Lado B
Las mujeres de fuego de Cherán
Pobladoras de esta comunidad michoacana narran su testimonio sobre la historia reciente de su territorio, estandarte de autogestión y autonomía
Por Lado B @ladobemx
30 de abril, 2019
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Heriberto Paredes y Daniela Flores | La Verdad

La madrugada del 15 de abril de 2011, Cherán, municipio indígena ubicado en el corazón de la meseta p’urhépecha michoacana, se convirtió en un cuerpo colectivo para defender el bosque, el territorio y la vida. Este levantamiento armado fue liderado por mujeres a las cuales les había cruzado el cuerpo la tristeza, la impotencia y el coraje, fue entonces cuando las campanas de El Calvario se hicieron sonar.

A ocho años de este levantamiento armado, en un continuo proceso de construcción de autonomía, de aprendizajes, de elección de gobiernos por usos y costumbres, de una generación que ha mostrado que la apuesta común es una de la mayores apuestas por la vida, una generación más joven hace preguntas, observa los cambios y trata de generar pensamientos críticos al interior.

Mujeres de fuego es un proyecto pensado para potenciar las voces de las mujeres que han sido y siguen siendo parte de esta historia, de este proceso en construcción. ¿Qué significa autonomía? ¿Qué significa libertad? ¿Qué significa territorio? Aquí la palabra de algunas de las mujeres que han vivido la lucha y son parte de la historia reciente de Cherán.

‘Todo es recíproco en Cherán’

Mis abuelos decidieron buscar mi nombre, mi nombre es Adelaida Cucué Rivera, tengo 49 años cumplidos. Vivo aquí en Cherán. Mi padre ya no vive, mi madre sí vive. Pero yo me crie con mis abuelitos, así es.

Nos acompaña la lluvia, uno tiene que saber disfrutarla. Es por algo que llueve. Es necesario. La madre tierra necesita de que llueva. El viento. Que salga el sol que es el que nos acompaña todos los días, desde que amanece hasta que anochece nos acompaña, y nuevamente al otro día, es otro día nuevo, vuelve otra vez de nuevo. La noche igualmente es tan importante como el día. Pues yo pienso que si todo el día, las 24 horas, fueran trabajo no habíamos de soportar. Y como es el trabajo, también tiene que haber descanso. Y realmente hacemos más que trabajar, trabajar la tierra.

Decía mi abuela: “Cuando tengas que plantar, planta sin miedo y no estés pensando en que te vas a ensuciar, hazlo con corazón, entrégate a la Tierra para que la Tierra te reciba esa planta y florezca, porque si no te quieres ni ensuciar, eso no va a tener buen fruto, así es de que hazlo con amor, hazlo con decisión, hazlo hablándole a la tierra que estás poniéndole algo para que a ella le ayude a germinar”. Y entonces, yo me acuerdo que desde entonces dije “me voy a ensuciar” y desde entonces, ya nunca volví a renegar y dije “me voy a ensuciar las manos”. Dice mi abuela “es que si te las lavaste, vas a podértelas ir a volver a lavar”. Y así fue como siempre tuve esa confianza.

La riqueza más grande era el maíz, esa era la riqueza. Quien tenía maíz y frijol ni se tenía por qué preocupar por todo un año, ya hasta el próximo año, otra vez, nuevamente, volvíamos a sembrar, volvíamos a cosechar. Y pues ahorita sí, la vemos un poco difícil porque el cambio climático, esto de que hace tanta calor, a veces está lloviendo cuando no debe, a veces está granizando, vienen unas granizadas muy fuertes que nosotros antes no las veíamos.

El año pasado nosotros aquí vivimos una situación muy difícil, nosotros también somos apicultores, tenemos unas cajas de abejas y pues sí, vimos una diferencia muy grande que las abejas se murieron. Se murieron muchas abejas. Para nosotros las abejas son muy importantes porque las abejas son las polinizadoras, las que realmente hacen que el fruto, las flores, las plantas, las que realmente hacen que haiga mejor cosecha. Y pues eso es a lo que nos dedicamos, y nosotros tristemente vimos que la cosecha de miel, cuando nosotros cosechábamos 500 litros de miel, nosotros nomás cosechamos 200 litros este año.

La sociedad ahorita está pasando por una situación muy difícil, pues piensan que todo es dinero, todo es lujo, todo es querer vivir así, querer vivir asá, cuando nuestra manera de vivir pues es esta, la que ustedes acaban de recorrer. Así es como se vive, y así es como se vive feliz y se vive a gusto. Nuestro hijos también van aprendiendo, nuestros nietos ahorita, pero ahorita pues tristemente nosotros vemos que en otras familias no, no aprecian ya esto. No aprecian esto pero también vemos que hay una dificultad en esas familias, los muchachos no saben trabajar, los niños no saben valorar, todo el tiempo están pegados al internet, al celular, a la televisión. Ese es uno de los problemas que realmente nos ha vendido el sistema y que nos ha hecho flojos hasta nuestros hijos y nos ha robado hasta el cariño y el amor de ellos, porque ellos ya no nos aprecian a nosotros, más aprecian a la televisión.

Todo es mercantilado, no todo es mercancía, dinero. Y dicen “no, pues es que soy bien chingón porque traigo una compu”. Lamentablemente los muchachos que siempre están pegados a la televisión no saben rajar leña, no saben hacer las cosas, no saben ni subir al cerro.

Y pues es por eso que yo aprecio las plantas, y es por eso que aquí en el espacio donde ustedes están, aquí yo nomás tengo la gobernadora, para cuando se vaya ofrecer que necesitamos que haya un parto rápido, cortar una tacita, saberlo cocer, saberlo dar, saber dosificar también. Que nuestros abuelos nos enseñaron, esa misma planta pues lo usamos también para expulsar cuando ya está manchado el riñón, esa es la que utilizamos. Y así varias plantas: tengo romero, tengo lentejilla, hay membrillo, hay manita de león, hay hartas plantas aquí. Yo aquí a veces me peleo con mi señor porque cuando todavía no están madurando la semilla, mi esposo ya anda cortando con el machete. Le digo “aguas, espérate ahí tengo esa planta”, o “espérate a que madure la semilla para que caigan y no nos haga falta”, así es. Esta es nuestra forma de vivir. Disfrutando del agua, del aire, de los animales, de los cantos de los pájaros. Ustedes los están escuchando, yo no estoy mintiendo, aquí así se vive. Así es.

Casi la mayoría de la gente aquí en Cherán vive como ustedes están viendo, como vivimos nosotros. La mayoría. Y si alguien no tiene un espacio dónde sembrar, ese se acerca como familiar contigo, o como amigo, o como vecino. Y dicen: ¿Van a sembrar? Y cuando nosotros sembramos y cosechamos, ellos no quieren dinero, ellos quieren maíz. Entonces, hay toda una ayuda mutua, yo te doy, todo es recíproco, tú me das, yo te doy. Así es. Así se vive en Cherán.

Nuestro territorio de aquí de Cherán es grandísimo. Grandísimo que está. Por eso le llaman CheránK´eri, porque este es el pueblo más grande de la meseta p’urhépecha. En la meseta p’urhépecha el pueblo más grande tiene una extensión de territorio grandísima. Cuenta con ojos de agua, cuenta con el bosque, de pino, de encino, de madroño, de pinabeti, de charari, que es otro tipo de encino. Y pues hay muchas plantas. Muchas plantas medicinales, mucha variedad de árboles, del pino solamente hay muchas variedades, del encino también hay variedades.

La resistencia

Entonces, ya en el 2008, pues estaba todavía muy latente aquí todavía el PRI y el PRD, pero se estaban peleando por el poder. Pero más aquí en Cherán se veía muy notorio que el representante de bienes comunales, que siempre los recursos que bajaba para, por ejemplo, la reforestación, él utilizaba a la gente, le daba a la gente los árboles y se quedaban con el recurso. Por eso todos se peleaban por el puesto de representante de bienes comunales, todo por el recurso económico, el recurso pues, lo que son la resina y los árboles, aquí se llegaron a matar los comuneros mismos, por esa parte del interés. Pero después se viene ya el problema más serio, cuando empezaron a entrar los maleantes, el narcotráfico, y los que vinieron a talar el bosque.

En el 2010 empezaron a subir carros para arriba, empezaron a subir y bajar, 200 carros, 60 carros veías transitando, a veces yo le decía a mi esposo: en lo que llegamos al rancho, de la casa al rancho, que estamos como unos 2 o 3 km máximo, en el tránsito encontrábamos ya unos 20 carros, 30 carros, cargados ya de madera que se iban para Capacuaro. Y pues se habían juntado también Tanaco, Rancho Seco, para venir a hacer el daño aquí en Cherán, y los del Cerecito son los que les habían dado entrada. El Cerecito es un pueblito, es un rancho chiquito, en donde vive gente supuestamente de aquí de Cherán, pero los conocen como los rancheros, como que no tenían un origen realmente de la comunidad. Y es cuando ya ellos le dieron entrada a los del crimen. O les llegaron pues, porque realmente también ahora nos damos cuenta de que ni ellos estaban de acuerdo con lo que estaba pasando. Los extorsionaron, los amenazaron, y ahí llegaban, haz de cuenta que esa era su casa y su pueblo ya, de los malandros. Entonces ahí fue cuando ya empezábamos a ver que ya no nomás cortaban la madera, iban cortando, iban quemando.

Para el 15 de abril de 2011, ya había demandas con el gobierno de la comunidad, con el presidente municipal, Roberto Bautista. Varios de los comuneros ya se habían ido a quejar, a decirle pues que qué estaba pasando. Ya después nos dimos cuenta de que él también era parte de. Y ya después también al gobierno del estado ya se le había llevado la queja. Al gobierno federal supuestamente también ya le había llegado, pero bueno, de todos los gobiernos a donde fueron a quejarse nuestra gente, todos los gobiernos, pues no había una respuesta que dijeran bueno, pues están apoyando, están queriendo parar esta tala clandestina. Ya después nos dimos cuenta que la del Ministerio Público era sobrina de uno de los que estaban acaparando la madera. Entonces, si nosotros íbamos al Ministerio Publico, cuando llevábamos una queja, al ratito ya nos estaban extorsionando por teléfono.

Y eso era lo que sucedía. Entonces ya no tenías esa confianza, pero todos estábamos en la misma sintonía de que lo que estaba pasando en nuestra comunidad no estaba bien. Como todos andábamos con un dolor. Porque pasaban los carros por medio pueblo. Y a veces todos los carros, me acuerdo que todos los carros tenían un logotipo de la Santa Muerte. Todos tenían una Santa Muerte como logotipo. Hay un ojo de agua que se llama La Cofradía, el que mantiene la comunidad es el que sustenta a la comunidad para que tomemos el agua. Estos ya venían por aquel lado talando, y justo en ahí había un árbol muy grueso, que es el que dice nuestros abuelos que es el que ayuda a que el agua no se vaya a acabar, entonces ese lo cortaron y vino un señor y avisó al pueblo que ya estaban ahí.

El 15 de abril del 2011 era fiesta de la Virgen de Dolores y la gente se junta mucho en El Calvario. Las mujeres van a misa, están haciendo como una novena. Y mero ese día se juntaron las mujeres, y miraron que ya estaban empezando a pasar los carros. Pero también ya andaban como que molestas pues, y también fue cuando ya les hicieron frente. Allá fue donde les empezaron a hacer frente a los del crimen organizado y a los talamontes. Porque traían, pues ellos andaban bien armados, a ellos no les daba pena andar arriba de los carros y con sus armas. Ahí fue donde empezó, ahora sí que ahí fue donde se prendió la mecha, dijo uno, y empezaron a pararlos, los agarraron, los tuvieron ahí encerrados en la iglesia, fueron siete creo que los que habían agarrado.

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La policía de Cherán ya iba a rescatar a los que habían agarrado, a los talamontes. Imágenes del crimen organizado escoltado por nuestra propia policía, que supuestamente nos resguardaba a nosotros. Un día vimos cómo la misma policía les estaba ayudando a cargar los trozos, la misma policía les llevaba diesel a los talamontes, a los carros. Ya desde ahí pues nosotros intuíamos que la cosa era así. Que ellos estaban involucrados con los malandros. Entonces, en el 2011 los agarraron, ya fue que empezó todo este proceso, la resistencia.

Yo me acuerdo haber visto como 30 camionetas que venían en sentido contrario, que pasaron y venían en el sentido contrario, esos iban todavía, habían entrado ya al pueblo para rescatar a los talamontes. Pero eran puras camionetas de los malandros. Entonces, fue cuando nuestra gente ya se empezó a juntar, empezaron a correr, empezaron a tronar cohetes, empezaron a recoger a sus hijos, pero ya también fue cuando empezaron a cerrar las calles. Pero no pudieron sacar a los que detuvieron las señoras, a esos no los pudieron sacar. Y es como hace ya presencia la mujer en la lucha, pero pues ya se habían acabado el bosque. Ya más de 20 mil 000 hectáreas habían deforestado.

‘Te nace el valor de ver sufrir a tu gente’

Yo pienso que en ese momento nos vimos con la necesidad de apoyarnos nosotras mismas. Yo no voy a hablar aquí que yo hice más, que esa hizo más, no. Te nace el valor de ver sufrir a tu gente, de ver qué es lo que le está pasando al otro, entonces se junta como que todo ese ánimo, toda esa fuerza. Es cuando, pues tienes que apoyar. Tienes que hacerlo. Ya no es que quieras o no quieras, ya estás metida en el barco y tienes que hacer algo por tu gente. Por lo menos yo pienso que eso es la sangre que nos corre a nosotros acá en las comunidades, de que tenemos que hacerlo así.

Y entonces a nosotros nos devastaron todo ese bosque y en otro espacio que tenía mi suegro, también era otro bosque, cercas de ahí nosotros teníamos como 100 cajas de abejas, y lo que me pegó tan fuerte fue esa gran humillación que nos hicieron, que llegaron y les pusieron lumbre. Les pusieron lumbre a las abejas y las quemaron. Entonces, desde ahí yo ya traía ese coraje, pero habían golpeado mi papá y habían golpeado a mi suegro.

Entonces eso hace que yo me integre movimiento. ¿Cuáles fueron las mujeres? Fuimos todas las mujeres. Yo no me voy apropiar que decir yo fui bien chingona, no. Fuimos todas. Y ahí andábamos, y aquí era hasta el más pobre y más rico, que ya andaba pues, entrado en esto. Eso es. Y así fue.

Las fogatas

Tiene todo un conocimiento. Entonces en la fogata se aprendieron varias cosas, se valoraron varias cosas. Pero lo que más nos sorprendió a nosotros, que cuando se vino el movimiento en Cherán, ya no eran las mujeres, eran nuestros hijos, puro joven andaba. Puro joven andaba. Andaban puros muchachos. Los señores grandes nada más les decían “fuimos para allá, tengan cuidado, hijo, porque allá así está, porque allá así es”. Y así estuvo. Sí iban señores, pero como de la edad de 40 años, 45 años, a acompañar a los jóvenes, pero los que más se miraban eran los muchachos. ¿Cómo es posible que durante un año a estos muchachos no se les notara el cansancio?

Nosotras nomás estamos al pendiente de los muchachos, cuando bajaban el bosque los esperábamos y a tratarlos bien. ¿Les fue bien? Ah, bueno, siquiera. ¿Todos vinieron? Eso sí preguntábamos. ¿Todos bajaron? Sí, un lesionado salió ahí pero ya lo están curando. Afortunadamente ni un lesionado serio hubo, allí en el proceso de ir a cuidar, de ir a resguardar nuestro territorio.

Yo siempre digo que cuando tú obras bien, las cosas se te dan bien. Yo dije bueno, pues es una defensa de la Madre Tierra y la Madre Tierra responde, contesta y hace su función. Entonces ahí sí me acordaba de lo que decía mi abuela: “cuando ames a la Tierra ámala y de una vez entrégate con ella. Y ella sabe también cómo se van a hacer las cosas”. Y así es.

Pues las fogatas se hicieron por una necesidad que había y por una necesidad de estar organizados y de poder saber realmente qué pensaba cada una de las personas. Y también, que tú estabas entregado a este movimiento, y también que tu apoyabas a tu pueblo y que querías un cambio, que no querías que siguiera pasando lo que estábamos viendo. Eso yo pienso que es lo que significa la unidad. La fogata es como la unidad, la que nos atrae, la que nos fortalece, la que nos hace que tengamos un acercamiento nosotros mismos. El fuego es algo sagrado para nosotros. Entonces, el fuego es el que tiene como que esa fuerza de unirnos, ese es el significado de una fogata. Así es. ¿Y de ahí que surge? De ahí surge las pláticas, de ahí vemos hasta problemas que suceden, problemas económicos, problemas sociales, problemas en todo, los niños, las enfermedades. Nosotros ahí aprendimos en un año muchas cosas. Ahí aprendimos, pero también las señoras grandes cómo nos ayudaban. Ahí aprendimos a amar nuevamente a la tierra y al maíz también.

Para eso sirvió la fogata, para fortalecernos. Entonces qué significado tan grande tiene la fogata. De hecho yo no estoy a gusto si en mi casa no hay fogata. Todo el tiempo está la lumbre prendida. Todo el tiempo. Ya es tardecita, ya la prendemos. También vengo aquí y lo primero que hago es meterme a la cocina y prender el fuego. Esto es algo que nos han inculcado los grandes. Nuestros abuelos nos han dicho: “hija, no apagues el fuego porque apagarás la luz del alma”. Tienes que vivir siempre con él.

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*Fotografía: Heriberto Paredes

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