Lado B
The Phoenix Flowers: un abrazo desde la oscuridad
Los sonidos que crea la banda tienen un poco de todo, de lo que conscientemente buscan y de lo que no, así experimentan y se exigen llegar a nuevos lugares
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
10 de enero, 2019
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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

The Phoenix Flowers

La música oscura de The Phoenix Flowers es, en palabras de Jorge Chalino, un abrazo para los que sienten algo sombrío en su interior, un acompañamiento y una acción de transformar las tinieblas en luz.

La música es un reflejo del contexto sonoro de los tres integrantes de la banda, y sus creaciones tiene que ver con sus gustos, con su luz y su oscuridad internas, pero también con todo lo que los bombardea día a día en las calles y en los medios. Por eso los sonidos que crean The Phoenix Flowers tienen un poco de todo, de lo que conscientemente buscan y de lo que no, y mucho de la experimentación y exigencia de llegar a nuevos lugares.

Jorge Chalino y Gabriel Téllez Girón tenían otra banda y decidieron emprender un nuevo proyecto, cuyo reto principal era hacer música sin batería. Así que empezaron a colaborar y al equipo se sumó Daniela Rodríguez en la voz. De la fusión de los tres se creó The Phoenix Flowers, cuyo nombre hace alusión al renacer de manera diferente, a una nueva forma de creación.

Una exploración interna

La presencia de Daniela con la voz al proceso creativo que ya tenían Chalino y Gabriel desde hace años fue una búsqueda personal para darle una dimensión más suave a la banda.

La voz de Daniela es un contraste de las melodías y letras. En palabras de Gabriel, “de algún modo la dulzura y la suavidad de Dany nos saca de ese lugar y nos vuelve más democráticos, haciendo música un poco más digerible”.

Su primer disco, Shapeshifter, terminado apenas hace unos meses, busca un acercamiento más “pop” –considerando el “pop” sin alejarse de la concepción bizarra de la banda– y tocar a más personas. El resultado es una mezcla de los tres que, dice Daniela, se esperaría que no funcione por lo diferentes que son, pero resulta en algo único por atreverse a explorar cada quien instrumentos, técnicas y emociones diferentes.

Los sintetizadores vivos

El peculiar sonido de la banda nace de la búsqueda de hacer música sin batería y el amor por las máquinas de ritmo y los sintetizadores. “Empezamos a hacer rock’n roll de forma que combinara con esos sonidos, digamos como una paleta de colores”, dice Jorge.

Gabriel toca los sintetizadores, y empezó a hacerlo porque hace tiempo Jorge le dio una guitarra intentado que tocara, pero se dieron cuenta que tocaba muy mal, así que el sintetizador llegó a sus manos. Y con el tiempo empezó a comprender la génesis del sonido como si fuera el cuerpo humano.

“Comparándolo con la forma en la que funciona la voz humana las cuerdas vocales son el equivalente a los osciladores que provocan la materia prima, el sonido, y luego pasan por la garganta que serían como el equivalente  a un filtro de amplitud, que modula la amplitud, que es como la dicción digamos, es la dicción de la voz en los sintetizadores, y luego la boca sería como el equivalente de envolvente de filtro, que es como modular las formas, las dicciones del sonido”.

La gente, dice Gabriel, tiene un prejuicio creyendo que la guitarra, la voz o la batería son más expresivos que el sintetizador, pero al dominar su lenguaje te das cuenta de las posibilidades infinitas de texturas y expresividad.

También decidieron sacar la computadora del escenario y dedicarse a construir el sonido al momento, teniendo una experiencia mucho más orgánica. Al prescindir de la computadora tuvieron que utilizar el lenguaje midi de comunicación entre aparatos, mandándose señales con voltajes y construyendo sus sets a partir de la programación en vivo. Gabriel y Jorge se esforzaron por darle libertad al diálogo entre estos sistemas de secuencias pero también expresividad: hacer música gutural y brutal, a su modo.

Chalino lleva años haciendo música, con influencias desde el rock gótico de los ochenta hasta el metal y la música norteña, y conoció a Gabriel en un evento de noise en Cholula, y Daniela empezó a cantar para faltar a clases en el coro de la escuela. Los tres llegaron a la música por caminos diferentes que finalmente se conjuntaron en el sonido sombrío y dulce de The Phoenix Flowers.

Para Daniela el interés formal llegó después, aunque desde pequeña se dio cuenta que el canto la conectaba a todo. Cuando estaba terminando la prepa tomó consciencia por primera vez de la importancia personal de la música.

En Gabriel el crear sonidos es una consecuencia inevitable de su hiperactividad, diagnosticada desde niño, y la música fue una forma de purgar esa energía. Y Para Jorge la música es un espacio necesario, es lo que más le gusta hacer.

La existencia de la banda es para crear pero también para conectar. ¿Y por qué existe The Phoenix Flowers? Chalino responde que “hacemos música oscura y aunque no sea un motivo real siempre he pensado que es un abrazo para aquellos que sienten algo así, y un abrazo de esa manera es una forma de compañía, y es un ejercicio de transmutación de la sombra a la luz”.

*Foto de portada tomada de The Phoenix Flowers

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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