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Ecuador bajo lupa internacional por “clínicas” contra homosexualidad
Organizaciones piden cuentas al Estado por los escasos avances en el castigo de los responsables de los tratamientos de cambio forzado de orientación sexual
Por Lado B @ladobemx
28 de noviembre, 2017
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Ilustración: Mónica Jiménez

Carlos E. Flores | Connectas

Torturas físicas y psicológicas como insultos, humillaciones, mala alimentación, golpes, descargas eléctricas, e incluso “violaciones correctivas”, han formado parte de las denominadas “terapias de deshomosexualización” que en Ecuador existen “desde hace mucho tiempo, a pesar de que el primer caso documentado data del año 2000”, según se señala en el Informe Alternativo que presentaron a finales de 2016 ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas seis organizaciones sociales: Réseau International des Droits Humains, Matrimonio Civil Igualitario, Observatorio Ecuatoriano de Derechos Humanos, Colectivos y Minorías, Todo Mejora Ecuador, Acoso Escolar y la Organización Ecuatoriana de Mujeres Lesbianas.

De manera clandestina e ilegal, algunos centros privados de terapias contra las adicciones e inclusive algunos otros vinculados a iglesias evangélicas, han ofrecido estos “tratamientos” de acuerdo con denuncias de víctimas y activistas de derechos humanos. Las organizaciones firmantes del citado informe señalaron que el objetivo es la profilaxis social: «Se ve a la homosexualidad como una plaga que puede contaminar el entorno de una sociedad”.

Los gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (GLBTI) no han visto sus problemas resueltos desde que la homosexualidad dejó de ser un delito castigado con prisión el 25 de noviembre de 1997. Antes eran moneda corriente los abusos, capturas y vejaciones sexuales como consta en los testimonios recogidos por Carolina Páez, en una tesis presentada en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO Ecuador. Sin embargo, el Estado todavía tiene una deuda pendiente con la comunidad GLBTI. “La homosexualidad se despenalizó, pero no se despatologizó”, afirma Efraín Soria, integrante de la Fundación Equidad. Para el activista, a pesar de los esfuerzos estatales que se han hecho, en la práctica hay sectores de la sociedad que consideran como una enfermedad la preferencia no heterosexual.

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