Lado B
El triste desenlace de Luis
Se reunieron el padre Alejandro Solalinde y AMLO. Mientras, al otro lado del mundo, Luis, un migrante, no tenía ni idea de lo que esa reunión le traería
Por Marco Castillo @
02 de mayo, 2019
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Foto tomada de Wikimedia Commons

Marco Castillo

I

Me contaron que, en algún lugar de la Ciudad de México, después del triunfo electoral de MORENA en 2018, se llevó a cabo una reunión entre el padre Alejandro Solalinde, conocido activista pro Derechos Humanos, y Andrés Manuel López Obrador. Y como en toda historia de reuniones con un presidente, ahí se habrían hablado de cosas importantes. Mientras, en el otro lado del mundo, Luis, un migrante mexicano en Nueva York, no tenía ni idea de lo que esa reunión le traería.

Meses antes de dicho encuentro, el padre Solalinde se ofreció a las ONG como vínculo de Sociedad Civil con el próximo presidente en materia migratoria, e invitó a las organizaciones a sumarse a un proceso de construcción de la agenda del nuevo gobierno en este tema. Por varios meses, muchas personas migrantes, activistas y organizaciones trabajaron con el padre a marchas forzadas para preparar un documento que representara las propuestas y la visión de la Sociedad Civil sobre el asunto, esperando el día en que el nuevo comandante en jefe del Ejército lo recibiera y lo pusiera en marcha. Luis, entonces, hizo una propuesta en una reunión de su organización: que los cónsules tuvieran mejor trato hacia los mexicanos y mexicanas migrantes.

La reunión de la Ciudad de México a la que me refiero aquí, según me cuentan, era para saldar el compromiso de AMLO de recibir e incorporar el famoso documento de propuestas elaboradas por la Sociedad Civil. Ni para Luis ni para muchas organizaciones quedó claro el criterio que se usó para organizar, priorizar y presentar la gran cantidad de propuestas, así como de quién las presentaría.

Lo que sí quedó claro a los ojos de Luis y todos los mexicanos y mexicanas es que, antes, durante o después del encuentro de la CDMX –por compromiso de campaña o amistad–, López Obrador le entregó el Instituto de los Mexicanos en el Exterior a Alejandro Solalinde. Y él propuso a quien había sido su acompañante y operador político en Morena Exterior por el último año. Así se nombró al titular del IME.

II

El recién nombrado funcionario convocó a reunión de “seguimiento” con las organizaciones que llevaron las propuestas de Luis y de otras personas migrantes para decir que, si bien todo el esfuerzo no había alcanzado para incidir en toda la política migratoria, desde la Dirección del IME se cuidarían y se impulsarían todas las propuestas.

Lo cierto es que a la dichosa propuesta de Agenda Migrante se la llevó la corriente de las caravanas y la preocupación por mantener relaciones estables con Estados Unidos. Terminó así  la promesa inicial de otorgar visas humanitarias; aumentó detenciones y deportaciones, y bajó el presupuesto para atender a los migrantes mexicanos.

Al final, lo que quedó de esos meses de trabajo y las ideas de Luis fue el pago de un compromiso político con un puesto para un político de MORENA.

III

Hace apenas unas semanas, el director del IME promovió una serie de consultas ciudadanas para la integración de propuestas, otra vez, pero ahora al Plan Nacional de Desarrollo, incluyendo una consulta en Nueva york, donde vive Luis.

Luis asistió a la reunión para hacer su propuesta una vez más pero la reunión se vio entorpecida por la decisión del funcionario de impedir la entrada a las voces críticas, creando un cerco de protección con personas adscritas al partido MORENA que rodearon al susodicho. De lejos, Luis se limitó a observar la triste disputa por el control de una reunión que se había prometido ciudadana, sin partidismos y como parte de una consulta del Estado Mexicano. A decir verdad, eso parecía un circo.

Y por eso, según me platicó Luis, se salió decepcionado de la reunión. Y yo, que había llevado su propuesta a las reuniones del padre Solalinde, le pedí disculpas; le conté que su propuesta se había integrado a documento que, según me contaron, fue entregado al Presidente en una reunión en la Ciudad de México, donde parece que ya alguien sabía que el esfuerzo no alcanzaría más que para conseguirle empleo a alguien que hoy –al contrario de lo que Luis y millones querían terminar– vino a gritar y maltratar a sus paisanos.

¿Cómo se llamó la obra? El Presidente debe actuar en consecuencia, la Agenda Migrante debe ser una lucha por transformar la idea de migración en toda la Administración Pública Federal. Y los migrantes deben jugar un papel en el nombramiento de sus representantes.

PostData que quiere mostrar los detalles de la arenga en Nueva York, pero se aguanta las ganas y mejor les muestra el trabajo que hacen las compañeras de Luis en México.

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Autor Lado B
Marco Castillo
Marco Castillo es antropólogo y activista poblano. Actualmente es el Co-Director de Global Exchange y fundador de la Red de Pueblos Trasnacionales. Vive, trabaja y sueña entre Puebla y Nueva York.
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