La presencia política de las mujeres indígenas cobró fuerza después del levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); la participación de la comandanta Ramona, durante la conformación del Consejo Nacional Indígena (CNI) en el Zócalo de la Ciudad de México en octubre de 1996, pasará a la historia como el día que, con voz femenina, los pueblos y comunidades indígenas, exigieron al Estado mexicano el cumplimiento de todos sus derechos.
22 años han pasado ya. La incorporación de las mujeres indígenas a la vida política, poco a poco se hace efectiva, pues la experiencia las ha llevado a comprender que sólo por medio de su participación lograrán incidir en las resolución de las problemáticas que les oprimen por ser mujeres y ser indígenas.
La Relatora Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas ante las Naciones Unidas (ONU), Victoria Tauli Corpuz, en su última visita a México, en 2017, señaló la grave situación en que se encuentran los pueblos indígenas mexicanos.
El informe final de la Relatora recogió cien casos de violación a Derechos Humanos, entre los cuales se destacan, los temas de territorio, justicia, salud, discriminación, agua, alimentación, consulta y consentimiento, acceso a la información, vida, integridad y seguridad, violencia y sistemas normativos.
Como parte de las recomendaciones al Estado mexicano, Tauli demanda apegarse al marco de derechos internacionales y nacionales que amparan y protegen el derecho de las mujeres y los pueblos indígenas a la libre determinación y que se consagra en el artículo segundo constitucional.
Además, destaca las políticas implementadas por el actual gobierno, las cuales dieron cabida a megaproyectos (extractivos, energéticos, turísticos, inmobiliarios, etc.) que atentan y aniquilan los recursos naturales que existen en los territorios; también, destaca la criminalización de la defensa que realizan los pueblos y las mujeres indígenas por preservar sus lugares sagrados.
La población indígena femenina, sobrepasa los 6 millones. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, en el país persiste una brecha significativa entre la población indígena y la no indígena en cuanto al acceso al derecho de la educación. Especialmente las mujeres indígenas son quienes presentan los niveles más altos de analfabetismo y baja escolaridad.
El acceso a la educación posibilita a las mujeres el conocer sus derechos y ejercer estos en lo relacionado con su salud reproductiva. Por ejemplo, las mujeres indígenas que no tienen ningún grado aprobado en el sistema educativo nacional, tienen en promedio 3.8 hijos nacidos vivos; en comparación con aquellas que han aprobado al menos un grado en educación media superior registrando el promedio más bajo: 0.8 hijos nacidos vivos.
Para 2015, el promedio de hijas e hijos en las mujeres indígenas de entre, 15 y 49 años era de 2.0, mientras que el promedio a nivel nacional era de 1.7. Respecto al promedio de hijos disminuye conforme aumenta el nivel de escolaridad de la mujer.
La violencia es uno de los problemas que más se ha recrudecido con consecuencias graves que afectan a las mujeres indígenas. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los
Hogares (Endireh), estima que 59 por ciento de las mujeres indígenas ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida.
Para la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas, (Conami) de acuerdo con la agenda presentada al futuro coordinador del Instituto de Pueblos Indígenas, Adelfo Regino, en el marco del 5 de septiembre, Día Internacional de Mujeres Indígenas, es indispensable:
El contexto post electoral ha mostrado que la paridad se está alcanzando dentro del poder legislativo y en la designación de los gabinetes de gobierno. Lo único cierto es que la representación de las mujeres indígenas en los espacios políticos no alcanza para construir la masa crítica necesaria y la brecha de desigualdad de la participación efectiva de las mujeres indígenas, en comparación con las no-indígenas, esto aún siguen siendo un reto.
A pesar de los discursos benevolentes de los nuevos gobernantes y las esperanzas de cambio a favor de los derechos de las minorías, las mujeres indígenas organizadas requieren movilizarse y profundizar su interlocución y acciones de incidencia política, con el apoyo de múltiples asociaciones aliadas, sólo así el camino que han trazado podrá ser alcanzado.
*María Sarai Fabián Villa es integrante de Kinal Antzetik Distrito Federal A. C. Kinal Antzetik Distrito Federal A. C., es parte de la Coalición por la Salud de las Mujeres, una red de organizaciones civiles con trabajo en salud y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
**Foto de portada cortesía de la Coalición por la Salud de las Mujeres | XX Aniversario de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas. Biblioteca de México, agosto 2007.