Los barquitos de vapor con los que solíamos jugar en nuestra infancia, esos de lata que poníamos sobre el agua y andaban con solo prender una vela, son útiles para explicar la ciencia a estudiantes desde preescolar hasta universidad.
Diana Ivonne Huitzil Sosa, estudiante de Físico-matemáticas de la BUAP, explicó a LADO B que su proyecto didáctico consiste en utilizar los barcos de vapor para hablar de cosas que parecen muy complejas: los estados del agua, las leyes de Newton y las leyes de la Termodinámica.
Los motores de vapor conocidos como pot pot fueron patentados en 1891 por Thomas Piot. Su funcionamiento es simple:
Diana construyó 180 barcos para su proyecto, el cual empezó como un trabajo para aprobar la materia de Física Molecular y se transformó en una señal para continuar en la docencia.
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—Surgió por el curso de física molecular (…) me divertí jugando mientras entendía las Leyes de la termodinámica (…). Me parece importante (usar la didáctica) porque es más fácil que los chicos aprendan algo cuando lo asocian con cosas divertidas, además, qué mejor para ellos que aprender jugando.
Con los barcos de vapor Diana aplicó las principales Leyes de la termodinámica: la energía no se crea ni se destruye sólo se transforma, porque la energía de la vela se transforma en calor que hace que el agua se evapore y genere el movimiento del barco.
También que en los sistemas abiertos en termodinámica, dado que intercambian energía con el entorno, siempre se pierde un poco de energía, que en este caso es el vapor de agua que se mezcla con el aire.
La estudiante decidió retomar lo aprendido en clase y llevarlo a otros alumnos y alumnas de diferentes niveles. A un grupo de cinco a seis menores de preescolar les enseñó los estados del agua, a otro de bachillerato las Leyes de Newton -a toda acción hay una reacción- y a universitarios las Leyes de la termodinámica.
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Con este proyecto Diana participó en el evento “Noche de las estrellas: menos focos, más estrellas, en busca del cielo perdido”, que organizó el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), donde tuvo una gran aceptación tanto de niños, como jóvenes y adultos.
También estuvo en el Encuentro Nacional de Ciencias, que se desarrolló en la Facultad de Físico-Matemáticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), el pasado 19 de septiembre.
—Es sorprendente ver qué tan lejos llega la curiosidad de los niños, y cómo se las ingenian para dar soluciones a lo que observan. Hubo algunos que dijeron que les pedirían su lanchita a los Reyes Magos y esos pequeños detalles alegraron mi corazón.