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La muerte de los Moreno Valle: tragedia en tres actos
orena es mayoría en el Congreso poblano y tendrá que decidir quién será el gobernador que ocupe interinamente la silla principal de Casa Puebla tras la trágica muerte de Martha Erika Alonso
Por Lado B @ladobemx
26 de diciembre, 2018
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Foto tomada de @laopinionpuebla

Juan Manuel Mecinas

@jmmecinas

[dropcap]M[/dropcap]orena es mayoría en el Congreso poblano y tendrá que decidir quién será el gobernador que ocupe interinamente la silla principal de Casa Puebla tras la trágica muerte de Martha Erika Alonso. Como regla no escrita, Morena tendría que dejar que Acción Nacional proponga a quien deba conducir los hilos del Estado en tanto se elige a un sustituto de Alonso. Esta regla no escrita sería una cortesía política mínima que el partido de López Obrador debería tener hacia Acción Nacional porque, a pesar del desaseado proceso por el cual Alonso de Moreno Valle llegó a Casa Puebla, las instituciones del país avalaron su triunfo. Pero las mayorías se tienen también para hacer las cosas de manera más democrática. Si Acción Nacional quiere proponer a personajes que no concilien o cuyo pasado poco democrático no permita confiar en ellos para guiar al Estado, deberían vetar su propuesta. Morena tendría que dejar pasar a quien proponga el PAN, pero también impedir que personajes oscuros guíen la transición política que vive el Estado a partir de la muerte del matrimonio Moreno Valle.

Un canto distinto es la elección extraordinaria que deberá celebrarse dentro de los cinco meses posteriores al nombramiento de gobernador interino que haga el Congreso. La coyuntura no es fácil para ningún partido: Morena puede ganar el Estado, pero el costo puede ser muy alto y el PAN no tiene un candidato fuerte ni posicionado (salvo que Luis Bank oiga el canto de las sirenas y quiera pelear la silla del Ejecutivo estatal). En esa tesitura, hay propuestas que miran a los partidos políticos, pero no a la ciudadanía. Por ejemplo, algunos plantean que los partidos no compitan y que solo haya un candidato de parte del PAN para evitar mayor polarización y respetar el periodo que le correspondía gobernar a Alonso de Moreno Valle. Sin embargo, ese mecanismo no evita un elitismo nada deseable: que sea la élite de Acción Nacional quien decida el/la gobernador/a para los poblanos. En ese sentido, cobra relevancia el argumento que una y otra vez sostuvieron los simpatizantes de Alonso: que la ciudadanía había votado por ella.

Efectivamente, el dudoso triunfo de Martha Erika era para que ella gobernara. La intención del constituyente al ordenar convocar a elecciones extraordinarias en casos como este es precisamente porque somos un sistema presidencial y porque falta por desarrollarse más de la mitad del sexenio para el cual resultó electa Martha Erika, y la fórmula que se ha ideado para respetar la voluntad popular es convocar a nuevas elecciones.

[pull_quote_right]El Morenovallismo no ha muerto. Lo cierto es que se ha quedado sin sus cabezas visibles, que eran esenciales y para las que trabajaba. Pero no ha muerto porque no ha cesado la forma de hacer política con construcciones de hormigón, reflectores, comunicadores cooptados y autoritarismo en lo político.[/pull_quote_right]

La ciudadanía votó por Martha Erika en un triunfo discutible, pero ante su ausencia temprana lo que procede es volver a escuchar al electorado, porque falta mucho para concluir el mandato (prácticamente todo) y porque nadie quiere que una mayoría (Congreso) o una minoría (élite panista) designe un gobernador sustituto. El constituyente es claro: se debe volver a escuchar a los electores. El espíritu no tiene nada que ver con coyunturas, sino que precisamente las rebasa: la constitución prevé que en estas crisis, cercanas al inicio del mandato, la voz del electorado debe predominar sobre mayorías legislativas o minorías de partido.

Por último, el Morenovallismo no ha muerto, como no murió el Melquiadismo o el grupo de Bartlett o el marinismo. Lo cierto es que se ha quedado sin sus cabezas visibles, que eran esenciales y para las que trabajaba. Pero no ha muerto porque no ha cesado la forma de hacer política con construcciones de hormigón, reflectores, comunicadores cooptados y autoritarismo en lo político. Aún estamos lejos de ver el fin de una forma de hacer política donde se viste con traje Gucci y se gobierna con mano de hierro. El grupo que en lo político encabezaba Rafael tiene aún muchas vetas económicas e intereses por doquier. Tendrán que replantear sus objetivos; el principal ya no puede ser la presidencia de la República. Pero los negocios y los intereses en política pueden cohesionarlos.

El tiempo dirá qué arista del Morenovallismo triunfa: la que siempre quiso mano dura y aplastar a los contrarios o, a partir de una muerte trágica, los conciliadores logran lo que su jefe no pudo: construir instituciones democráticas y lograr la consolidación de un grupo que haga política con más zanahorias y menos garrotes.

Tiempo extra

Ha sido penosa la actuación de muchos periodistas y comunicadores poblanos y no poblanos. Fieles a su estilo, salieron a señalar culpables de la muerte de Rafael. Su jefe recién fallecido , tal vez les hubiera pedido un poco de prudencia. Prudencia que no tienen porque nunca han informado: siempre han sido emisores de comunicados. Ni más ni menos.

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