Digitales, y una especialidad en Políticas Públicas y Gestión Cultural. Melómano, bibliógafo, cinéfilo, maratonista de series, wikipedista y un poco neurótico. Lo encuentras en Twitter e Instagram como @fraguando.
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