Lado B
Un sismo es un crack de energía acumulada
México un laboratorio natural para todos los sismólogos, por su particular complejidad: está sobre cinco placas tectónicas
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
23 de marzo, 2018
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Foto: Marlene Martínez

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Imagina que tomas una regla de plástico por las orillas y la doblas, conforme la vas doblando ves cómo se empieza a deformar; cuando está ya curveada en su máximo punto hasta volteamos la cara y cerramos los ojos porque sabemos qué es lo que sigue: se va a romper.

La energía acumulada de este movimiento se libera con un sonido, un “crack”, en el que las ondas sonoras viajan y nos dicen que el material se quebró porque ya no resistía: así se comporta un sismo.

La Doctora Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional, explicó así cómo es el mecanismo del movimiento de las placas tectónicas, ya que en la tierra se acumula energía y el material llega a un punto donde ya no aguanta y se rompe.

Durante su conferencia “Los sismos de septiembre 2017” durante el ciclo de conferencias “Mirada Geofísica” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la Doctora en Geofísica e investigadora de la UNAM hizo un recuento de algunos de los temblores más fuertes en todo el mundo, mostrando un mapa de los puntos sísmicos en todo el planeta. Los sismos, dijo, ocurren en zonas específicas en los bordes de las placas tectónicas y en áreas cercanas que pueden sufrir afectaciones por las ondas.

México, dijo la especialista, es un laboratorio natural para todos los sismólogos, por su particular complejidad: está sobre cinco placas tectónicas. Entre algunas de estas placas existen las llamadas dorsales, de las que el material caliente emerge del fondo del mar, formando nuevo piso oceánico, empujando y haciendo que las placas se desplacen hacia ambos lados.

En el país ocurre lo que se llaman sismos de subducción, que se dan hacia abajo de las placas. La placa Oceánica, por ejemplo, está debajo de la placa de Norteamérica, y este movimiento en la llamada zona sismogénica –que es donde ambas placas están en contacto– hace que la energía se acumule y la tierra se deforme.

La jefa del Servicio Sismológico Nacional habló del concepto de directividad: el cómo se rompe el material tiene que ver con el cómo se va a emitir la energía sísmica. Para ejemplificar dio la espalda al público y habló sin micrófono, después se puso de lado y nuevamente de frente: hacia dónde hablo, dijo, influye en el cómo se escucha, pues estoy en el mismo lugar pero dirijo la energía de manera diferente. Los sismos pueden tener una directividad uniforme o en diferentes direcciones.

Los sismos de septiembre

Durante todo el mes de septiembre del año pasado se registraron 5739 temblores.

El sismo ocurrido el día 7 de ese mes es uno de los más grandes registrados en el país y tiene una relevancia en cuanto a las mediciones, pues es el primero en que se tienen datos digitales y se monitorea con una cobertura amplia a nivel nacional.

Fue un sismo intraplaca, que ocurrió dentro de una placa subducida, a 58 km. de profundidad en una falla que mide 90 km. de ancho por 180 km. de largo.

La investigadora explicó que el deslizamiento total que se produjo durante ese temblor fue de cuatro metros hacia abajo, durante 50 segundos, tiempo en el que el material de la falla de deslizó, rompió y emitió toda su energía.

Después ocurrió el sismo del 19 de septiembre, donde está la famosa Placa de Cocos. De acuerdo con Xyoli Pérez, esta placa tiene una geometría muy caprichosa y heterogénea.

Si bien México tiene un potencial de tener sismos grandes y fuertes, lo que se puede saber es dónde pueden ocurrir, pero no dónde será el siguiente. También se puede saber la magnitud que pueden tener, pero no la magnitud del próximo. ¿Y qué sí podemos hacer? La respuesta de la jefa del SSN fue que podemos prepararnos para un sismo de magnitudes superiores.

¿Realmente está temblando más?

En México no está temblando más. La Doctora Xyoli explicó que el año pasado fue un año anómalo por las réplicas de los sismos de septiembre, pero poniéndolo en perspectiva con los datos que se tienen desde principios del Siglo XX la actividad sísmica se ha mantenido relativamente constante.

Aunque el reporte del sismológico empezó en 1900, fue cinco años después cuando mejoraron los instrumentos. Desde ese año se ha registrado en todo el mundo 93 temblores de más de 8 grados y en México sólo tres.

“En realidad ocurren indistintamente en el tiempo, no es que estén ocurriendo mucho más”, explicó la investigadora.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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