Lado B
Suspiria, o el ensayo fílmico de lo grotesco y lo brujeril
Esta versión, lejos de basarse en algún modelo establecido, toma un pequeño trocito de aquel clásico llamado Suspiria, y lo moldea sin piedad a su antojo
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
07 de febrero, 2019
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Suspiria

Imagen tomada de Youtube

Héctor Jesús Cristino Lucas

Antes de leer esta súper crítica asegúrate de haber leído éste súper artículo: Suspiria, todo lo que tienes que saber sobre el clásico y su próximo remake.

¡Qué locura! Después de cosas como: Mother! (2017) de Darren Aronofsky o Mandy (2018) de Panos Cosmatos, uno cree estar preparado espiritualmente para todo lo que venga… pero no para Suspiria de Luca Guadagnino. Definitivamente nadie está preparado para eso.

Luego de su estreno –su esperadísimo estreno– a inicios de este año, Dario Argento –legítimo creador del clásico de 1977 y uno de los maestros absolutos del giallo italiano–  se pronunció en contra de esta nueva versión a través de una interesante entrevista en el portal The Film Stage, diciendo a viva voz:

“No me emocionó. Creo que traicionó el espíritu de la película que dirigí: no hay terror, no hay música. La película no fue tan satisfactoria para mí. Sin embargo, creo que es una película refinada, como Guadagnino, que es una persona muy sofisticada”.

Y Argento no exagera. El nuevo trabajo del italiano nominado al Oscar a Mejor Película por Call Me by Your Name en 2018, Luca Guadagnino, ha sido la piedra en el zapato para muchos críticos especializados. Sobre todo, para los de categoría “Academy Awards”.

¿Cómo lo explico? Esta película a duras penas puede cargar con el nombre de “Suspiria” en sus espaldas y no morir en el intento. Este filme, damas y caballeros, es arriesgado. No sólo ha dividido a la crítica y a los fans por igual, sino que a estas alturas del partido nadie está completamente seguro de si todo lo que vieron fue una gran obra de arte… o bien, una gran pila de mierda.

Esta versión, más que un remake, más que un refrito de algo ya visto, es un reboot. Porque lejos de basarse en algún modelo establecido, toma un pequeño, muy reducido –insignificante– trocito de aquel clásico llamado Suspiria, y lo moldea sin piedad a su antojo.

Y lo gobierna y lo doma. Lo lleva a otro nivel. ¿Y saben otra cosa? ¡Qué gran película! Habrán cientos de críticas negativas, algunas respaldadas de hecho por las mismísimas palabras de Argento, pero oigan, que lo cortés no quita lo valiente. Ésta Suspiria (2018) sufre el escabroso “Síndrome del creador intelectual molesto”. Ya saben, el síndrome de Stephen King.

No importó qué tan exitosa e innovadora resultara la adaptación que Stanley Kubrick hizo de la novela The Shining en 1980, el maestro del terror simplemente la odiaba a morir. No concebía tanta manipulación: los cambios, las omisiones; esa enorme brecha que existía entre el libro y la película.

Pero debemos entender una cosa: Que The Shining de King sea distinta a The Shining de Kubrick, en el campo de las adaptaciones literarias, no hace que una versión sea mejor que la otra. Así, en el tema de los remakes, pasa exactamente lo mismo con el Suspiria de Argento y el Suspiria de Guadagnino.

Dos alternativas completamente distintas de un mismo producto, que es difícil decidirse con cuál debemos casarnos. ¿Pero acaso debe ser así? Ambas experiencias han alcanzado un nivel de belleza y poesía azotadora como para que ésta nueva versión no deba verse siquiera bajo el insignificante rubro de lo que hoy en día se suele llamar remake a algo.

Sería más una suerte de Halloween (2007) de Rob Zombie que no sólo añadió, omitió y reinventó todo el concepto de lo ya visto en el material original, sino que hizo una alternativa lo suficientemente memorable que no dependió del clásico de John Carpenter para funcionar por sí sola. Eso, damas y caballeros, es maestría, es frescura e innovación.

¿Quién puede culpar a Luca Guadagnino por repetir la fórmula? En el fondo percibo respeto, de director italiano a director italiano. Y, aunque Argento se pronunció en contra, ha sabido reconocerlo: es refinada, perversa y con clase; homenajea todo lo que puede pero que nunca se rinde a la burda imitación. Y eso se agradece.

Por supuesto que deben de haber muchos que estén pegando el grito al cielo por todo lo que dije, ya que esta obra es calificada por la crítica como imperfecta, rebuscada y hasta desastrosa. Y hay algo de cierto en ello, no voy a negarlo. Pero Guadagnino fue valiente.

Si bien desvirtúa el alma y el estilo original, añadiendo un par de nuevas subtramas y toda una carga de simbolismos y metáforas que no había en el clásico de Argento, el guión recrea un nuevo e interesante universo cuyas reglas son funcionales y hasta ingeniosas a su manera.

De hecho, la trama suele ser aún más madura y concisa que la propia Suspiria de 1977. Recordemos que el guión de aquel clásico fue pensado para que sus protagonistas fueran niñas de 10 años, y la rareza de sus diálogos la volvían una extraña mezcla de cuento de hadas protagonizada por mujeres jóvenes. La mezcla perfecta entre inocencia y perversión que poco a poco iba retorciéndose entre la psicología y la magia.

La versión de Guadagnino es diferente. Si bien vuelve a retomar la premisa base de todos estos giallos sesenteros, con un grupo de jovencitas siendo acechadas por una amenaza desconocida, y con la figura de la mujer como símbolo de poder y matriarcado, se aleja constantemente de la fórmula italiana para no convertirse en una más del montón. En cambio, usa elementos conocidos como la brujería y la superstición, para mezclarlos con otros como la masonería y el psicoanálisis, condenando ésta versión a un horror más poético; más simbólico.

Puede que la etiqueta de “rebuscada” con la que muchos se han referido a ella sea debido a esto. Son demasiados elementos contenidos en una trama.

Si hubiera una manera de referirse a esta Suspiria tendríamos que descartar el término de “cuento de hadas retorcido” con el que alguna vez se refirió a la obra de Argento, y como Guadagnino, deberíamos arriesgarnos a llamarle más “un ensayo fílmico de lo grotesco y lo brujeril”.

Porque si el clásico ya jugaba con la eterna lucha eterna entre la ciencia y la superstición, dándole una amplia explicación a la magia y a la hechicería a través de los tiempos, ésta versión da un paso arriesgado conjugando la cosmogonía de las brujas hasta volverla una suerte de tratado informativo tipo Häxan (1922) de Benjamín Christensen.

https://www.youtube.com/watch?v=qYTv7mIBfdY

A todo esto, añadamos los enormes y evidentes cambios que existen de una versión a otra: pasamos de los colores exagerados del Technicolor de la época a unos más sombríos e invernales. Del rock progresivo de la banda Goblin al Krautrock –corriente musical alemana de finales de los 60– de Thom Yorke. Y de la ciudad de Friburgo, Alemania –donde se ambientaba el clásico Suspiria–, al Berlín de 1977, durante plena Guerra Fría.

Y pese a todos estos cambios, que a veces se acercan al giallo italiano y a veces se alejan de forma rotunda, la película funciona con cierta decencia. Los guiños a Argento son evidentes, pero resultan mínimos a comparación de otras influencias. Esta nueva Suspiria se rinde más al cine setentero diabólico y de explotación: al hipnótico y atrevido The Devils (1977) de Ken Rusell o a la transgresora y experimental Alucarda (1977) de Juan López Moctezuma.

Las actuaciones son el punto discutible de este filme. Pueden llegar a ser tan magistrales como el trabajo de Tilda Swinton y Dakota Johnson, hasta irregulares e intrascendentes como las de Mia Goth y Chloë Grace Moretz. Este elenco, lamentablemente, es extraño y se tambalea sin agilidad en muchos momentos, lo que a veces funciona y a veces no tanto.

Pero, en general, la película es grotesca. No en el mal sentido de la palabra, por supuesto. Es genuinamente grotesca; perversa y especial. De naturaleza inclasificable y con un espíritu tan experimental que obedece a una corriente más apegada al cine exploitation. De categoría de culto más que de clásico y con reglas tan intimistas que suelen ser propias del cine de autor.

Luca Guadagnino ha logrado imponerse al nivel de la industria de Hollywood con películas bien aceptadas como Call Me by Your Name (2017), pero también ha demostrado que tiene el carácter suficiente y el estilo propio para crear filmes tan transgresores como su divagada pero hipnótica Suspiria.

Si Argento no está orgulloso de ella tengan por seguro que Juan López Moctezuma y Ken Rusell, donde quiera que se encuentren, sí que lo están. Es poesía viviente en el arte de lo macabro. Un ensayo fílmico que exalta lo grotesco y se rinde ante lo brujeril.

Sinopsis:

“Susie Bannion (Dakota Johnson) es una joven estadounidense que viaja a Berlín para cursar sus estudios de danza en una de las escuelas más prestigiosas del mundo, dirigida por Madame Blanc (Tilda Swinton). El mismo día en el que ingresa en la escuela, una de las alumnas recientemente expulsada es asesinada. No se trata de un hecho aislado, lo que hace sospechar a la brillante estudiante sobre la implicación de la escuela en los homicidios. Su desconfianza aumenta cuando una compañera le cuenta que antes de que Pat muriera, ésta le confesó que conocía un terrorífico secreto”.

*Imagen de portada tomada de Youtube

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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