Lado B
Silence, Scorsese y la duda de la fe
Podrás amar sus inicios: Taxi Driver, Goodfellas o Casino. Podrás odiar su presente: su infravalorada Shutter Island o su The Wolf of Wall Street
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
02 de marzo, 2017
Comparte

Héctor Jesús Cristino Lucas

[dropcap]P[/dropcap]odrás amar sus inicios: su Taxi Driver, su Goodfellas o Casino. Podrás odiar su presente: su infravalorada Shutter Island o su sobrevalorada -para algunos- The Wolf of Wall Street; pero nadie puede negar que tener a un director como Martin Scorsese haciendo películas en pleno siglo XXI, es un deleite casi hipnótico. Como tener a un Orson Welles vivo, Scorsese ha demostrado maestría y dedicación enfrentándose a nuevas generaciones año tras año. Esta es, quizás, la razón por la que Scorsese ha dividido a la crítica -así como Tarantino aunque no de la misma forma- en su última etapa como cineasta. “Un incomprendido -pudiéramos decir- genio de la industria”.

Con The Wolf of Wall Street, por ejemplo, nos trajo el drama, el vicio y la obsesión, y su maestría para mover la cámara y llevar un libro a la pantalla, recordándonos lo que hizo alguna vez con Goodfellas al lado de De Niro. La cinta casi le otorga el Oscar a Di Caprio, y pese a que muchos no terminaron de tragarse este extenso thriller basado en las memorias de Jordan Belfort, algo era seguro… Scorsese seguía en el juego, dando cátedra a los nuevos cinéfilos. Haciendo ruido y mitigando las malas críticas, o las modestas, o las que no hacían más que mencionar que el tiempo de éste cineasta ya había pasado.  Y sí, la pregunta es esa: ¿el tiempo de Scorsese ya pasó?

Es curioso, porque más de un crítico te respondería que sí. Más de uno diría que ahora sólo vemos a un cineasta dándole vueltas a las mismas historias para transformarlas en dramas rebuscados. Alargando argumentos cuando no es necesario, y exaltando una visión que, para muchos, se ha desgastado. Sí, muchos dirían que ya no es el mismo Scorsese, pero no quien te habla, no éste crítico. Entendamos que es el amo de la violencia sutil, de los thrillers intensos, del cine negro, de Joe Pesci y Rober De Niro. El amante incondicional de los sórdidos dramas y películas de gánsters sigue más vigente que nunca.

Silence, su película más reciente, es la prueba definitiva de ello. Aunque ninguneada en los pasados Golden Globes, al no obtener ninguna sola nominación, y lo que resultó más sorprendente todavía, ignorada en los premios Oscar 2017, la cinta se ha convertido en un extraño éxito fuera de estas “grandes ligas”. O eso es lo que podemos afirmar aquellos que estudiamos la formula Scorsese con detenimiento, sus dramas y las historias, minuciosamente escogidas, para hacer grandes producciones. Aquí no hay abuso del reciclaje -no al menos como Tarantino y su The Hateful Eight– sino una poderosa forma de ser histórico, como especialmente intimista.

La crítica ha hablado ya. Silence resulta la película más espiritual de toda su carrera. Basado en el libro homónimo del escritor japonés Shusaku Endo, Silence se posiciona como una especie de cierre tardío a una suerte de trilogía no anunciada. La “Trilogía de la duda”, que inició en 1988 junto a William Dafoe en The Last Temptation of Christ. Aquella espectacular pero polémica película basada en la novela de Nikos Kazantzakis que nos narraba la vida de Jesús según el evangelio de San Mateo, en donde se exponen los pensamientos temerosos de Cristo ante su misión en este mundo. Ahí es donde nació la famosa trilogía de la duda. “La duda de la fe”.

Y del cristianismo saltaría al budismo tibetano, adentrándonos a la vida del mismísimo Dalai Lama con su espectacular película Kundun y los dramas que éste personaje tuvo que sufrir para llegar al reconocimiento de su pueblo. Con ello, sólo un trabajo más para cerrar la trilogía. Un trabajo que Scorsese tenía pendiente desde hace casi treinta años, desde que leyó la novela, durante la filmación de Goodfellas. O al menos, eso lo que explica él:

[pull_quote_center]Leí el libro en 1989 y a continuación hice Goodfellas, donde desarrollé un estilo muy veloz, con imágenes a todo trapo. De ahí pasé a Casino, para ahondar en ese estilo, y cambié de tercio para encontrar una nueva manera de expresarme visualmente con The Age or Innocence. Después volví a cambiar para The Wolf of Wall Street. En todo ese periodo, mi manera de ver el mundo y mi manera de contar una historia sencillamente se encontraron.[/pull_quote_center]

Así pues, aunque la historia de dos jesuitas portugueses que deciden compartir el evangelio de Cristo en el Japón violento del siglo XVII puede recordarnos demasiado al film británcio The Mission de Roland Joffé, hay mucha diferencia. Aunque ambas son históricas, Silence es un vistazo profundo a esa duda del hombre con la fe y al cuestionamiento de la barbarie en un lugar sin Dios, o más bien, en un lugar donde se negaba a conocer a ese Dios. Pero hay que entender que Silence tampoco es un discurso religioso, no dedicado a hacerte creer, sino sólo a exponer las grandes dificultades con las que estos hombres se enfrentaban al impartir ese “mensaje del evangelio”.

Al igual que en The Last Temptation of Christ, la trama gira en torno al personaje de Cristo, es cierto, pero con un fin distinto. Gran parte de la historia sólo es un cuestionamiento tras otro. Lejos de atacar un credo o religión, de exponer si existe un Dios único o no, sólo hay un evidente coraje en demostrar hasta dónde puede ser empujado un hombre por sus convicciones, o hasta dónde pudo caer en una época como esa. Silence tiene la cualidad de ser, sobre todo, un discurso filosófico, que aunque duro y bastante gráfico. Ya lo dijo Peter Debruge en el sitio Variety:

[pull_quote_center]es el examen de fe más grande y más serio desde El árbol de la vida, de Terrence Malick[/pull_quote_center]

Así pues, no está de más destacar el gran logro que Scorsese que junto a su equipo logra trasladarnos al Japón del siglo XVII. Los escenarios, basados en auténticos sitios de Taiwán, así como los vestuarios y arquitectura, son personajes más dentro de la historia. Y hablando de ellos, sabrán que Andrew Garfield -quien interpreta a uno de estos sacerdotes perseguidos- quedó marcado alguna vez con la casa Marvel al interpretar a Spiderman, pero ahora parece abrirse camino en la industria no sólo con esta película sino también con la antibélica Hacksaw Ridge de Mel Gibson, que por cierto, también tocan el tema del cristianismo y la fe del hombre. Muy recomendable.

https://www.youtube.com/watch?v=yNlq-P_RZQ0

En cuanto a Liam Neeson, he de decir que es un auténtico deleite tenerlo de vuelta, y más si es bajo la dirección de Scorsese. Aunque su participación es muy corta -y esto ha molestado a algunos- esto le permite crear un personaje armonioso con todos los demás sin necesidad de acaparar o sobrar.

Desde ya menciono que Silence es un digno cierre de trilogía. Con el mismo poder con el que inició alguna vez en 1988, así termina en este 2017. The Last Temptation of Christ expuso -desde el libro de Kazantzakis- la dudosa fe de un hombre, nombrado Mesías, y su gran misión en la Tierra para salvar a la humanidad. Ahora, esa duda se traslada a quienes lo siguen. A quienes harían lo que fuera por impartir el mensaje de su maestro. Scorsese, no cabe duda, sigue trayéndonos grandes historias que de una u otra manera, se quedan en la mente del espectador y te hacen confirmar por qué éste hombre es un poderoso referente del séptimo arte.

Silence es casi un tratado histórico como espiritual de cuando un hombre es puesto a prueba a él y a sus creencias. Profundo y especial, pese a no haber entrado a las “grandes ligas”. Damas y caballeros, Scorsese y la duda de la fe.

Sinopsis:

Segunda mitad del siglo XVII. Dos jóvenes jesuitas viajan a Japón en busca de un misionero que, tras ser perseguido y torturado, ha renunciado a su fe. Ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que los japoneses reciben a los cristianos.

https://youtu.be/z3N-X9GJ5wc

Comparte
Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
Suscripcion