Lado B
Cacería y gabinete
Que Barbosa lleve a cabo una cacería no es mala noticia, siempre y cuando por ello se entienda la ausencia de soluciones a la inseguridad y pobreza
Por Juan Manuel Mecinas @jmmecinas
30 de julio, 2019
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Foto: Marlene Martínez

Juan Manuel Mecinas

Que Miguel Barbosa lleve a cabo una cacería no es mala noticia, siempre y cuando por ello se entienda la búsqueda de responsables por sobrecostes en las obras emprendidas por los gobiernos de Gali y Moreno Valle, o el esclarecimiento de los presos políticos que existen en Puebla, o la búsqueda de razones y responsables de la ausencia de soluciones a los dos problemas más importantes en la entidad: inseguridad y pobreza.

Pero el gobierno de Barbosa debe ofrecer algo más y, hasta la fecha, no se sabe si está dispuesto a ofrecerlo, o si al menos sabe que tiene que hacerlo. Ese es un problema esencial del gobierno que comienza: tal vez no sabe lo que la sociedad espera de él.

Basta mirar al pasado para encontrar respuestas. Es claro lo que la sociedad no quiere de un gobierno: no quiere palabras, sino hechos; no quiere escuchar excusas, sino encontrar soluciones; no quiere más de lo mismo, sino un cambio en la forma de comunicar y gobernar.

Barbosa ha ofrecido poco –si no nada– del mapa que seguirá en la ruta que comienza el primer día de agosto. Si bien es cierto que una parte importante del electorado lo apoya, también es claro que otra parte no votó por él. Así, algunos esperan, otros anhelan y unos cuantos apuestan por su fracaso. Razones no les faltan para estar optimistas: la configuración del gabinete del futuro gobernador ha sido un caos y no se sabe muy bien cuál será el mensaje principal que quiera impulsar Barbosa.

Si se pudiera anticipar el desempeño del gobierno, tomando en consideración la conformación del gabinete, los augurios no son los mejores para el gobernador entrante.

En este gobierno será esencial mirar al gabinete para entender el vaivén que está por comenzar. En ese contexto, el gabinete termina siendo el cuadro inicial que quiere pintar el gobernador. Y si es así, el cuadro de Barbosa ha salido bastante desfigurado –hasta el momento–. No solo se trata de la renuncia de Ruiz Argüelles, ni el golpeteo entre tirios y troyanos. Lo preocupante para el gobernador es si los miembros del gabinete gobernarán o descansarán toda decisión en el mandatario poblano. Si Barbosa quiere decidir todo, no solo es una mala noticia en términos democráticos, sino también una mala noticia en términos políticos: el gabinete no crecerá y la clase política no se renovará, además de la poca eficacia que ello acarrea.

La cacería es necesaria, siempre que no se quiera inventar culpables. La cacería, sin embargo, es insuficiente. Hace falta gobernar. Y para gobernar, hace falta algo más que la voz de Barbosa. El gobernador necesita de su gabinete.

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Autor Lado B
Juan Manuel Mecinas
Profesor e investigador en derecho constitucional. Ha sido docente en diversas universidades del país e investigador en centros nacionales y extranjeros en temas relacionados con democracia, internet y políticas públicas.
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