Lado B
Lo que los presos quieren decir a las víctimas
El gobierno de transición realiza foros escucha en distintos centros penitenciarios del país ¿Qué les dirían a las familias de las víctimas?
Por Lado B @ladobemx
09 de octubre, 2018
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Foto tomada de RT México

Daniela Rea | Pie de página

Si un asesino o un torturador estuviera frente a la persona a quien causó daño, o a su familia ¿qué le diría? ¿Qué piensa ese perpetrador sobre el daño que hizo? ¿Qué cree que puede hacer para reparar el daño? ¿Cree que es posible repararlo?

Estas preguntas les fueron realizadas a personas que se encuentran detenidas en centros penitenciarios de distintos estados del país, como parte del plan del gobierno electo para la pacificación del país. Hasta el momento se han realizado siete foros en centros penitenciarios de hombres y mujeres de Michoacán, Veracruz, Baja California, San Luis Potosí, Ciudad de México, Tapachula y Oaxaca y la dinámica está a cargo de la organización Cauce Ciudadano.

Carlos Cruz, fundador de la organización hace 18 años, comparte con Pie de Página las reflexiones que las personas detenidas han realizado en estos encuentros y algunas conclusiones que la organización ha tenido, a partir de lo escuchado.

“No se puede construir la verdad si sólo escuchamos a la autoridad, necesitamos escuchar a las víctimas, pero también a los victimarios que fueron o son víctimas de la omisión, acción o aquiescencia del Estado. Un alto porcentaje de los chavos que hemos visto en los foros están dispuestos a establecer un mecanismo de reparación y no repetición, y aportar información que ayude”, dice Cruz.

La dinámica

El diálogo que se ha llevado a cabo con las personas detenidas, explica Ana Karen Roque, de Cauce, se basa en la educación popular, resiliencias, justicia restaurativa y enfoque de derechos humanos

Lo que se busca con estas herramientas, dice, es que las personas que comparten su testimonio puedan hablar de su vida, lo que hicieron y lo que aprendieron de eso, que tengan posibilidad de pensarse en el futuro y cómo su pasado es parte necesaria para su transformación; que reflexionen sobre los crímenes que cometieron y el papel que han jugado en el entorno de violencia del país. Y todo esto, con un enfoque de derechos que permita ubicar la responsabilidad del Estado, por acción u omisión.

A partir de estas bases, se trabajaron las siguientes preguntas con las personas detenidas:

¿Por qué estoy aquí?

Las personas detenidas que respondieron en la dinámica, mencionaron delitos como secuestro, homicidio, homicidio calificado, robo, venta de droga o ser parte de una pandilla, pero también profundizan y mencionan, “porque no supe decir no”; “porque no teníamos oportunidades”; “porque quería ser alguien”; “por respeto, por seguridad para mi familia”.

¿A quién le hicieron daño?

Entre las respuestas de las personas detenidas están: “A la persona que le hice daño, a su familia”; “a mi familia, al afectado, a la familia del afectado”; “a la sociedad, a mí mismo; a mis vecinos”; “Le hice daño a las familias que conocía y a mí propia familia, junto con la sociedad y a mí mismo”; “a mi mamá, a mí emocional y psicológicamente, a la sociedad, a los familiares de las personas”.

¿Qué daño hice?

Los daños que las personas detenidas reconocieron haber hecho son: trauma, sufrimiento, dolor, angustia, corazón quebrantado, huérfano de hijo, miedo, terror, dolor, tristeza, llanto, daño emocional, inseguridad, tristeza, daño psicológico, emocional, físico, económico. Una de las respuestas que sistematizó la organización es: “No tengo idea de cuánto daño he causado y es inefable explicar el daño que he hecho”.

¿Cómo piensan reparar el daño causado?

La mayoría de los testimonios sistematizados señalan que se puede recuperar el daño con la cárcel y pidiendo perdón: “Cumpliendo mi condena”; “creo que no se puede reparar, pero a lo mejor sería pedir perdón y hacer el bien y no dañar a nadie más”; “aquí encerrado en la cárcel”; “pedir perdón, cambiar y ser un nuevo hombre”; “cambiar de vida para no seguir causando daño”; “empezaría conmigo, reflexionando sobre lo que hice”; “llevando el conocimiento empírico a otros jóvenes para que no hagan daño”; “contar la verdad, decirle la verdad a la familia de mi víctima, ayudar a la búsqueda de sus desaparecidos”.

Si tuvieras la posibilidad de estar frente a tu víctima, ¿Qué le dirías? ¿Qué le ofrecerías? ¿Qué le pedirías?

 

Esta, de acuerdo con los organizadores del taller que sistematizaron las respuestas, fue la más difícil para los detenidos. La mayoría de las respuestas tuvieron que ver con “pedir una disculpa y que me perdone”; “le pediría disculpas a su familia”; “ofrecería perdón y toda mi amistad si quiere”; “perdón y apoyaría en todo”. “Le ofrecería contarle la verdad, quiero ofrecerme para que cuando los jóvenes me vean ahora viejo vean como van a terminar, quiero ofrecerle a la sociedad contar la verdad”.

Pero hubo algunas personas que, en sus respuestas, además del perdón, dirían a quienes hicieron daño “no me tenga miedo”: “diría que estoy sumamente arrepentido, le ofrecería una disculpa y que no me tuviera miedo”; “diría que me perdone, mi apoyo, decirle que no me tema”.

Los patrones

Los organizadores de los foros pueden identificar algunos patrones que comparten las personas detenidas. Uno de ellos es la violación al debido proceso de los detenidos, “lo cual es grave porque además al violarse el debido proceso de los detenidos, se viola también el debido proceso de las víctimas y las garantías de que tengan verdad y justicia”, dice Carlos Cruz.

Otro más es la pobreza y exclusión de la mayoría de los perpetradores que participaron en los Foros Escucha. “La delincuencia organizada entendió que cometer delitos es una oferta de trabajo y dinero para jóvenes y adolescentes desechables. Y para el Estado, estos jóvenes son carne de presidio. Entonces para nadie importan, son desechables”.

También, se pudo registrar que los hombres y las mujeres tienen trato diferenciado en las prisiones y en las sentencias. Por el mismo delito, a ellas se les imponen penas más grandes, por ejemplo, por delitos de delincuencia organizada, a los hombres les dan en promedio 15 años y a las mujeres 25 años.

Además, Cruz considera que la reforma penal no establece mecanismos de construcción de paz, coexistencia o reconciliación. “Ellos tienen derecho a reparar y no saben cómo hacerlo porque de lo único que se les habla es del castigo, de pagar sus penas en prisión. Muchos jóvenes en el proceso de diálogo refieren no haber recibido información de cómo se puede reparar el daño a las víctimas, y ellos tienen derecho a reparar, a reconciliarse con la sociedad”.

“¿Desde dónde se puede hacer el proceso de construcción de paz?” Pregunta Carlos Cruz que fundó Cauce Ciudadano como una organización que buscaba encontrar alternativas para los jóvenes y fue de las primeras en plantear propuestas locales de pacificación. “Estamos proponiendo una forma distinta de escuchar a los perpetradores, buscando con ellos cuáles pueden ser sus aportaciones para la paz”.

Para Carlos Cruz, “es importante entender que no debemos tratar la violencia en México como una guerra, debemos transformar el conflicto armado que vivimos; el conflicto tiene que tener un proceso de transformación en el que tienen que estar todos los actores”. Jóvenes y adultos perpetradores, dice, preguntaron qué puede hacer el Estado para que sus hijos no sigan sus pasos y terminen también presos. Ellas y ellos entienden bien que la amnistía o que reducción de penas, pasa por colaborar con la ley, con aportar a la verdad del conflicto en México y sobre todo a que las víctimas tengan justicia.

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“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: http://www.piedepagina.mx«.

*Foto de portada archivo: INNDAGA – Noroeste

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Autor Lado B
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