Lado B
Cuatro preguntas sobre el día después y la formación ciudadana
Una reacción bastante generalizada después del resultado de esta elección fue de júbilo ante del tremendo desplome del PRI.
Por Lado B @ladobemx
10 de julio, 2018
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

1.-¿De veras se fue el dinosaurio?

 

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

Augusto Monterroso.

[dropcap]U[/dropcap]na reacción bastante generalizada después del resultado de esta elección fue de júbilo ante del tremendo desplome del PRI. El resultado catastrófico de esta elección para el partido que representa el viejo régimen autoritario y corporativista, corrupto y opaco, rey de la impunidad, al que se le identifica con la imagen del viejo dinosaurio, no pudo más que alegrar a la enorme mayoría de los votantes que expresaron su hartazgo por todo lo que este sexenio trajo de negativo para el país.

Este júbilo hizo expresar a muchos, retomando el texto del cuento más breve de Monterroso, que cuando despertamos, el dinosaurio ya no estaba aquí. Sin embargo es importante preguntarse si realmente la debacle del PRI en esta elección significa la desaparición del dinosaurio o simplemente su enésima transformación para adaptarse a las nuevas condiciones sociales y culturales del país.

Porque ya hubo una primera alternancia en las elecciones del año 2000 que también fueron históricas y que hicieron albergar la esperanza de que la llegada de Vicente Fox al poder significaba la caída del dinosaurio. Sin embargo el presidente panista no solamente no desmontó el viejo sistema priísta sino que montó sobre su estructura al nuevo gobierno, adoptando sus usos y costumbres y desperdiciando así su enorme capital político lo que acabó defraudando las esperanzas del electorado que esperaba un cambio real que nunca llegó.

El gobierno de Felipe Calderón tuvo una segunda oportunidad y siguió la misma lógica del viejo sistema, reforzando el corporativismo sobre todo con la entrega de la Secretaría de Educación Pública a la lideresa nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo.

De manera que resulta válido preguntarse si la llegada de López Obrador a la presidencia implica necesariamente la muerte del viejo dinosaurio o significa simplemente un nuevo proceso de adaptación para seguir en el poder.

La primera lección para la formación ciudadana de las nuevas generaciones tiene que ver con la conciencia de que el viejo sistema autoritario no dará paso a la democracia simplemente por un cambio de personas en el gobierno o una renovación del partido que asume el poder. Porque el viejo dinosaurio no es un partido sino una construcción estructural, una realidad sistémica y una cultura –entendida como un conjunto de significados y valores que determinan la forma en que se vive la política- que es necesario transformar radicalmente si se quiere vivir en una verdadera democracia.

2.-¿Las balas o los votos?

“Los votos pueden más que las balas”.
Tin Thit, poeta Birmano

Este proceso electoral se caracterizó por la violencia atroz que produjo más de un centenar de políticos y candidatos muertos durante los meses que duraron la precampaña y las campañas. Las balas hablaron e impusieron sus condiciones y sus intereses por encima de los votos de los ciudadanos en muchas localidades del país.

A pesar de esta violencia estructural que caracterizó los comicios del 2018 en México, el día de la elección hubo una participación entusiasta y muy numerosa que llegó al 63% del padrón electoral. Esta fue la respuesta ciudadana a la violencia, la voz de los votos que quieren poder más que las balas en un país herido por la cultura de la muerte desde hace ya muchos años.

Esta es una segunda pregunta que surge a partir del proceso electoral pasado. La pregunta acerca del poder real de los votos para vencer a las balas, la pregunta acerca de la capacidad que tenemos como sociedad para construir un sistema político-electoral en el que como dice Sabina, “ser valiente no salga tan caro” y “ser cobarde no valga la pena”. 

En términos de formación ciudadana, resulta muy necesario el trabajo para hacer conciencia entre nuestros hijos y nuestros estudiantes sobre el valor de la resolución pacífica, legal y dialógica de los conflictos y el rechazo total a la violencia.

Los futuros ciudadanos deben tener muy claro que los votos deben siempre poder más que las balas.

3.-¿Inquisición o discusión pública?

“Si la televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior», el «drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad»

Umberto Eco.

Como nunca antes las redes sociales tuvieron un papel fundamental en este proceso electoral. En el espacio virtual se mostró lo mejor pero también –y desgraciadamente de manera predominante- lo peor de nuestra situación de polarización social creciente y altamente destructiva.

Porque si bien hubo intentos de generar un debate razonable y argumentado, lo que dominó el espacio de las redes fue la proliferación de las llamadas fake news, los memes, las descalificaciones y los insultos a todo aquél que pensara diferente o apoyara a un candidato distinto al propio.

Así nacieron términos nuevos como pejefobia -que denomina a una tendencia de oposición visceral, clasista y racista a López Obrador y sus seguidores- o pejezombies –que define a los apoyadores fanáticos y viscerales de este candidato-, por poner dos ejemplos extremos en esta batalla campal en que se convirtieron las campañas virtuales a favor o en contra de todos los candidatos.

Esta batalla continúa ahora con los que siguen sin ver hacia el futuro quejándose del triunfo de AMLO y cuestionando las mismas cosas que se señalaban en la campaña y los seguidores del futuro presidente que se expresan de manera soberbia y agresiva exigiendo que no se manifieste ninguna crítica ni cuestionamiento a su candidato esgrimiendo su mayoría en las urnas.

Para la formación ciudadana existe un reto enorme en esta dimensión de las redes sociales. Resulta indispensable si queremos vivir en un país democrático, continuar trabajando  -sin importar las descalificaciones- para construir una opinión pública inteligente y razonada en la que el tonto del pueblo no se ostente como el poseedor de la verdad.

En este sentido podría empezarse por generar conciencia en las nuevas generaciones sobre la libertad de expresión como un valor central en la democracia para evitar que quienes han criticado, descalificado e insultado a los presidentes anteriores y al actual se autoimpongan ahora la misión de ser la nueva inquisición que a partir de su triunfo en las urnas, pretendan callar cualquier expresión disonante o crítica. La inquisición visceral destruye la convivencia democrática, la discusión pública la enriquece.

4.-¿Fuego democrático o llamarada de petate?

“En la madera que se resuelve en chispa y llamarada
luego en silencio y humo que se pierde
miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida
Y te preguntas si habrá dado calor
si conoció alguna de las formas del fuego
si llegó a arder e iluminar con su llama
De otra manera todo habrá sido en vano
Humo y ceniza no serán perdonados
pues no pudieron contra la oscuridad
—tal leña que arde en una estancia desierta
o en una cueva que sólo habitan los muertos”.

José Emilio Pacheco. Poema al fuego.

¿Chispa y llamarada que se disuelve en humo y silencio o verdadero fuego democrático? Esta es la cuarta y última pregunta que surge en esta educación personalizante para tratar de generar un poco de reflexión que trascienda la euforia o la ira de los simpatizantes y los detractores de nuestro próximo presidente.

Porque los mexicanos hemos demostrado en muchos momentos críticos de la historia –baste con recordar la reacción inmediata después del reciente sismo del 19 de septiembre pasado- que somos capaces de reaccionar con determinación, valentía y hasta heroísmo, pero en la mayoría de estas ocasiones se ha mostrado también una falta de perseverancia que hace que al poco tiempo esas reacciones notables se conviertan nuevamente en indiferencia, pasividad y silencio ante aquello que nos afecta o nos destruye.

La democracia tiene como uno de sus momentos centrales el de la elección de los gobernantes que representarán a la sociedad, pero no puede, no debe quedarse en el ejercicio del voto que delega toda la responsabilidad en quien ocupará el poder y se mira como una especie de requisito cumplido para poder volver a la zona de confort.

Si queremos aprovechar este momento de chispa y llamarada democrática del domingo 1 de julio en México para consolidar nuestra incipiente y aún frágil democracia necesitamos educar a las nuevas generaciones en la convicción de que la decisión del voto tiene que continuar en el ejercicio de la ciudadanía inteligente, crítica, responsable y comprometida con el bien común en el día a día.

Porque si la chispa y la llamarada no llegan a conocer alguna de las formas del fuego, a iluminar nuestras realidades de pobreza, injusticia, violencia e impunidad, todo habrá sido en vano. Humo y ceniza no serán perdonados porque no pudieron contra la oscuridad que nos envuelve como país.

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Autor Lado B
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