Lado B
John Wick 3: Parabellum. Tragedia, venganza y crimen
¡Épica! No puede haber otra manera de describirla. Las secuencias, los movimientos de cámara, las coreografías son de otro maldito nivel
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
23 de mayo, 2019
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Foto tomada de YouTube

Héctor Jesús Cristino Lucas

El estreno de la primera John Wick, aquel lejano octubre de 2014, fue un acontecimiento tan discreto, pero a la vez tan especial, que cualquiera que la haya visto en cines en esa ocasión va a entender perfectamente cuando digo que no sólo vimos una película, presenciamos el nacimiento de un clásico. Así como se lee, así como se escucha.

Hoy en día se habla de estas cintas como si fueran magnas producciones de Hollywood que gozaron de una aprobación inmediata tras su llegada a la pantalla grande, pero nada más lejano a la realidad. De hecho, el éxito de la primera cinta fue tan gradual que no sólo tomó por sorpresa a la producción de aquel entonces, también al propio Keanu Reeves y al cineasta Chad Stahelski.

Por un lado, Keanu estaba saliendo de una serie de calamidades luego de haber protagonizado la cinta de aventuras, 47 Ronin (2013), que significó un estrago considerable en su carrera al fracasar miserablemente tanto en crítica como en taquilla. Y por otro, Stahelski, quien sólo era conocido por haber sustituido a Brandon Lee en la grabación The Crow (1994) luego del fatídico accidente, probaba suerte con nada menos que su ópera prima.

En pocas palabras, John Wick –nombrada en México como Otro día para matar– fue una arriesgada moneda al aire que marcaría el inesperado pero ahora exitoso camino de varios de sus integrantes. Sin embargo, las mieles del éxito vinieron acompañadas también de un agridulce rechazo que prácticamente dividió a la audiencia tras su estreno.

Porque si bien la película recaudó hasta $88. 8 millones de los $30 millones que originalmente había costado, la crítica de entonces aún no tragaba ciertas piezas del argumento que hasta el día de hoy se recuerdan con cierta gracia, como el asunto del coche o el perro que para muchos era bastante ridículo.

Y por más difícil de creer, Keanu Reeves fue nominado a los infames Razzies –o “anti-oscares” que premian a lo peor del cine en el año– en 2015 por su participación en esta película.

Pero sólo el tiempo pudo darle la razón. John Wick no sólo adquiriría pronto el emblemático estatus de una de las mejores cintas de acción del siglo XXI, al lado quizás de la saga de Jason Bourne o las cintas de The Raid –uno de los thrillers de mafia y crimen más emblemáticos de la última década–.

Inspirada en grandes clásicos del cine hongkonés como The Killer (1989) de John Woo, mezclada con el cine negro franco-italiano tipo Le Cercle Rouge (1970) de Jean-Pierre Melville, la historia emulaba una suerte de “leyenda urbana” sobre un hombre tan temido e imparable en el mundo del crimen que era conocido por todos como el mismísimo “Baba Yaga” o “El Coco.” Porque tarde o temprano, no importa dónde te escondieras… él iba a encontrarte.

Lejos de ser una cinta de “origen”, Chad Stahelski abre el último capítulo del libro de John Wick y manufactura una trama pequeña pero efectiva donde ya todo aconteció. Vemos el paso del tiempo; la nueva vida del personaje y descubrimos junto a él, cómo los malditos fantasmas del pasado vuelven reclamando su nombre por algo tan insignificante. Y sólo hay una manera de describir esta cinta de redención malograda: ¡Auténtica película de venganza!

Algo en su espíritu: demoledor, malviviente y trágico, hace recordar la esencia de algunos thrillers surcoreanos de venganza, como la famosísima Oldboy (2003) de Chang Wook Park donde el personaje busca a toda costa destruir a quien lo destruyó primero, sin saber que la venganza engendrará un círculo vicioso donde nadie se podrá saciar.

John Wick: Chapter 2 (2017), en cambio, estrenada tres años después, expandía con detalle el universo de mafia en el que se movía su protagonista mientras conocíamos un poco más de estas organizaciones ocultas. Ya sea cómo funcionaban, dónde operaban y, por supuesto, cuáles eran aquellas reglas que estos infames asesinos a sueldo debían respetar con profundo orgullo.

Una exquisita forma de abordar este universo, porque además de ofrecer un amplio espectro que la primera se limitaba a mostrar, nuevos personajes se añadían junto a otros elementos que sumaban una trama más completa y mejor construida. Entre los que podemos nombrar, claro, a los famosos “pactos de sangre” que cualquiera dentro de la organización debe honrar hasta la muerte si se pretende seguir vivo en el negocio.

Así pues, si la primera entrega establecía el tema de la venganza como un adictivo goce que sucumbe hasta el alma; su secuela, de manera más refinada introducía el tema de los ajustes de cuenta. Nada menos que nuevos y poderosos pactos que engendrarían una serie de favores que el propio John Wick debía obedecer contra su voluntad hasta arrastrarlo, nuevamente, a lo más profundo del infierno. Y con ello, a un viaje maldito que aún ahora no termina.

Con John Wick 3: Parabellum (2019) el desquiciado viaje por la redención malograda continúa. Luego de los acontecimientos que vimos en las dos entregas anteriores, John Wick debe hacer frente a las terribles consecuencias de todos sus actos, convirtiendo a esta trilogía en una suerte de tragedia griega pero trasladada al concepto de la mafia y el crimen.

Sólo piénsenlo, el desenfreno y la angustia por intentar escapar de ese obscuro mundo, paradójicamente, hacen que jamás salga de él, convirtiendo cada paso que dé en un camino hacia su terrible destino. De vuelta a donde todo comenzó, con un auténtico personaje griego como venido de una tragedia de Sófocles. Oldboy nos lo tradujo de la misma forma con ese potente thriller de venganza en donde el “destino” juega un papel importante a través de su protagonista.

Por ello no importa si las motivaciones que mueven a este personaje son simples o insignificantes, ya que forman parte de un extraño destino que podría ser traducido a través de una simple pero efectiva ecuación: cuando culmines la venganza, ésta engendrará un camino sin retorno que te llevará a vivir con exquisita tragedia las consecuencias de tus actos. Así en un círculo sin fin.

Parabellum asciende su argumento ya no sólo a un conflicto de talla personal ni internacional, sino mundial. Mientras, el entretenimiento, la acción y la brutalidad desenfrenada, adquieren de pronto un estilo tan único como impactante. Y lo digo enserio. Hoy en día, cuando los efectos especiales y las escenas de acción están a la vanguardia, es muy difícil complacer a la córnea del espectador. ¡Pero aquí es orgasmo tras orgasmo!

Damas y caballeros, no puedo evitarlo. Con esta entrega lo reafirmo: estamos frente a otro épico cierre de trilogía de la mano de Chad Stahelski. Nada menos que una intensa y emocionante película de acción que va subiendo de nivel tras cada minuto mientras “las consecuencias” –esas inevitables consecuencias– aparecen y bañan toda la pantalla.

¡Épica! No puede haber otra manera de describirla. ¡Esta producción es una épica! Las secuencias, los movimientos de cámara, las coreografías, sobre todo las de arte marcial que te presenta esta película, son de otro maldito nivel. De hecho, no había presenciado tal calidad y maestría en este tipo de secuencias desde las que vimos en aquella impactante The Raid (2011) de Gareth Evans.

Y es curioso porque el actor y coreógrafo indonesio Yayan Ruhian, quien interpretó al temible personaje de Mad Dog en aquella cinta, vuelve a aparecer ahora para ofrecernos una demostración más de su imparable talento. Qué locura verlo junto a Keanu Reeves en esas míticas escenas de pelea; es como un crossover no oficial nacido solamente en la alocada imaginación de algún fan.

En cuanto a las nuevas participaciones, como la de Asia Kate Dillon, haciendo de este “antagonista” que mueve las piezas desde arriba en su papel de adjudicador, no está nada mal. No es ningún paralelo de la Señorita Perkins como vimos en la primera John Wick, pero sin duda será aprovechada dentro de la saga.

Halle Berry, hace una dupla excelente junto a Keanu en el papel de esa examiga resentida por ciertos hechos del pasado. Francamente, este personaje tiene una de las escenas más míticas y emblemáticas dentro de la película que estoy seguro será recordada por mucho tiempo. Tanto ella como sus indomables caninos. ¡Qué épico fue ver eso y qué sensualidad irradia!

Angelica Huston –actriz de la mismísima The Witches de 1990– haciendo de La Gran Directora está fe-no-me-nal. Es uno de los personajes más importantes de esta entrega, ya que es pieza clave para develar ciertos datos que desconocíamos de John hasta ahora. Ya sea dónde fue entrenado y cuál es su verdadero nombre. Y ese es otro punto a su favor, porque la cinta funge como un capítulo importante al desarrollar aún más la historia y mitología del temible Baba Yaga.

Esta película tiene todo lo que alguien esperaría de un magnífico cierre de trilogía: más intriga, más emoción y más brutalidad. La clasificación R no es gratuita. Y lo mejor es que con el exitazo de taquilla de esta tercera –desbancando fácilmente al estreno de Avengers: Endgame en su primer fin de semana– se ha anunciado ya la llegada de una cuarta lista para 2021.

Esto confirmaría ese interminable círculo por la redención malograda de la que tanto hemos hablado desde el principio. Porque si la primera cinta nos sumerge en un auténtico thriller de venganza y luego la segunda nos lleva a ajustar cuentas con el pasado, la tercera nos hace pagar por cada una de las consecuencias, pero engendrando así una cuarta que nos regresará de vuelta hasta al principio.

Porque eso nos insinúa Chad Stahelski con el intenso desenlace de John Wick 3: Parabellum. El nacimiento de una nueva película de venganza donde la redención parece aún estar muy lejos de conseguirse, gracias a un círculo tan interminable como autodestructivo; es el destino trágico de John Wick. Pero qué sanguinario, pero qué malditamente poético es.

La saga continúa. ¡Esto es tragedia, venganza y crimen!

Sinopsis:

“John Wick (Keanu Reeves) regresa a la acción, sólo que esta vez con una recompensa de 14 millones de dólares sobre su cabeza y con un ejército de mercenarios intentando darle caza. Tras asesinar a uno de los miembros del gremio de asesinos al que pertenecía, Wick es expulsado de la organización, pasando a convertirse en el centro de atención de multitud de asesinos a sueldo que esperan detrás de cada esquina para tratar de deshacerse de él”.

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Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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