Lado B
Los Barrios Smart de Puebla no tienen nada de inteligentes
El espíritu del proyecto nacido en Europa es el de, primero que nada, mejorar las condiciones de vida de la población y promover la participación ciudadana, justo lo que no hay en Atlixco ni en Tonanzintla
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
16 de marzo, 2018
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Foto: Marlene Martínez

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

El centro de Santa María Tonantzintla ya no es el mismo de antes. El 11 de enero maquinaria pesada tiró la torre del reloj y también acabó con el puente histórico, que juntos componían el paisaje tradicional frente a la legendaria iglesia.

A partir de entonces los habitantes de la junta auxiliar de San Andrés Cholula empezaron un proceso de organización y resistencia contra la destrucción que, de acuerdo con autoridades municipales, era parte de un proyecto de remodelación para construir un Barrio Smart, el segundo en el estado de Puebla.

Pero, ¿qué es un Barrio Smart?

El concepto de Smart Cities empezó en Europa hace cerca de una década. Es una idea que se basa en la incorporación de tecnología para gestionar una ciudad, pero ha ido evolucionando y migrando a una visión más social.

Juan Manuel Cancino, Consultor de grupo urbano Medellín y Maestro en Sistemas de Información Geográfica, explicó en entrevista para LADO B que el concepto ahora es que una Smart City tiene que estar centrada en los problemas del ciudadano. Lo que existe no son ciudades completas como tal, sino más bien barrios o distritos. Algunos de los más representativos están en Barcelona, Seoul y Dubai.

A nivel Latinoamérica el distrito smart de Medellín ha sido un modelo a seguir pues ha hecho una integración con la ciudadanía para saber cuáles son las necesidades a nivel local. De hecho en la región, las ciudades que están haciendo esfuerzos Smart están un poco más orientadas primero a reconstruir el tejido social que a la tecnología por sí sola.

El especialista dijo que generalmente los proyectos Smart parten de una iniciativa entre el gobierno y los ciudadanos, buscando que a la comunidad se le pueda mejorar la calidad de vida utilizando la tecnología. Pero en estos proyectos, dijo Cancino, si no se hace una integración con los habitantes el gobierno estaría poniendo sus criterios y se estaría perdiendo el concepto de inteligencia.

Cancino recalcó que las iniciativas smart son intrínsecamente muy buenas, pero si no se toma en cuenta la participación social pueden fracasar.

“Debe haber participación ciudadana, y más que participación hablo de involucramiento, no es nada más que los consultes, sino que ellos cambien su modelo de movilidad a lo mejor del auto a la bicicleta, o que caminen un poco más. Aquí el modelo tiene que ser a desarrollar tal sinergia que el ciudadano se involucre en la creación del barrio. “

El urbanista Ricardo Fernández dijo a LADO B que un Barrio Smart gira en torno a la lógica de un barrio en el sentido tradicional, donde todo se pueda resolver en menos de 500 metros caminando. En su opinión, al lograr eso se fortalece una economía donde las personas que viven ahí tiene satisfactores, se mejora su calidad de vida, reduce emisiones de carbono, consumo elevado de energéticos y aumenta la cohesión social.

“Para mí es lo más importante de un barrio inteligente: que esté diseñado de tal manera que la mayoría lo realices a menos de 500 metros de tu casa”.

A nivel nacional, Puebla es la ciudad que ha liderado en creación de Smart Cities. Desde que José Antonio Gali Fayad era presidente municipal de Puebla, en 2015, presentó la plataforma Smart City Puebla que buscaba crear una ciudad inteligente con un enfoque en la participación de todos los sectores de la sociedad.

Puebla encabeza la red de ciudades inteligentes, actualmente liderada por el gobierno estatal en la figura de Gali.

Tres años después del impulso de esta iniciativa, existe sólo un Barrio Smart en todo el estado, ubicado en el municipio de Atlixco.

Foto: Marlene Martínez

El Barrio Smart de Atlixco

Para la construcción del Barrio Smart del Pueblo Mágico de Atlixco se destruyeron las bancas de la antigua estación del ferrocarril, lo cual desató una serie de protestas y cuestionamientos, sobre todo en redes sociales, por parte de los habitantes del municipio.

El 15 de enero un grupo de vecinos hizo una clausura simbólica de las obras del proyecto, manifestando su inconformidad.

En la página oficial del ayuntamiento se explica que el proyecto consiste en la “transformación de un espacio delimitado de un Municipio/Ciudad, hacia un modelo inteligente (Smart), se trata de dotar la zona con implementaciones tecnológicas de múltiples ámbitos que impulsan áreas específicas enmarcadas en los conceptos de ciudad inteligente como por ejemplo: desarrollo económico, seguridad, vialidad, movilidad, tecnología y comunicación, pero que además permite recuperar espacios para la convivencia familiar.”

Respecto al proyecto, el urbanista Ricardo Fernández dijo a LADO B que no encontró nada relacionado con vivienda, y para que un lugar sea considerado un barrio tiene que incluir un balance entre comercio, vivienda y espacio público. Lo que existe son acciones de mejora al espacio público, pero en lugares muy localizados.

En cuanto al mercado gastronómico proyectado dentro del Barrio, Fernández dijo que suena más a un proceso de gentrificación en una estructura histórica, pues hasta el momento no se habla de un programa de gestión de fortalecimiento de la economía local, o temas considerados dentro de las Smart Cities como la recolección de residuos y la promoción de energía limpia.

Foto: Marlene Martínez

La incertidumbre en Tonantzintla

Después de la demolición de la torre y el puente en Santa María Tonantzintla, los vecinos tuvieron reuniones y asambleas con el presidente municipal Leoncio Paisano. Durante casi dos meses el ayuntamiento cayó en contradicciones, diciendo que iba a cancelar el proyecto, después que no, luego accediendo al diálogo.

El 6 de marzo algunos habitantes de Tonantzintla, acompañados por el antropólogo Julio Glockner y Eduardo Funes, representante de la Academia Nacional de Arquitectos, denunciaron que no hubo consulta previa ni tampoco nada de sinergia, contrario al espíritu de los Barrios Smart.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dijo el 20 de febrero, más de un mes después de haberse tirado el puente y el reloj, que la obra era ilegal. La solicitud de detenerla se dio después de darse a conocer públicamente que el 17 de enero de este año el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, Coordinador de la Sección de Arqueología, pidió al coordinador de Monumentos Históricas del INAH Puebla que no se otorgara el permiso de los trabajos.

El pasado lunes 12 de marzo los pobladores de Tonantzintla se reunieron con Óscar Palacio, Secretario de Gobernación, y el ingeniero Marco Antonio Solís Sánchez, de la Secretaría de Obra Pública y definieron acuerdos en torno a la obra.

Primero, el ayuntamiento dijo que no está facultado para cancelar el proyecto, pues es del gobierno del estado. Aunque las autoridades locales dijeron que le harán saber al gobierno estatal que la comunidad no tiene interés para que se haga el Barrio Smart en Tonantzintla, tampoco existe una garantía de cancelación.

El ayuntamiento dijo que hará otra reunión para enseñarles los planos autorizados por el INAH y que en la plaza principal lo único que se haría son obras de electricidad y colectores pluviales.

El proyecto del Barrio Smart en Tonantzintla, explicado durante la rueda de prensa la semana pasada (el mismo que estaba en una lona colgada en la explanada principal junto a las obras de demolición) incluía un mercado de comida gourmet y módulos de pago de servicios. Una de las habitantes de la comunidad dijo que si la intención es fomentar el turismo, los turistas no van a Tonantzintla a ver lo mismo que hay en su comunidad. En sus palabras, no es que estén peleados con la propuesta, pero lo que debe haber es una integración con lo que ya tienen.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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