Lado B
Double Pack: ¡Nicolas Cage en el rubro del horror!
El actor parece estar reivindicándose y vuelve como nunca lo habíamos visto antes. Pero lo mejor no es cómo, sino dónde: a través del cine de terror
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
27 de septiembre, 2018
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Foto tomada de Fandango

Héctor Jesús Cristino Lucas

Parece mentira, pero Nicolas Cage, el hombre que alguna vez nos entretuvo con sus actuaciones y nos hizo creerle hasta la última palabra; el hombre que alguna vez, repito, alguna vez ganó el Oscar a Mejor Actor en 1996 por la fantástica Leaving Las Vegas de Mike Figgis… hoy, no es más que un recuerdo borroso. Un actor, que sí, ha sido el “alguna vez” de los más cinéfilos.

Es cierto. Nicolas Cage ha protagonizado un sinfín de clásicos que van mucho más allá de Leaving Las Vegas. Él fue quien empuñó un arma a favor de la justicia en Bad Liuetenat (2009), encarnó el thriller psicológico junto a John Travolta Face/Off (1997) y nos llevó a un mundo de miseria y crimen en la angustiante 8 MM (1999) de Joel Schumacher.

Pero, así como ha protagonizado enormes titanes dentro del séptimo arte norteamericano, cabe destacar, también ha estado en algunas películas que preferiríamos haber olvidado. ¿O acaso ya hemos suprimido el descafeinado Ghost Rider (2007) de Mark Steven Johnson o el patético remake The Wicker Man (2006) de Neil LeaBute?

Sea como sea, y por más sorprendente que parezca, esto es cosa del pasado, porque Nicolas Cage, según fuentes confiables entre críticos especializados y algunos de sus fans, hoy en día se está reivindicando. Pero lo mejor no es cómo, sino dónde.

El actor vuelve al cine como nunca lo habíamos visto antes: a través del cine de terror. Y no. No me refiero a la patética Pay The Ghost (2015), sino a algunas piezas cinematográficas estrenadas este mismo año y que han dado mucho de qué hablar entre los más expertos.

¡Es Nicolas Cage en el rubro del horror!

Mom and Dad (2018)

Pero empecemos con los aperitivos antes de ir al plato fuerte.

Allá por el 2016, teníamos vagas noticias de que nuestro querido Nicolas Cage –luego de fracasos descomunales en su carrera– se uniría a una cinta de terror con comedia dirigida por el cineasta estadounidense Brian Taylor.

Nada menos que el codirector, junto al cineasta neoyorquino Mark Neveldine del filme de culto con Jason Statham y Amy Smart, Crankde 2003. Quienes, a su vez, fueron los responsables de su explosiva e hilarante secuela directa:Crank: High Voltageen 2009.

Ahora, Brian Taylor da un paso importante como cineasta en solitario con una película independiente de terror que no sólo tiene a Nicolas Cage como protagonista, sino también a Anne Winters, de series como 13 Reasons Why (2017) y la mismísima Selma Blairde Hellboy(2004).

Les presento a: Mom and Dad. Una película de comedia negra y horror que, prácticamente, conquistó distintos festivales de género alrededor del mundo. Como el Festival Internacional de Cine de Toronto en 2017 donde la mayoría habló de ella como “un micro fenómeno de horror independiente”.

Mientras que en sitios como Rotten Tomatoes la describen como: “Un trampolín eficaz para una comedia malditamente oscura y sangrienta con una exagerada pero adecuada interpretación de Nicolas Cage”.

Mom and Dad estrenada a principios del 2018 es una película desquiciada y tremendamente divertida. Su legado parece derivarse de una rama no tan conocida del género zombi al que algunos nombran: Tecnozombie. Y consiste, ya no en la reanimación de cadáveres andantes por una mordida, sino más bien en el control mental de los vivos por la tecnología.

Un ejemplo parecido de este tipo de zombi serían los poseídos de la novela de Stephen King: Cell (2006), cuya adaptación de Tod Williams en 2016 nos narraba cómo una extraña señal filtrada por teléfonos celulares convertía a todos sus dueños en auténticos come-carne.

Mom and Dad posee una premisa básica, pero bastante ingeniosa. Y nos demuestra que no siempre se necesitan grandes presupuestos para generar una gran película. Así, un día, en algún condado de Norteamérica y a causa de una transmisión desconocida, todos los padres de familia sin excepción hacen hasta lo imposible por asesinar a sus propios hijos.

Lo que parece una trama de lo más estúpida y vacía pronto cobra un sentido muy interesante. Porque este filme, lejos de ser una comedia barata, expone a través del gore y la serie B, cientos de tópicos que pueden llegar a ser dignos de análisis curiosos y hasta relevantes.

El tecnozombie nace pues como una crítica profunda a la nueva era digital y sus inquietantes consecuencias. Usualmente este subgénero toma los mejores elementos del horror y la ciencia ficción a través de metáforas para exponer problemáticas reales que la tecnología actual nos ha estado provocando sin que nos demos cuenta.

En el caso de Mom and Dad, temas tan evidentes como la obsolescencia programada –tecnología con fecha de caducidad– y el control mental a través de los medios de comunicación –véase los mensajes subliminales o el poder de la publicidad–, sirven como telón de fondo para dar rienda suelta a una historia de lo más hilarante.

No obstante, uno de los principales temas de la película se encuentra en medio de sus constantes usos de flashbacks –técnica narrativa que consiste en intercalar en el desarrollo lineal secuencias referidas a un tiempo pasado–, presentándolo a manera de chiste: repentinos recuerdos que nos hacen conocer la interesante forma de pensar que tienen estos dos padres de familia.

Pensamientos que pueden ser considerados tabú y que, en la mayoría de los casos, se guardan en lo más profundo del inconsciente cuando uno es madre o padre. Por ejemplo, el malicioso: “Todo lo que podríamos haber logrado en la vida si no hubiéramos tenido hijos”. O al menos, eso plantea la película a través de chistes políticamente incorrectos que pueden llegar a incomodar a más de uno.

Divertida, desquiciada y con un Nicolas Cage fuera de sí, esta cinta tecnozombie es súper recomendable para pasar un buen rato:

https://www.youtube.com/watch?v=t4j14k-ScaA

Mandy (2018)

Ahora, vayamos con la cinta que básicamente fue el escándalo de la última edición del Festival de Sundance, que sin duda los más fanáticos del horror terminaron amando por ser una grata sorpresa: Mandy, del director italiano-canadiense Panos Cosmatos.

Sin embargo, la crítica internacional se encuentra dividida. Hay mucho en su transgresora naturaleza que no ha terminado de convencer a la gran mayoría. Por ejemplo, Simon Abrams, crítico y colaborador de The Hollywood Reporter, llegó a mencionar:

“Reconozco que la cinta protagonizada por Nicolas Cage me ha dejado imágenes grabadas en la mente: la grotesca mueca del actor al final, cuando ha descendido totalmente a los infiernos; la escena en la que una cabeza humana arde como si fuera cera… Pero no sé si se trata de placeres superficiales”.

No obstante, debemos estar conscientes que este tipo de filmes siempre son especialistas en dividir la crítica internacional. No por nada The Neon Demon (2016) de Nicolas Winding Refny la propia Mother! (2017) de Darren Aronofsky pasaron por lo mismo en sus debidos estrenos.

En el caso de Panos Cosmatos esto tampoco sería nada nuevo. De hecho, podría jurar que su más reciente película fue concebida para ocasionar polémica entre algunos de los espectadores no tan acostumbrados al horror y a su tipo de cine.

Tan sólo recordemos lo ocurrido con el estreno de su opera prima en el 2010, la innovadora y espeluznante Beyond the Black Rainbow. En aquella ocasión hasta hubo un “silencio” extraño respecto a esa película. La crítica no se dividió, pero vaya que la gran mayoría decidió ignorarla. Es más, fue considerada un fracaso debido a que pasó prácticamente sin pena ni gloria.

Y es una lástima, ya que este film alcanzó el estatus de culto años después debido a que se trataba de una suerte de ensayo fílmico acerca de un viaje ácido; y por un sinfín de referencias visuales que iban desde el Begottende E. Elias Merhige, pasando por Enter the voidde Gaspar Noé y el propio Solarisde Tarkovsky.

Con todo esto podemos mencionar que el cine de Panos Cosmatos es transgresor y sumamente experimental. Así, con Mandy estas reglas siguen siendo las primordiales. Mucho en su manufactura es chocante, grotesca y retorcida.

Sé pues que usualmente hablamos de filmes usando el término “contemplativo” de acuerdo a su manufactura, como hemos dicho de The Witch (2015) o Hereditary (2018), pero pasa que Mandy no sólo es contemplativa a secas… sino “insólitamente contemplativa”. No es normal. Está llena de juegos visuales que parecen ser creados adrede para disfrutarlos en un estado que sólo podría ser logrado a través de ciertas drogas psicodélicas como el LSD.

Por otro lado, la reciente película de Cosmatos está situada en una paralela década de los 80, y digo paralela porque prácticamente es una visión curiosa y muy diferente de dicha época que juega con la anacronía pura.

Aun así, que “pertenezca” a la década más nostálgica de la humanidad tiene su mérito. Es una carta de amor total al horror ochentero. Hay referencias y guiños por todos lados. Desde los slashers más emblemáticos como Friday the 13th (1980) con Jason Vorhees y su Crystal Lake, hasta los horrores más inclinados a lo diabólico como el Hellraiser (1987) de Clive Barker.

Mandy parece ir y venir tranquila entre el horror gráfico y el thriller psicológico a través de juegos visuales y sonoros. Resulta increíble cómo el color puede influir de manera insólita cuando se miran algunas escenas o primeros planos, mientras que, en otras, el uso de animación intercalada con life action la dotan de una rareza descomunal. Espeluznante y efectiva.

Nicolas Cage en este metraje no es un personaje “heroico” más, es fuerza desquiciante. Una capaz de demostrarnos cierta calidad actoral propia que no habíamos notado nunca en otro género, salvo en el de horror. Es un protagonista que lucha hasta quedarse en el engañoso límite de los controversiales antihéroes dentro de una película, prácticamente, de venganza.

Mandy es una joya controvertida, destinada a transformarse en película de culto. No es para cualquiera. Encierra cierta simbología y trucos muy ingeniosos en lo técnico: la música, los colores y los planos, que pueden llegar a quedarse en nuestra memoria para toda la vida. Qué espectáculo.

*Foto de portada tomada de Hollywood Reporter

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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