Lado B
Frank Camallerys, el youtuber que le muestra Cuba al mundo
En un inicio la estrategia era crear contenido para los cubanos fuera del país, esos que no han venido en mucho tiempo y tienen añoranza
Por Lado B @ladobemx
30 de junio, 2019
Comparte
Alberto C. Toppin y Javier Roque Martínez | Distintas Latitudes

A Frank Camallerys le sucede que va caminando por la calle y los transeúntes lo detienen para tomarse fotos con él. Es una escena extraña en Cuba, más si tenemos en cuenta que no es actor, músico ni deportista, y que su rostro y su nombre no han aparecido nunca en los diarios ni en la televisión nacional. Por supuesto, estamos a punto de terminar la segunda década del siglo 21, hace ya bastante tiempo que para ser reconocido no hace falta ninguna de esas cosas. Ahora tenemos Internet.

Camallerys tiene 21 años y es, desde 2017, uno de los youtubers cubanos. Todas las semanas miles de personas, dentro y fuera de Cuba, entran a su canal, Camallerys Vlog, y dedican entre 15 y 30 minutos a seguir sus recorridos. La mayoría de sus videos tienen más de diez mil vistas y decenas de comentarios positivos, algunos exhortan a que Frank siga descubriéndoles la Isla, otros le agradecen que les haga revivir el pasado. Sus recorridos se han vuelto tan populares que ahora Camallerys tiene un sitio web en el que oferta excursiones guiadas a algunos de los destinos más interesantes y coloridos de Cuba: Viñales, Varadero, Fusterlandia, las bulliciosas callejuelas de La Habana Vieja.

Claro que esto último es secundario. Porque a Camallerys lo que le gusta es Youtube. Quiere que la gente conozca Cuba a través de él y por ahora lo va haciendo bien. Al menos tiene trabajo todos los días, aunque parezca que no.

—Mucha gente piensa que nosotros los youtubers no hacemos nada —dice él—. Que prendemos una cámara, editamos el video, lo subimos a Internet y ya está. Pero no. Si realmente quieres crecer, hay mucho trabajo detrás.

Estamos en Mamainé, uno de los bares-café más populares de La Habana. Camallerys lleva un pulóver blanco, un jean remangado y unas Vans negras, su rostro trigueño perfilado por una barba muy corta.

–¿Recuerdas cómo empezó todo esto? —preguntamos a Camallerys.

–A través del Paquete Semanal —responde.

El Paquete Semanal es la Internet offline de los cubanos, una carpeta de un terabyte que todas las semanas, desde hace más de una década, recorre Cuba de hard drive en hard drive a cambio del equivalente de uno o dos dólares. ¿Qué incluye el Paquete? Documentales, series, películas, música, videojuegos, animados, novelas, realitys y mucho más, casi todo transmitido y descargado durante la última semana.

Nadie sabe bien cómo se gestiona —sí se sabe que su contenido es pirateado y su estatus no es legal—, pero lo cierto es que el Paquete es uno de los medios de entretenimiento más populares de Cuba, una puerta de escape para un país sin acceso a las grandes parrillas internacionales, donde la navegación por Internet es todavía muy limitada y la programación nacional aburrida y cíclica. Gracias al paquete  los cubanos pueden ver en sus casas la última entrega de Avengers apenas unos días después del estreno mundial, por ejemplo. De lo contrario, y en el mejor de los casos, tendrían que esperar meses hasta que lo pasaran por televisión. Por supuesto, mucho de lo que viene en el Paquete nunca aparece en televisión. Como los youtubers.

Fue en el Paquete Semanal donde los cubanos descubrieron regados dentro de la carpeta “Humor” a Germán Garmendia, Mox, ElRubius y compañía. Y aunque llegaron tarde a ellos, al menos más que el resto del mundo, el impacto fue instantáneo. Los más jóvenes, sobre todo, quedaron fascinados con el dinamismo y la explosividad de sus videos, alejados de los moldes y discursos convencionales de la televisión. Ni qué decir que poco a poco los youtubers fueron posicionándose en el gusto de los usuarios del Paquete, hasta volverse uno de los contenidos más populares para ellos.

Camallerys los descubrió en 2015, cuando tenía 17. Estaba a punto de terminar el preuniversitario. Al estar becado en la Escuela Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin, una de las más rigurosas del país, el único tiempo que tenía para ver sus videos era durante los fines de semana, cuando estaba en casa.

—En ese entonces no era muy consumidor del Paquete y ni siquiera sabía que Youtube era una gran plataforma de videos —dice—, pero me gustaban mucho los de Alan x el mundo y Casey Neistat. Esos eran los que más buscaba.

Fue durante ese mismo año, 2015, que aparecieron los primeros youtubers cubanos radicados en Cuba. Ya desde antes habían aparecido otros asentados en el extranjero, como Sandra Cires, actualmente con más de siete millones de seguidores, o los Pichy Boys, muy populares por sus graciosos doblajes de películas. Para ellos, por supuesto, conectarse a Internet no representaba ningún problema, todo lo opuesto a los muchachos de Palanganeando, Adriano López (ComepizzaOnline) y Dina Fernández (Dina), pioneros del fenómeno en la Isla.

El gobierno de Raúl Castro recién comenzaba la tarea de llevar Internet a todos los cubanos. Antes, solo los extranjeros y determinados sectores profesionales tenían acceso a la red, muchas veces racionado. En 2014 se implementaron las primeras zonas Wifi y salas de navegación. En ambas, la conexión se establece mediante tarjetas prepago que al principio costaban a razón de 4.50 dólares la hora, ahora cuestan un dólar. En cualquier caso, hablamos de un precio todavía caro para una población cuyo salario promedio mensual no supera el equivalente de 30 dólares.

Al igual que los youtubers internacionales, los cubanos hacían —hacen— sketches, monólogos y tutoriales. Y, a pesar de los altos precios de Internet, también crearon sus propios canales, solo que, teniendo en cuenta que muy pocos cubanos podían permitirse ver sus videos online, llegaron a un acuerdo con los principales productores del Paquete para que incluyeran sus videos. Así, al menos, tenían la posibilidad de llegar a miles de casas a todo lo largo y anchos del país.

Todavía ajeno a todo esto, Camallerys había terminado el preuniversitario y empezado a estudiar Medicina.

—Pero me confundí —dice—. Me di cuenta de que no es lo mismo que te guste Anatomía de Grey a que te guste la carrera de Medicina. Estudié hasta finales del segundo semestre, cuando empezaron a darme muchas crisis de ansiedad. Por eso un día llegué a casa y le dije a mis padres que no quería seguir.

Continuar leyendo en Distintas Latitudes

*Ilustración de portada: Alma Ríos

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion