Lado B
Tipos de conocimiento, colaboración y cambio educativo
El viernes pasado tuve la oportunidad de trabajar un par de horas con un grupo de aspirantes interesados en estudiar el Doctorado en Educación.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
28 de marzo, 2017
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

[dropcap]E[/dropcap]l viernes pasado tuve la oportunidad de trabajar un par de horas con un grupo de aspirantes interesados en estudiar el Doctorado en Educación. Esta intervención se enmarca en un curso propedéutico que tiene como finalidad comunicarles la naturaleza de los estudios doctorales como espacios de formación de investigadores, la relevancia y el papel de la investigación educativa para aportar elementos de mejora a la educación, el tipo de aportaciones que hace una tesis doctoral distinguiéndola de los proyectos de intervención para la resolución directa de problemas educativos y el trabajo con herramientas básicas para la elaboración de su protocolo de investigación doctoral con el que tendrán que aplicar ya propiamente al proceso de admisión del doctorado.

Mi participación es la que abre el curso y estuvo enfocada a hablar del tema de la naturaleza de la investigación doctoral con relación a los tipos de conocimiento –o campos de la significación-    que propone el filósofo canadiense Bernard Lonergan en su obra.

Pensando en el tema de la Educación personalizante de esta semana se me ocurrió que puede ser relevante hacer un planteamiento sobre la necesidad de colaboración y articulación entre los tres tipos de conocimiento que plantea Lonergan para poder emprender la tarea de transformación de nuestra educación, tan urgente y como diría el poeta Jaime Sabines, tan cerca de nuestras manos, tan imposible como nuestro corazón.

¿Cuáles son los tipos de conocimiento de los que habla el filósofo canadiense y de qué manera están presentes y deben colaborar para la transformación educativa?

Lonergan plantea que existen tres tipos o campos de conocimiento de la realidad que son altamente especializados y muy necesarios para el desarrollo de la vida humana pero diferentes en sus finalidades, procedimientos y prioridades.

Estos tres tipos de conocimiento son: el sentido común o conocimiento práctico, el de la teoría o conocimiento científico y el de la interioridad o conocimiento filosófico.

[pull_quote_center]El campo del sentido común es el campo de las personas y de las cosas en sus relaciones con nosotros. Es el universo visible habitado por parientes, amigos, conocidos, conciudadanos y demás hombres. Llegamos a conocerlo, no aplicando ningún método científico, sino a través de un proceso auto-correctivo de aprendizaje…[/pull_quote_center]

Lonergan, Método en Teología, p. 84

El conocimiento del sentido común es el que necesitamos utilizar en nuestra vida cotidiana, con el que resolvemos los problemas que van surgiendo en el día a día y vamos construyendo nuestra existencia en relación con nuestros seres cercanos y nuestros interlocutores en el trabajo y en la sociedad.

Se trata de un tipo de conocimiento que se ocupa de lo particular concreto, es decir, que resuelve cada caso específico según sus características y su contexto. Es un conocimiento que busca la utilidad práctica y se mueve en la temporalidad inmediata porque busca soluciones en el momento en que se presentan los problemas.

Este conocimiento relaciona los objetos de la realidad con nuestra experiencia subjetiva personal o grupal. Describe o narra los acontecimientos desde nuestro particular punto de vista y desde nuestro sentir e interpretación.

El conocimiento del sentido común es el que tiene que desarrollar un educador hasta llegar a volverse experto, sabio para enfrentar y resolver los problemas, situaciones y desafíos de la vida cotidiana en las aulas y las escuelas. Sirva como ejemplo lo que viven los profesores que dan una misma materia a distintos grupos de alumnos. Aunque el curso se tiene que planear y se establecen en la planeación los objetivos, temáticas, estrategias, materiales, técnicas, referencias y formas de evaluar una sesión de clase en particular. Esta planeación nunca se operativiza de la misma manera en los distintos grupos con los que se trabaja porque cada grupo tiene sus propias características y formas de reaccionar, trabajar, enfrentar retos, etc.

De esta forma, una buena parte de la formación inicial y permanente del profesorado tiene que ver con el desarrollo de esta sabiduría práctica para que a partir de lo que se aprende de la teoría y la metodología o la didáctica en términos generales se desarrollen las competencias requeridas para aplicar estos principios en cada aula en particular y con cada grupo y estudiante específicos.

[pull_quote_center]”La exigencia sistemática no solamente plantea preguntas que el sentido común no puede responder, sino que exige también un contexto para las respuestas a esas preguntas…este contexto es la teoría, y los objetos a los cuales se refiere están en el campo de la teoría…”[/pull_quote_center]

Bernard Lonergan, Método en Teología, p. 85

Por otra parte se encuentra el conocimiento teórico o científico. Un investigador educativo se enfrenta a la exigencia sistemática que plantea preguntas diferentes, de un nivel que el sentido común no puede responder. Porque el conocimiento teórico respecto del sentido común tiene incluso objetos distintos.

El reto de un educador por ejemplo, se encuentra en resolver el caso de violencia escolar que se presenta entre Pablito y su grupo de primero de secundaria y para ello tiene que aplicar lo que sabe pero sobre todo tiene que usar lo que ha ido aprendiendo por ensayo-error en su experiencia como docente y la intuición y el conocimiento de Pablito y del grupo que ha ido desarrollando en su paso por ese curso escolar.

Pero el problema de un investigador no es un problema práctico concreto, no es la solución del problema de Pablito con su grupo sino responder preguntas sistemáticas generales acerca de qué es la violencia escolar, qué variables intervienen para que se genere, qué elementos pueden ayudar a explicarla y a revertirla, etc.

Se trata de otro tipo de conocimiento que es el conocimiento teórico o científico. Los investigadores educativos tienen como misión el aportar conocimiento nuevo, sólido y relevante para explicar los problemas educativos de distinto tipo y nivel, conocimiento que se construye con visión de largo plazo y no con una preocupación inmediata, conocimiento que requiere relacionar los objetos entre sí y no solamente describirlos desde la experiencia subjetiva personal. Se trata de un conocimiento que busca lo general, lo universal concreto y no lo particular, un conocimiento no ocupado de lo práctico y lo útil sino de lo que permite comprender mejor la realidad educativa.

[pull_quote_center]Nadie educa sin plantearse, a sabiendas o bien inconscientemente, el qué del hombre. Sin alguna que otra imagen de hombre no se ejercita el acto educante…Investigar en torno a la educación es, para comenzar, inquirir acerca del ánthropos…Porque es faena antropogenética, el ser humano es inexorablemente educando. Lo propio y especifico del hombre es la menesterosidad, el aprieto, el apuro, la escasez, el ahogo, la carencia…¿Pueden acaso las ciencias positivas contárnoslo todo acerca del hombre? ¿Cómo lo positivo puede referirse a lo positivo? ¿Desde dónde, epistemológicamente?[/pull_quote_center]

Octavi Fullat. El educando y la Biología.

Pero como afirma Fullat en esta cita, la educación requiere de una reflexión sobre el qué del ser humano y sobre su naturaleza como ser incompleto, educando. Las ciencias positivas no pueden abarcarlo todo acerca del ser humano ni pueden darnos las respuestas completas sobre esta dimensión antropológica de la educación. Se requiere para ello el conocimiento de la interioridad o el conocimiento filosófico.

El conocimiento que aporta la Filosofía de la Educación aporta esta reflexión última porque no se ocupa de la relación de los objetos con la experiencia subjetiva de la persona ni tampoco de la relación de los distintos objetos entre sí. El conocimiento filosófico se ocupa de poner en relación al sujeto humano consigo mismo como sujeto humano, de manera que se ocupa de la reflexión sobre lo más profundo y no observable empíricamente del ser humano.

El problema que enfrenta el campo educativo es que muchas veces el conocimiento práctico del educador no se alimenta del conocimiento teórico que aporta la investigación educativa ni el investigador educativo nutre su trabajo de investigación con las preguntas, problemas y retos del educador que está resolviendo de manera práctica lo que sucede en las aulas. Esto sin mencionar que tenemos una enorme carencia a nivel internacional y sobre todo a nivel nacional de académicos que se ocupen del campo del conocimiento filosófico de la educación y contribuyan a su desarrollo, de manera que la reflexión filosófica profunda no abona a una mejor investigación educativa y a la construcción sustentada de mejores prácticas educativas y no hay quien retome los retos de las prácticas y de la investigación para llevarlas al nivel de la reflexión filosófica.

Para poder transformar realmente la educación, necesitamos del trabajo colaborativo entre los tres tipos de conocimiento sobre lo educativo, que por supuesto se encarnan en personas concretas que ejercen la práctica con más o menos sabiduría práctica, personas concretas que realizan investigación educativa con más o menos nivel teórico y personas concretas que deberían estar realizando reflexión filosófica con más o menos profundidad y pertinencia.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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