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Ecuador: indígenas Waorani de Pastaza se oponen al bloque petrolero 22 en su territorio
Piden que no se licite un bloque petrolero en su territorio hasta que la Asamblea Nacional promulgue una ley de Consulta Previa, Libre e Informada
Por Lado B @ladobemx
17 de marzo, 2019
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Antonio José Paz Cardona | Mongabay Latam

Los constantes anuncios hechos por el gobierno ecuatoriano, en 2018, de licitar algunos de los bloques petroleros de la llamada Ronda Suroriente tienen en alerta a muchas comunidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana y en especial a la nacionalidad Waorani de Pastaza.

La preocupación se centra en el bloque petrolero 22, con un tamaño cercano a las 200 000 hectáreas y que se superpone en un 16 % con territorios de las 16 comunidades de esta nacionalidad, en una de las provincias amazónicas que, en opinión de varios expertos, se encuentra en muy buen estado de conservación.

El pasado 27 de febrero los Waorani, acompañados por otras nacionalidades indígenas como los Shiwiar, Andes, Achuar, Cofán, Siona, Siekopai, Kichwa, Shuar, Sapara, marcharon en la ciudad de Puyo hasta llegar a la Corte de Justicia. Allí entregaron una Acción de Protección para garantizar su derecho a la Consulta Previa Libre e Informada y a la autodeterminación.

“Esto se da ante la amenaza de que nuevamente el bloque 22 se licite y ante el anuncio del ministro de Energía y Recursos Naturales no Renovables, Carlos Pérez García, de que va a enmendar o completar las consultas de 2012”, asegura María Espinoza, abogada de los indígenas. En 2012 el gobierno realizó consulta a los indígenas pero estos denuncian que fueron “engañados deliberadamente por el Estado”. Según dice la abogada, lo que pretenden los Waorani es que la licitación del bloque 22 no se dé hasta que en Ecuador no exista la consulta previa libre e informada como ley y no solo como un decreto que es visto como “un simple trámite burocrático y no como un derecho”.

Waorani de Pastaza el 27 de febrero de 2019, día que presentaron la acción de protección. Foto: Amazon Frontlines.

Waorani de Pastaza el 27 de febrero de 2019, día que presentaron la acción de protección. / Foto: Amazon Frontlines.

Días después de recibida la Acción, los jueces respondieron a la solicitud y citaron audiencia para el día 13 de marzo. Sin embargo, los Waorani no quedaron conformes porque, según dicen, la reunión fue citada en la ciudad y no en territorio indígena para garantizar una amplia participación, no se reconocieron las medidas cautelares que pedían y no se les asignó un traductor oficial imparcial ─la mayoría de Waorani no habla castellano─. “El que hasta ahora ha servido de traductor estuvo vinculado a los hechos de 2012 y tiene una postura favorable al petróleo, si él es el traductor se genera un conflicto de intereses”, asegura Espinoza.

Pero la solicitud de los Waorani no fue respondida y la audiencia inició, como se tenía previsto, el 13 de marzo en la ciudad de Puyo. Una vez iniciada, las mujeres indígenas comenzaron a cantar sin cesar en su idioma hasta que la jueza decidió cancelar la diligencia, ya que tampoco se presentó un traductor oficial.

Los cantos hacían referencia a una justicia occidental que no entiende ni respeta el mundo Waorani y en los cuales también se quejaban por trato discriminatorio y falta de garantías. Todavía no se sabe la fecha de la nueva audiencia ni dónde se realizará.

Mujeres Waorani en la audiencia del 13 de marzo, en Puyo, que terminó siendo suspendida. Foto: Mitch Anderson / Amazon Frontlines.

Mujeres Waorani en la audiencia del 13 de marzo, en Puyo, que terminó siendo suspendida. / Foto: Mitch Anderson / Amazon Frontlines.

La riqueza ambiental de Pastaza

La abogada Espinoza asegura que las áreas donde viven las 16 comunidades Waorani son de las mejor protegidas y conservadas del territorio amazónico y los impactos de una actividad petrolera podría generar daños irreparables a los ecosistemas.

Santiago Ron, profesor principal en la Escuela de Biología de la Universidad Católica del Ecuador y PhD en Ecología, Evolución y Comportamiento, coincide en destacar la riqueza biológica de la provincia de Pastaza. “Es especial porque es una de las provincias que tiene menos carreteras y está mejor conservada. Es la que tiene mayor área de bosque prístino y es uno de los últimos bastiones de extensiones grandes de Amazonía que no han sido alteradas por el ser humano en Ecuador”, le dice a Mongabay Latam.

Pero no solo eso, Ron también resalta su importancia en términos de biodiversidad, en especial de anfibios y reptiles, que son los grupos que mejor conoce: es la segunda provincia con mayor número de anfibios con un total de 182, solo superada por Napo con 205 y en el caso de los reptiles es la primera en Ecuador con 143. “Para dar una idea de la importancia de Pastaza puedo decirle que a pesar de su tamaño, dentro de un país pequeño como Ecuador, tiene más anfibios (182) que toda Argentina (172), que es un país gigantesco”.

Bosque del Parque Nacional Yasuní. Este lugar megadiverso en fauna y flora está ubicado en Pastaza y Orellana. Foto de José Schreckinger

Bosque del Parque Nacional Yasuní. Este lugar megadiverso en fauna y flora está ubicado en Pastaza y Orellana. / Foto de José Schreckinger.

Al ser preguntado por los posibles impactos que generaría la entrada de la industria petrolera, Ron asegura que lo más nocivo es la apertura de carreteras, un fenómeno que se ha visto muy claro desde que empezó la explotación petrolera en la Amazonía de Ecuador a finales de los 60. Recuerda que en ese entonces, en el sector de Lago Agrio, se abrió una carretera que unía a esa ciudad con Quito y, según dice, inmediatamente empezó un proceso de colonización a los lados de la carretera que produjo una enorme cantidad de bosques destruidos.

“Si te fijas en un mapa de deforestación del Ecuador es como ver una versión un poco modificada de un mapa de carreteras. Donde tu ves que hay vías, inmediatamente la gente ingresa y empieza a destruir bosques y es algo que ocurre hasta en áreas protegidas como el Parque Nacional Yasuní”, dice Ron.

La misma postura tiene el profesor David Romo, del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de San Francisco de Quito y uno de los directores de la estación de biodiversidad Tiputini de la universidad que funciona en el Parque Nacional Yasuní. “Lo que podemos decir sobre Pastaza es que comparte la misma diversidad del resto de la Amazonía ecuatoriana y sospechamos que debe haber muchos endemismos”. Además, comenta que el gobierno local tiene proyectado que un tercio del territorio sea área protegida provincial y que actualmente un cuarto de la provincia es considerada parte de la Reserva de Biósfera Yasuní.

“Estos ecosistemas de alta biodiversidad son muy sensibles y frágiles en muchos aspectos. No es lo mismo realizar explotación petrolera en un desierto como en Arabia, donde no tengo biodiversidad que perder, que hacerlo acá en la Amazonía”, dice Romo.

Los Waorani dicen que la consulta de 2012 fue engañosa. Foto: Amazon Frontlines.

Los Waorani dicen que la consulta de 2012 fue engañosa. / Foto: Amazon Frontlines.

El investigador asegura que la posición de los Waorani es el camino a seguir porque antes de continuar con la explotación del petróleo, “debemos pensar en proteger la biodiversidad y buscar la forma de hacer un aprovechamiento sustentable”. Lo mismo piensa Santiago Ron: “la preocupación de los indígenas es totalmente justificada porque una vez se inicie la explotación petrolera se abrirán nuevas carreteras y eso tendrá consecuencias ambientales severas”.

Ron asegura que uno de los momentos más críticos es cuando finaliza la explotación petrolera porque, sin presencia de la compañía, la deforestación que se había dado en los bordes de las carreteras se multiplica exponencialmente. Según dice, eso es lo que probablemente ocurra con el bloque 16 en el Parque Nacional Yasuní cuando termine su vida útil, “la deforestación que desde ya está avanzando, se disparará aún más”.

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