Lado B
La evaluación educativa hoy: avances y retos
Por Lado B @ladobemx
17 de octubre, 2017
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Mtra. Marisol Aguilar Mier

El tema de la evaluación en el marco de la Reforma Educativa ha sido uno de los aspectos que más conflicto y debate ha generado. Lo anterior, no es de extrañar pues ésta es una de las funciones más complejas y más difíciles de llevar a cabo, especialmente en un contexto donde se mira con desconfianza y se percibe como una amenaza, desvirtuando así, su verdadera esencia: ser una herramienta fundamental para la mejora continua.

Ahora bien, pesar de que a últimas fechas se escuche sobre el tema prácticamente todos los días, la evaluación educativa en nuestro país lleva ya algunas décadas de recorrido. Revisemos un poco de su historia.

En los 70´s iniciaron los primeros esfuerzos formales de realizar evaluaciones a gran escala. Arrastrados tal vez, por las tendencias mundiales que comenzaron a dar un notable impulso a la evaluación de la educación. No obstante, es en los 90´s cuando toma una fuerza mayor, debido a la decisión del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari de integrarse a la vida económica y política internacional, al formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que incluía además, la participación de nuestro país en evaluaciones educativas mediante la prueba PISA (Program for International Student Assessment). Y, aunado a lo anterior, se firmó el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica, que impulsaba entre otras cosas, la Cerrera Magisterial, donde ya la evaluación era uno de los aspectos centrales.

Años más tarde, con el Presidente Vicente Fox se crea el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) como la instancia encargada oficialmente de evaluar los logros del sistema educativo, siendo instaurado por decreto el 8 de agosto de 2002. Así pues, una de las primeras tareas del recién formado INEE fue el diseño de la prueba EXCALE (Exámenes para la Calidad y el Logro Educativos) que se aplicó por primera vez en el 2005 y que inició, de manera sistemática, con las evaluaciones a gran escala, generando bases de datos e informes que daban cuenta del estado crítico en el que se encontraba la educación.

Ya en fechas más recientes y con el Pacto Por México que impulsó Enrique Peña Nieto como telón de la Reforma Educativa, se establecen nuevas necesidades en materia evaluativa. Por un lado, el crear un sistema profesional docente que regulara el otorgamiento de plazas mediante concursos de oposición, estableciendo los criterios y términos de una evaluación obligatoria para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio profesional. Y, por otro lado, definir las condiciones para la evaluación de la calidad del sistema educativo.

Yo’on Ixim
Foto: Martina Žoldoš

Es por ello que en el 2013 el INEE se convirtió en un organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio con el fin de realizar la importante y ardua tarea de evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. Como era de esperar, esta función ha estado llena de dificultades y obstáculos pues tristemente la evaluación educativa ha sido usada como moneda de cambio y se ha contaminado por intereses políticos y partidistas. A pesar de ello, sería justo minimizar el enorme esfuerzo que ha realizado el INEE para que, en este contexto poco propicio, los procesos evaluativos puedan brindar oportunidades para la reflexión y la acción en materia educativa.

En por ello que –ya en tiempos actuales- con la intención de fortalecer las tareas del Instituto, se crearon ocho Consejos Técnicos cuyo propósito principal es coadyuvar en la realización de sus atribuciones a través del asesoramiento técnico y metodológico en materia de evaluación educativa. Dichos consejos se organizaron en ocho cuerpos colegiados: 1) Evaluación de la oferta educativa; 2) Evaluación de resultados educacionales; 3) Evaluación del desempeño de docentes y directivos escolares; 4) Evaluación de política y programas educativos; 5) Integración de información y diseño de indicadores; 6) Difusión y Uso de Resultados de la Evaluación Educativa; 7) Gestión de Conocimiento e Innovación; y 8) Normatividad y Directrices para la Mejora Educativa.

Ahora bien, a propósito de la reunión general de los Consejos Técnicos celebrada en días pasados, los expertos en evaluación participantes han coincidido en que todavía tenemos muchos retos que afrontar y que aún queda camino por recorrer para lograr dar respuesta a tres cuestiones esenciales:

  1. ¿Qué hacer para que los resultados de las evaluaciones estén presentes en la opinión pública, que la sociedad los conozca y por consiguiente, que pueda usarlos para exigir calidad educativa?
  2. ¿Cómo lograr comunicar los resultados y hacerlos comprensibles para los padres de familia, maestros, directores y supervisores, siendo realmente útiles?
  3. ¿Cómo hacer que las autoridades empleen dichos resultados a la hora de formular políticas educativas?

En este sentido, además de seguir avanzando en el diseño de los instrumentos y procedimientos más idóneos para realizar las diversas evaluaciones así como en la generación de bases de datos confiables que ayuden a tener mayor certeza del panorama educativo, es preciso dar un paso más: utilizar los resultados para implementar estrategias de mejora. La evaluación –por muy bien realizada que esté- no va a cambiar las cosas. Y es ahí donde no se han podido coordinar los esfuerzos de las diversas instancias para que, a partir de los datos que ésta arroja, se implementen programas específicos encaminados a abatir el rezago e ir, de manera gradual, cumpliendo el derecho a la educación de calidad, atendiendo en cada aula de manera específica, la diversidad (social, cultural y lingüística), la vulnerabilidad socioeconómica, o bien, las necesidades educativas de niños y niñas con discapacidad. Sólo así podremos lograr que este derecho se pueda ir convirtiendo en una realidad y que finalmente puedan darse mejores condiciones para la equidad, la igualdad y la justicia social.

Sin duda, estamos presenciando un momento crucial para la historia de la evaluación en México. Ojalá que pronto se puedan apreciar los efectos de la evaluación en el sistema educativo nacional. 

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La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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